La nueva vida del breaking dance
Ana Ortega, alias ‘Furia’, cuenta a AS cómo ha cambiado esta danza urbana al entrar en el programa de los Juegos Olímpicos.
Una danza urbana, hermana del hip hop, que expandió sus cabriolas y posturas imposibles de los suburbios de Nueva York a las calles del mundo entero, será deporte olímpico en París 2024. Los años pasan, los gustos cambian. El COI, consciente, incorpora nuevas modalidades para enganchar a los jóvenes (en Tokio ya debutaron skate y escalada). Ahora les llega el turno a chavales acostumbrados a expresarse en aceras o bocas de metro. De pronto se verán en el mayor escaparate deportivo que existe, al que darán otro punto de frescura que genera curiosidad. Y eso implica un cambio drástico en la forma de concebir lo que hacen. Ahora son deportistas de élite.
Lo explica para AS Ana María Ortega, barcelonesa de 28 años. En el breaking, donde el alias es la identidad, su nombre es ‘Furia’. “El hecho de que se nos dé esta oportunidad al final es enfocarlo todo de otra forma. Yo siempre entrenaba en la calle. Jamás he tenido un fisio. Tener esa posibilidad ahora mismo, de no tener que invertir en estar bien, me hace estar más focus (centrada)”, cuenta sonriente en el Matadero de Madrid tras inaugurar la segunda edición del Urban Sports, en el que participa. Cuando le llamaron para que se uniera a sus compañeros del equipo nacional en el Centro de Alto Rendimiento de la capital “estaba trabajando en emergencias médicas en Barcelona”. Antes se ganaba “un poco” la vida dando clases.
Ahora está en la rueda de la alta competición. Cambrils ya acogió en abril una prueba puntuable para la clasificación olímpica y el Urban Sports, al que llega algo tocada físicamente, es otra oportunidad de sumar en el camino a París para la sexta del ranking mundial. El año que viene “será lo decisivo”.
‘Furia’, ambiciosa, aspira “a lo máximo, siempre”. Asegura que el equipo, en el que también están Juan de la Torre, ‘Xak’, o Rubén Ortiz, ‘Nerup’, “está full focus en que se puede llegar al oro fácil”. “Hay mucho talento. En general en España. También mucha disciplina. Tengo la suerte de que en el equipo somos muy conscientes de ello y estamos entrenando al mismo nivel. Siempre sumando y predispuestos para lo que venga”, añade. En junio del año pasado ya se llevaron la plata por equipos en el Europeo. Entre cita y cita, se consolida una nueva rutina. Largos entrenamientos en el CAR, la Blume como nuevo hogar... Así es ahora la vida de estos chicos que quizá, como el escalador Alberto Ginés en Tokio, pasen del ostracismo a una medalla olímpica, la cima del deporte, enterrando de paso por el camino algunos prejuicios.