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PARÍS 2024 | TAEKWONDO

Adriana Cerezo: “Con nueve años ya quería ser campeona olímpica”

La subcampeona olímpica habla con AS antes de los Juegos de París, en los que buscará el oro. Su objetivo es “ser la mejor de la historia”.

París
Adriana Cerezo, en su gimnasio.
INMA FLORESDIARIO AS

El mismo día en el que se colgó la plata en Tokio, Adriana Cerezo se puso de fondo de pantalla la medalla de oro de París 2024. Tres años después, y con los Juegos a la vista, sigue presidiendo su móvil. La tiene en mente desde que tenía nueve años, asegura en conversación con AS. La perseguirá el día 7 de agosto, en el Grand Palais. Con muchos argumentos a su favor. En este ciclo, se ha colgado cuatro medallas en Europeos y un bronce mundial, además de multitud de metales en competiciones internacionales. En el gimnasio Hankuk, en San Sebastián de los Reyes, trabaja a las órdenes de Jesús Ramal para ser “la mejor de la historia”. Dentro de nada, se puede acercar un poco más a ello.

¿Cómo se siente ante sus segundos Juegos?

Me siento con muchas ganas. Me levanto cada día pensando en la ropa, en coger el avión, en estar en la Villa, en el día de la competición, en cómo miraré a mis padres, etc. Todo el ciclo es muy bonito, pero lo que nos queda ya es como el momento de verte bien y capacitado de todo. Visualizo el oro todos los días, me lo pongo como deberes. Me lavo los dientes y lo visualizo. Ya actuamos como campeones olímpicos, porque hay que sentirlo así y creérselo para poder serlo.

En Tokio 17 años. Ahora, 20. ¿Qué ha cambiado en usted?

Siempre me he considerado muy madura. Hasta con 17 años. Creo que desde que tengo cinco años he visto las cosas de la misma manera (risas). No desde tan temperando, pero sí desde que me planteé conseguir algo a nivel olímpico. Mi cabeza siempre ha estado en esto. Ha cambiado más la visión desde fuera. Íbamos a por el oro y ahora igual, lo que pasa es que la gente se lo cree de verdad y eso es lo más bonito que se puede llegar a lograr. Estos tres años, nos hemos ido poniendo límites cada vez más altos.

“Ya actuamos como campeones olímpicos, hay que creérselo para poder serlo”

Adriana Cerezo, sobre su día a día

¿Siente que se ha perdido algo?

Una vez pasé la fase de la adolescencia, creo que ya estaba curada de espanto. No considero que sea perderme cosas, son elecciones y tengo la suerte de poder elegir. He estado en Australia con 12 años, en Estados Unidos... ¿Me he perdido algún cumpleaños? Sí, pero también he vivido el de otros compañeros en cualquier parte del mundo. Yo cumplí 18 años en el maletero de un coche en Arabia Saudí. He vivido cosas que muy pocas personas tienen la oportunidad de vivir. Pierdes por un lado, pero ganas por otro.

¿A qué edad ya quería ser campeona olímpica?

Creo que desde que vi los Juegos de Londres, en 2012.

Entonces tenía...

Nueve años.

Impresiona.

Sí. En ese momento tampoco eres muy consciente de qué significa ser campeón, pero mi primer recuerdo de unos Juegos es Londres y, desde ese momento, ya siempre lo tuve en mente. Luego, tuve la suerte de vivir la preparación de Suvi (Mikkonen) en Río y ya lo vi cerca. Si ella estaba ahí y yo era parte de ello, sentía que yo también podría algún día. Espero que ahora algunas personas estén sintiendo eso a través de mí.

'Olímpica' desde los 12 años

A los nueve años, Adriana Cerezo ya pensaba en ser campeona olímpica. Desde los 12, empezó a ser 'olímpica'. Con esa edad, la española estuvo en la concentración de Suvi Mikkonen, en Tenerife, para preparar Río 2016. "Teníamos una niña especial. Jesús y yo hablamos y decidimos llevarla", recuerda la finlandesa, que ahora dirige el Hankuk al lado de Jesús Ramal, el entrenador de Adriana. "Mi madre iba de cocinera y se quedó en el apartamento con ella. Nos la llevamos con la idea de que algún día iría a los Juegos y de que, si vivía eso, estaría más preparada", añade Mikkonen. En la siguiente cita olímpica, en Tokio, Cerezo ya se colgó su plata. 

"Recuerdo ser la niña más feliz del mundo. Lo primero, porque me gusta estar con gente más mayor. Siempre me han llamado ‘viejoven’ (risas). Luego, porque estaba entrenando para una preparación olímpica. Estaba intentando hacer el mono lo menos posible y disfrutar. Pienso en Tenerife y me recuerdo con una sonrisa de oreja a oreja. Que me invitaran a helados, ir en moto con Jesús a recoger la comida, el ambiente...", rememora Adriana, cuyo éxito en Tokio provocó un boom en el Hankuk, un gimnasio de origen humilde que ya es referencia a nivel internacional

Por todo ello, Tenerife ya es un lugar casi litúrgico. Adriana también preparó Tokio en la isla, acompañada por Laura Rodríguez y las gemelas Marton, Luana y Viviana. Esta vez, lo ha vuelto a hacer al lado de Viviana, que también estará en París compitiendo por Hungría. "Si gano una medalla, también se puede sumar al medallero español", bromea la húngara. Junto a ellas, además de otras componentes del equipo, también están dos niñas de 12 años, Iris García y Carlota Moreno. "Apunta sus nombres", bromea Mikkonen. Como Adriana hizo en su día, podrían competir (ganar una medalla, incluso) en Los Ángeles 2028. 

