Paltrinieri, el loco de la calle 1
El italiano nadó 1.450 metros en solitario por debajo del récord mundial, se lleva el oro pero acabó exhausto y dejó escapar la plusmarca (14:32.80).
Las miradas apuntan en una final de natación a las calles centrales. Allí es donde se juntan los nadadores que han realizado las mejores marcas, donde se juega el oro, la plata y el bronce. Son pocos los que logran subirse al podio lejos de la zona concurrida, donde enfocan las cámaras. Salvo que te llames Gregorio Paltrinieri y seas un ‘loco’ del fondo, un superviviente. A lo Chad le Clos (el sudafricano que acostumbra a salir a lo kamikace en las pruebas de mariposa), el italiano se distanció desde el primer 50 en la maratoniana prueba de los 1.500 libre. Jugó con fuego, pero tiene el cuerpo lleno de cicatrizas. A sus 27 años ya fue campeón olímpico en Río, plata en los 800 libre y los 10 kilómetros aguas abiertas en Tokio. Tiene récords y medallas por puñados. Y ahora ha conseguido completar una carrera memorable.
Con parciales de 29 segundos, el nadador italiano ha ido marcando un ritmo infernal, hasta tres segundos por debajo del récord mundial, por esa calle 1, junto a la grada más poblada del Duna Arena de Budapest. Se consumían los largos y el de Carpi seguía brazada tras brazada enfilando el récord mundial. Por las calles centrales, los medallistas en el 800, el ucraniano Romanchuk, el alemán Wellbrock y el favorito, el estadounidense Finke, no sabían qué hacer. Como aquel escapado en una etapa de montaña que va cobrando distancia porque los perseguidores no se aclaran. En el 800, Paltrinieri se quedó sin medalla (cuarto) con una estrategia conservadora. En el 1.500 salió a atacar desde el primer metro.
Las fuerzas le aguantaron al italiano hasta el 1.450m. No alcanzó el récord mundial de 14:31.02 del chino Sun Yang porque no logró meterle ese punto más al último 50. Mientras Bobby Finke y Wellbrock, plata y bronce, nadaron en 26 para hacer 14:36.70 (récord de América) y 14:36.96, el italiano registró el récord de los Campeonatos y el Europeo con 14:32.80, una de las mejores marcas de todos los tiempos para una de las finales más veloces de siempre. El fondo masculino, a diferencia del femenino que es territorio Ledecky, es de lo mejor de la natación mundial.
Meilutyte, oro emocionante tras su regreso y 20ª para Sjöstrom
Los 50 braza contaron con una ganadora muy especial. La lituana Ruta Meilutyte, quien saltara a la fama de manera inesperada al colgarse el oro en los 100 en los Juegos de Londres 2012, había dejado la competición en 2019. Ya llevaba años que la nadadora formada en Inglaterra había perdido velocidad en la braza, prueba que llegó a dominar junto a Yuliya Efimova hasta la aparición de Lilly King. Después de los Juegos de Tokio retomó los entrenamientos más en serio. En abril, un vídeo se hizo viral al nadar en un lago que pintó de rojo con un colorante cerca del embajador ruso en Lituania en solidaridad con las víctimas de la invasión rusa en Ucrania.
En el Duna Arena, y después de haberse colgado el bronce en los 100 braza, fue la más rápido en el largo de braza con ese nado tan característico y descomunal, una fuerza de la naturaleza a quien no pudo derrotar el talento italiano Benedetta Pilato. 29.70 para la lituana, 29.80 para su rival y 29.90, colgándose el bronce, la sudafricana Lara Van Niekerk.
Pero para emoción la de la sueca Sarah Sjöstrom, la más rápida en los 50 libre con un tiempo de 23.98. Décima medalla de oro en unos Mundiales de Natación y primer europea que alcanza la vigésima medalla. Y solo una de ellas conseguida en los relevos. Un merito enorme como el del relevo italiano, que logró su primero medalla de oro en los relevos en un Mundial. Fue en el 4x100 estilos masculino con un tiempo de 3:27.51, récord de Europa. Estados Unidos fue plata con 3:27.79 y el bronce fue para Gran Bretaña, más lejos, con 3:31.31.
McIntosh, 15 años y cuatro medallas en Budapest
Summer McIntosh empezó la semana en Budapest con una plata en los 400 libre por detrás de Katie Ledecky y bajando de cuatro minutos. Estratosférico comienzo de la canadiense que, como no podía ser de otra manera, ha puesto el broche de oro a sus brillantes campeonatos. El prodigio de la natación canadiense ganó los 400 estilos con claridad, de principio a fin, sobresaliendo en todos los estilos y estableciendo una marca de 4:32.04, nuevo récord del mundo júnior, un registro que le hubiera dado la medalla olímpica en cualquier acontecimiento. La plata y el bronce fueron para las estadounidense Katie Grimes (4:32.67) y Emma Wayent (4:36.00). Katinka Hosszu peleó la medalla, pero no pudo despedirse de estos Mundiales en el podio. Fue cuarta con 4:37.89. En el relevo 4x100 estilos femenino la victoria fue para Estados Unidos con un tiempo de 3:53.78 seguido de Australia, con 3:54.25, y Canadá, con 3:55.01.