Gómez Noya, el ave fénix del deporte español
La leyenda del triatlón español se centrará ahora en las carreras de larga distancia. Ya ha comenzado su preparación y a sus 39 no se pone techo.
Javier Gómez Noya (Basilea, 39 años), uno de los deportistas españoles con mayor aura competitiva y casi divina de nuestro país, a quien la plata olímpica conseguida en Londres 2012 en la modalidad de triatlón, le aupó a la gloria deportiva de manera eterna y definitiva, ha querido compartir esta mañana, en un desayuno organizado por el Banco Santander, sus sensaciones acerca de cómo ha transcurrido lo que va de año. Destacando los graves problemas derivados de la COVID que atravesó en mayo y cuál será el planning que seguirá para encontrarse en óptimas condiciones para los retos que tiene por delante.
Infinidad de medallas y condecoraciones
Tras obtener la friolera de 88 medallas entre Series Mundiales, Copas del Mundo, Triatlones y Ironmans (42 oros, 31 platas y 15 bronces), el español decidió poner punto y final a su irrepetible trayectoria en la modalidad olímpica de triatlón el año pasado tras los Juegos de Tokio. Esto lo hace con la intención de preparase para nuevos desafíos, centrado fundamentalmente en las carreras de larga distancia. Con este fin, el español ha hablado con los medios para transmitir sus sensaciones e impresiones acerca de cómo percibe este cambio en su carrera y la forma en la que lo ha afrontado.
La aspiración de un ganador nato siempre va a ser la misma: vencer por encima de todo, y Gómez Noya es todo un maestro en ello. Es enfundarse sus zapatillas y transformarse en un todoterreno competitivo, una bestia deportiva y una persona a la que los límites le suenan a chiste. Siempre copando pódiums y carreras internacionales con el mismo gen competitivo le llevó a ser condecorado con el Premio Princesa de Asturias a los Deportes en 2016 además de infinidad de distinciones individuales como el Premio Nacional del Deporte en 2013 o la Medalla de plata a la Real Orden del Mérito Deportivo en 2008 y de oro en 2013.
Año muy complicado
Tras concentrar todos sus esfuerzos para competir en el Ironman 70.3 de St. George, en mayo llegó el peor momento para Gómez Noya. “Un día antes de viajar a EE.UU para el Ironman de St George, enfermé por COVID, algo que me rompió todos los esquemas. Fue muy frustrante realizar toda la preparación para nada, pero no quedaba otra que asumirlo y aceptarlo”. Además, el gallego tuvo serios problemas derivados de la enfermedad. “He tenido momentos complicados porque me dejó secuelas como fatigas, complicaciones a nivel muscular, problemas cardíacos…” Pese a ello, lo afronta con total naturalidad sin lamentarse por lo sucedido y siempre “buscando solucionar todo lo que esté en mi mano. Ha habido momentos en los que he tenido mucha suerte, no puedo quejarme. Todos los deportistas atravesamos rachas mejores y peores”.
A día de hoy, el español solo busca entrenar al máximo nivel y preparase de cara al Campeonato del Mundo de medio Ironman de finales de octubre. “Puede que el año acabe siendo mucho mejor si consigo un buen papel en el Mundial 70.3 (que ya consiguió en 2014 y 2017)”. Aunque el principal objetivo para él es poder acudir en las mejores condiciones al Campeonato Mundial de Ironman de Kona (Hawai) de 2023, el de mayor prestigio del mundo.
La pregunta del millón
Gómez Noya, además de ser un monstruo competitivo, tampoco se anda con rodeos y habla sin tapujos tras tantos años en la élite. “No creo que vuelva a la distancia olímpica de triatlón, la larga distancia es lo que me motiva ahora y no estoy pensando en retomar la disciplina olímpica, es una etapa cerrada a día de hoy.”. Con esta confirmación, el triatleta da un portazo casi definitivo a la posibilidad de volver a verlo competir en París 2024 en la prueba que nos hizo levantarnos del sofá aquel 7 de agosto de 2012 con el Buckingham Palace de testigo.
“Lanzarme a este nuevo reto me ha hecho renovar la energía e ilusión necesaria para continuar compitiendo, ya que muchas veces es muy complicado mantener el mismo nivel de exigencia tras tantos años en la élite”. Y es que pese a ser un nuevo desafío, el pontevedrés ya consiguió ser campeón del mundo en 2019 en la categoría de Larga distancia, para la que la preparación es muy diferente. “El planning de la carrera es mucho más meditado que en el triatlón olímpico, ya que ahí se suele improvisar más según el desarrollo de la prueba. También he cambiado de entrenador, la nutrición ahora es diferente, la bicicleta toma un rol distinto, etc. En definitiva, la competición presenta un enfoque que no tiene nada que ver con la modalidad olímpica”.
La Induráin, retirada y objetivos
También hubo tiempo para que Gómez Noya hablara de uno de sus ídolos: Miguel Induráin. “Hace dos semanas estuve en la Induráin y fue espectacular. Estar con Miguel, siempre tan cercano y tan sencillo es un placer para todos. Correr con él tras ser uno de los ídolos de toda una generación (la mía) y que cuente sus ‘batallas’ es un gusto enorme”.
Con respecto al futuro, el gallego se mostró muy contundente. “Por el momento continúo siendo deportista profesional y no sé que haré una vez que decida dejarlo. Me gustaría seguir ligado a este mundo, ya que creo que puedo aportar muchas cosas desde la experiencia”. Finalmente, respondió a los objetivos de cara al Mundial. “Solo firmo la victoria. Si compito es para ir a ganar, luego la carrera dictaminará en qué lugar merezco acabar pero siempre voy a por todas”. Con esta indomable ambición, la leyenda viva puso punto y final a un acto en el que dejó bastante claro que la edad no será un impedimento para continuar compitiendo y que aún queda Gómez Noya para rato.