Suvi Mikkonen, Adriana Cerezo y Viviana Marton posan para AS en el Hankuk.
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Suvi Mikkonen, Adriana Cerezo y Viviana Marton posan para AS en el Hankuk.INMA FLORESDIARIO AS

¿Siente que ha llegado el momento? Este ciclo, cuatro medallas en Europeos, bronce mundial...

Los deportistas estamos tan pendientes de lo que tenemos por delante que, ahora, me dices todo esto y me cuesta recapitular. Nosotros siempre buscamos ganar y todo lo que se salga de ahí es una decepción, entre comillas. Lo más reciente es el oro en los Europeos. Quedar campeona en el último gran evento antes de los Juegos aporta mucha confianza. Sobre todo, sabiendo que tenemos mucho margen de mejora. Después de cada combate, tenía una bronca con Jesús, porque, menos en la final, fue un desastre.

En la celebración, se notó que había tensión acumulada.

Era algo muy importante. Estaba compitiendo contra gente muy buena que va a estar en los Juegos. Era importante lo que sintiéramos nosotros, pero también lo que les hiciéramos sentir al resto, esa sensación de haber perdido. Conseguimos un resultado increíble, pero todavía nos podría haber ido mucho mejor.

¿Usted sabe cuántas medallas tiene?

No, no... Jesús tiene un Excel en el que lo guarda todo, pero ya no por las medallas, sino que por los minutos de competición, el número de combates, campeonatos, lesiones, etc. Lo tiene todo controlado.

También sus últimas victorias contra Merve Dincel, su ‘bestia negra’. Ya van tres seguidas... ¿Eso es un plus?

Realmente, no ha sido tanta liberación como la gente se piensa. Había perdido un montón de veces contra ella (ocho seguidas), pero siempre eran derrotas muy ajustadas. Tenía que llegar un momento en el que rompiera la barrera. Y sentía que, cuando la rompiera, ya estaba. Ahora mismo, las diferencias son mínimas con todas, pero yo sabía que era mejor, que podía ganarla y sigo pensando lo mismo.

¿Ella, Panipak y el equipo chino son los peligros en París?

Sí, pero cualquiera es peligroso. Te puede salir una chica, como yo en Tokio, que se clasificó en el Preolímpico asiático con 18 años y que es una crack. Yo quiero pensar que voy a poder repetir final con Panipak (Wongpattanakit), pero cualquier primera ronda va a ser un combate de final. Ojalá lleguemos al podio las tres que más consolidadas hemos estado estos años, pero pongo la mano en el fuego de que eso no va a pasar.

“Me encantaría ganar cinco medallas olímpicas. Si una quiere ser la mejor de la historia, tiene que pensar en eso”

Adriana Cerezo, sobre su futuro

La última vez que hablamos, Jesús dijo que estaban construyendo a la mejor de la historia. ¿Cómo de cerca se siente de eso ahora?

Me siento a poco de estar muy cerca (risas), aunque no solamente son los resultados. Es la forma en la que lo haces. Puede que aún no sea mi momento y soy consciente de mi posición, que es rozando el suelo, pero también tengo muy claro a dónde quiero llegar. Sobre todo, la estructura que tenemos. Al final, si no llego, todo lo que me llevo por el camino es para agradecerlo. Voy a estar cerca, mi objetivo es ese, mi sueño, es por lo que trabajo cada día y creo que eso es lo bonito, más allá de que llegues o no. Hay mucha gente con mucho talento y cosas externas que no dependen de nosotros, pero vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos.

Este año, le nombraron la mujer más influyente del deporte español, Forbes también le incluye en sus listas... ¿Qué le dice todo eso?

No soy consciente. Nos centramos tanto en la parcela deportiva que no somos conscientes de que la gente de fuera también nos ve (risas), pero creo que aún no hemos llegado a ese punto de exposición. Hay gente muy influyente y con resultados increíbles en sus disciplinas. Nosotros vamos a escalar, llegaremos a esos niveles y estaremos ahí sintiendo que lo merecemos de verdad.

Adriana Cerezo recibe instrucciones de su entrenador, Jesús Ramal.
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Adriana Cerezo recibe instrucciones de su entrenador, Jesús Ramal. INMA FLORESDIARIO AS

Usted tiene magnetismo. Uno tiene la sensación de que la gente le sigue mucho desde Tokio, no sólo de Juegos a Juegos. ¿Tiene esa sensación?

Sí. Me he sentido muy apoyada por la gente, los medios y los patrocinadores. Siempre se puede tener más, pero no somos fútbol, y no lo digo en un sentido negativo. A mí me gusta ver el fútbol. Hay que conseguir que el resto de deportes vayamos escalando y que la gente tenga la oportunidad de conocernos. Un niño que no ve taekwondo en la tele, no le va a gustar el taekwondo. Tenemos que crear figuras que animen a seguirlas. Carolina Marín y el bádminton, Saúl Craviotto y el K4... Todos los deportes necesitan alguien que les represente. Ahora, nosotros vamos con un equipo de cuatro a los Juegos y eso es brutal. Nos dará a conocer, porque va a haber medallas.

La suya entra en todas las quinielas. Puede ser la segunda con 20 años. Luego llegarán los 24, 28, 32, 36...

Yo estaré en esto hasta que me canse. El día que me aburra, que puede ser pasado mañana, se habrá terminado, aunque creo que será muy tarde. Yo me planteo, mínimo, mínimo, Brisbane 2032. Y también me veo en los Juegos con 32 años.

Eso pueden ser cinco medallas olímpicas. ¿Se lo imagina?

Me encantaría. Si una quiere ser la mejor de la historia, tiene que pensar en eso.

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