Aroa González, el recuerdo de Irlanda y el rugby desde otro ángulo
La excapitana de las Leonas disfruta ahora en el staff de la Selección, que este domingo se mide con el Trébol, un rugby femenino mejor cuidado.


El de este domingo (13:00, TDP y Movistar Deportes) ante Irlanda, el segundo de la fase de grupos, será un partido con una carga emotiva importante para Aroa González (L’Hospitalet de Llobregat, 46 años), uno que le teletransportará a sus tiempos de jugadora. En ese país, en 2017, jugó por última vez un Mundial con la selección española, en cuya historia hay un lugar muy especial reservado para esta primera línea que acumuló 74 caps, más que ninguna otra Leona, en 20 años de servicio. Ahora vive el de Inglaterra desde otro ángulo. El que proporciona el banquillo, al que se ha incorporado como parte de un programa de World Rugby para fomentar la formación de nuevas entrenadoras.
Desde ahí vivió el estreno ante Nueva Zelanda el pasado domingo, una derrota (54-8) que dejó buen sabor de boca, por cómo se produjo, tanto en el equipo como en buena parte de los medios. “La celebración del ensayo, más que el ensayo en sí fue por cómo habían peleado hasta el último minuto, hasta el último segundo, para encima acabar así, ensayando a Nueva Zelanda. Es cierto que hay muchos factores, que se quedaron con 13, lo que tú quieras, me da igual. Al final, un partido es un partido. Ellas son las favoritas pero sinceramente creo que para nosotras fue una victoria emocional“, refuerza ese discurso Aroa, que reconoce que en algún momento de ese emocionante esfuerzo le picó el gusanillo de saltar al campo a meter el hombro: “Estaba ahí en la zona técnica y se me escapó un ‘¡corre, corre!’. Cosas que diría estando en el campo".
La “envidia sana” es una constante estos días para González. Por lo que ve en el campo y fuera de él. Ella experimentó un rugby femenino mucho menos cuidado. Fue una de las que sacrificaron el tiempo libre que les dejaban sus trabajos para sostener este deporte cuando ni las altas esferas hacían mucho por sostenerlo. De aquellos polvos no vinieron lodos, vinieron los frutos que hoy, con mucho trabajo por hacer aún, disfruta una nueva generación, que juega este Mundial en estadios llenos y con televisión en directo para los cinco continentes. “La verdad es que ha habido un cambio muy positivo. Aquí (en Inglaterra) ahora mismo hay un staff muy grande, y en mi último Mundial fuimos muy poquitos. La tecnología ha dado un salto de calidad; venimos con equipo de prensa (a la cabeza la incansable Helena Lanuza), que siempre lo hemos reclamado las jugadoras y nunca se nos había hecho caso; todos los campos son iguales, de muy buena calidad, hay material de todo tipo, y todas las selecciones tienen lo mismo. Antiguamente, me sabe mal decirlo, pero había muchos países que no teníamos todo el mismo material que tenían las grandes potencias. La preparación es la mejor que han podido tener a día de hoy las chicas. Nunca habíamos tenido algo como esto, ni de broma. Sería un sueño. Yo creo que si le preguntas a Yunque (José Antonio Barrio, director deportivo de la RFER y anteriormente seleccionador femenino) te va a decir que ojalá en su momento hubiera habido esto, pero más vale tarde que nunca y hay que seguir creciendo. Yo veo un paso, no un pasito, sino un pasazo, muy grande", apunta.
La RFER por su parte trabaja en duplicar el número de licencias femeninas para 2029, y en ese sentido el jueves anunció la renovación del programa Mujer y Deporte y las becas que lleva aparejadas, así como una nueva remesa de ayudas para aquellas que quieran acceder a las titulaciones oficiales de su Escuela Nacional de Entrenamiento y Educación y una Red Nacional de Entrenadoras de Rugby para fomentar la conexión entre ellas y la visibilización de su trabajo.
Aunque ya había sido invitada a colaborar con el equipo en otras ocasiones, la presencia en este Mundial de Aroa está respaldada por la iniciativa Gallagher High Performance Academy, de la que forman parte mujeres de 14 selecciones presentes en el Mundial y lleva activa varios años. El objetivo es darles formación para que algún día puedan ocupar cargos más relevantes en los cuerpos técnicos, incluso llegar a encabezarlos, y que se vaya produciendo un proceso de feminización también en ese ámbito, que ya se ha ido transformando: de un 15% de entrenadoras en la pasada edición del Mundial a un 32% en este, incluyendo tres seleccionadoras, las de Francia, Italia y Japón. “Se ayuda a federaciones para que den paso a gente que ellos crean que puede pertenecer a un staff femenino, y que así sigan siendo un referente también a la hora de que las mujeres vean que también podemos acceder a puestos así. Yo entré en el programa desde marzo. Tenía que haber ido al WXV, pero yo al final tengo un trabajo y no me fue compatible porque tenía que ir a Sudáfrica, a Dubái, Italia... Seguí en el programa porque ya estaba entrenando a categorías inferiores de la Fer, como la sub-20, Iberians y tal. Esto no significa que apuesten por mí como un head coach, no nos equivoquemos. Apuestan por ti para que te formes como entrenadora, y cubren mis gastos en este Mundial. La RFER no tiene que pagar nada. A ellos les piden que propongan a una mujer y contaron conmigo. Llevamos ya un par de años con reuniones via Zoom. Hacemos talleres y nos enseñan en qué fijarnos, cosas del juego en general. No en un sistema, sino que nos enseñan a entrenar a las jugadoras para hacerlas inteligentes. Que sepan tomar decisiones, que no las encasillemos en sistemas", explica.
Nueve cambios en la alineación
Con nueve cambios en la alineación para el debut ante Nueva Zelanda se medirán las Leonas con Irlanda este domingo (13:00, TDP y Movistar Deportes) en Franklin's Gardens, el estadio de Northampton Saints. Lourdes Alameda capitaneará esta vez a un equipo de 23 años de media. Elena Martínez formará con ella en la segunda línea y la primera será renovada por completo, con Gemma Silva, Marieta Román y Éider García refrescando un engranaje que sufrió mucho desgaste ante las Black Ferns. Zahía Pérez ocupará el 10 esta vez en detrimento de Amalia Argudo, que será la zaguera en lugar de Lea Ducher con Claudia Cano en el 12. Claudia Pérez, en el 14, será también novedad.
La pregunta entonces es obligada. ¿Le gustaría dirigir algún día a las Leonas? “Me haría ilusión, pero a día de hoy no tengo el nivel. A mí me gusta formar. Porque al final yo creo que a la selección nacional tienen que llegar ya bien formadas en todo: ruck, puntos de encuentro, melé,toma de decisiones... Para todo hay que tener una base desde abajo y llegar bien ahí. Y a partir de ahí, lo que es la Selección es perfeccionar un sistema, perfeccionar al detalle el estudio de tus rivales, más evolución en tema técnico-táctico. Y eso son cosas que yo por suerte estoy disfrutando. Lo pude disfrutar con las sub-20 contra Italia, con Iberians... Yo creo que por ahora ese es mi lugar”.
En caso de llegar a ese rol un día, tendrá buena parte del trabajo hecho, porque su ascendente entre las jugadoras es evidente. Con algunas como Anne Fernández, Lourdes Alameda o Laura Delgado llegó incluso a compartir campo, y María Casado, una de sus coetáneas, es preparadora física de la Selección. “Por mi manera de ser soy accesible, soy su mami y yo me siento una jugadora más. Poder seguir vinculada es todo un honor. Seguramente habría muchas que querrían estar aquí y yo soy la afortunada. Yo en el futuro quiero ser como esa entrenadora que es una jugadora más, porque sé lo que he podido vivir, lo que se siente, lo que no, los miedos... Ahora mismo no tengo una figura de entrenadora como tal. Soy una asistente para ayudar, de consultar. Yo les hago preguntas y veo cómo trabajan. No soy su líder como tal. Sus líderes son Juan González (el seleccionador), José Antonio (Barrio), Miguelón (Velasco, entrenador de delantera). En algún momento me preguntan cómo las veo y ayudo en lo que puedo, porque al final son sentimientos que por mucho que pasen los años y cambien las jugadoras son los mismos".
La vida le llevará por esos derroteros o no, pero siempre podrá presumir de haber contribuido a hacer justicia al rugby femenino, un legado con el que se siente satisfecha: “Hemos puesto nuestro granito de arena. No solo yo, ni las de mi generación, sino todas las Leonas que yo conozco, que siempre han estado peleando para tener algo más. Ellas salían y otras seguíamos luchando y así hemos ido generación tras generación. Ahora ellas tienen esto, hemos empezado con unas becas, con unas ayudas económicas, y hay que seguir. A lo mejor hay que ampliarlas, o dar también becas de estudios. Porque al final son todas chavalas muy jóvenes y tienen que ser referentes tanto dentro del campo como fuera. Son cosas que hay que seguir mejorando. Ellas ya están trabajando para que las que lleguen después de ellas tengan todavía más. Y al final ese ‘más’ supone poder exigir más, poder tener mejor rendimiento", subraya.
“Pero también quiero decir una cosa: no todo es cosa de la Federación Española de Rugby, también tenemos que hablar de los clubes y de la Liga. Tú ves jugar a Inglaterra, y es porque sus estructuras en los clubes son profesionales. Nosotros no tenemos eso, no tenemos esa economía, no tenemos esas estructuras o infraestructuras, y no podemos dar lo que necesita en general el rugby femenino español. La Federación ha subido un escalón más, pero al final estas aquí y ves esas instalaciones del Northampton y dices ‘claro, es que están muy por encima’. Cada vez más nuestras jugadoras se acaban yendo fuera. Son diamantes que hay que seguir puliendo, no tienen techo, y es lógico que, una vez que se van fuera y ven lo que hay, a ver quién se vuelve para casa. Es complicado, un pez que se muerde la cola. Yo creo que la Federación está haciendo su trabajo, pero también hay que ser conscientes de que, si queremos subirnos al tren potente, al AVE, no al ‘chúchú’, hay que trabajar con los clubes”, sentencia antes de volver a la concentración para afrontar a Irlanda, en el primer partido que será un baremo real de las Leonas en este Mundial.
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