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La NFL tiene nuevo rey: Josh Allen gana el MVP

El quarterback de los Buffalo Bills se impone a Lamar Jackson y se hace con el título de Jugador Más Valioso por primera vez en su carrera.

La NFL tiene nuevo rey: Josh Allen gana el MVP
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Jaime Dávila
Hijo de Alberto y Margui, nació en Valladolid en 1999, se crio en Toledo y se graduó de Periodismo y Comunicación Digital en el CEU de Madrid. Desde 2019, cumple en AS el sueño con el que creció desde que era bien pequeño. Escribe, sobre todo, de NFL, tenis y golf, y ha cubierto la Super Bowl, los Premios Laureus o la Copa Davis, entre otros.
Nueva Orleans Actualizado a

Llevaba ya varios años en la élite más absoluta, pero en esta temporada no ha habido nadie mejor que él en la NFL. Josh Allen, quarterback de los Buffalo Bills, fue galardonado con el MVP de la liga en la madrugada del jueves al viernes por primera vez en su carrera. El californiano de 28 años, con una tremenda historia de superación tras no recibir ni una sola oferta de universidades de prestigio, se impuso en una apretada carrera a Lamar Jackson, dos veces ganador de este reconocimiento, y recibió el premio en el Saenger Theatre de Nueva Orleans, donde se celebraron los NFL Honors, la gala en la que la liga estadounidense de fútbol americano entrega sus distinciones a los mejores de la temporada regular (no cuentan los playoffs) y en la que AS estuvo presente.

Junto con Allen y Jackson, también estaban nominados al MVP que entrega Associated Press (votan 40 periodistas especializados), el cual lleva varios años siendo de facto el premio oficial de la liga, otros tres jugadores: Jared Goff, de los Lions, Saquon Barkley, de los Eagles, y Joe Burrow, de los Bengals. En este 2025, paradójicamente, Lamar fue nombrado para el primer equipo All Pro, mientras que Allen cayó a la segunda categoría de un reconocimiento que también entrega AP, pero quizás la necesidad de reconocer por fin al de los Bills como se merece hizo que los votantes se decantasen por él para ser el Jugador Más Valioso. Allen finalizó la presente temporada regular con 3.731 yardas de pase, 63,6% de acierto, 28 asistencias para touchdown y apenas seis intercepciones, además de 531 yardas de carrera y 12 anotaciones vía terrestre.

En los números, Lamar Jackson era superior a Allen (cierto es que el de Buffalo jugó menos porque en varios partidos ya decididos descansó), pero pesó más el liderazgo e impacto que tiene Josh en unos Bills que acabaron el año con un balance de 13-4 y que cayeron por la mínima en la final de conferencia ante los Chiefs. La votación no pudo estar más apretada, de hecho no se veía una tan igualada desde 2016: Allen se llevó 383 puntos, mientras que Lamar se quedó en 362, una diferencia de apenas 21 puntos. Por detrás quedaron Barkley (120), Burrow (82) y Goff (47), mientras que sexto fue, aunque ya estaba fuera de los nominados finales, Patrick Mahomes (47). Saquon era la única opción que había para romper una racha que sigue impenetrable: desde que lo ganase LaDainian Tomlinson en 2006, todos los MVP han ido a parar a quarterbacks.

Allen, muy emocionado, celebró su galardón fundiéndose en un beso con su prometida, la superestrella Hailee Steinfeld, actriz y cantante, y subió al escenario de un Saenger Theatre sobre el que pronunció unas emotivas palabras. “Wow, hay mucha gente a la que agradecer, me olvidaré de alguno. Gracias a Dios, lo primero, por estar aquí hoy. Quiero reconocer a los otros nominados: Jared, Joe, Saquon, Lamar. Todos habéis tenido grandes temporadas y todos podríais estar aquí hoy, os lo mereceríais. Me fijo en vosotros y os admiro, espero compartir este premio en el futuro con vosotros. Gracias a la organización de los Buffalo Bills, gracias por draftearme hace siete años y medio, parece que fue ayer. Sé que es un premio individual, pero viene del éxito del equipo, y amo a mi equipo. Tenemos un gran vestuario, todo el mundo que trabaja allí, me siento muy agradecido por ser parte de esta organización. Gracias a mis padres, que se habrán perdido menos de 15 partidos a lo largo de los más de 20 años que llevo jugando. Gracias por todo el apoyo, el tiempo, dinero, energía que habéis gastado en estar conmigo. A mi prometida, Hailee, eres mi roca y mi mejor amiga, no estaría en este escenario si no fuese por ti. Sed buenos, haced el bien y que Dios os bendiga. Vamos, Bills”.

El camino hacia el estrellato de Allen, un jugador con una personalidad arrolladora y muy amigable, no ha sido ni mucho menos el típico ni ha estado de rosas. Nieto de un inmigrante sueco que llegó a Estados Unidos durante la Gran Depresión, Josh nació y fue criado en Firebaugh, una localidad de California de menos de 10.000 habitantes y que está a algo más de dos horas de San Francisco. De pequeño ayudó en la granja y el restaurante que tenía su familia mientras compaginaba el fútbol americano con el baloncesto y el béisbol. A la hora de acudir a la universidad, Allen y su padre trataron de captar la atención de numerosos programas, sobre todo del de Fresno State, del que siempre había sido fan, pero no recibió ni una sola oferta de instituciones de las dos principales categorías del sistema universitario. Se tuvo que conformar con ir al humilde Reedley College, en el Valle Central de California.

Todos los premiados en los NFL Honors

  • MVP: Josh Allen (Buffalo Bills)
  • Jugador Ofensivo del Año: Saquon Barkley (Philadelphia Eagles)
  • Jugador Defensivo del Año: Pat Surtain II (Denver Broncos)
  • Entrenador del Año: Kevin O'Connell (Minnesota Vikings)
  • Jugador de Regreso del Año: Joe Burrow (Cincinnati Bengals)
  • Rookie Ofensivo del Año: Jayden Daniels (Washington Commanders)
  • Rookie Defensivo del Año: Jared Verse (Los Angeles Rams)
  • Entrenador Asistente del Año: Ben Johnson (Detroit Lions)

Tras su primera temporada en Reedley, donde sobresalió, Allen mandó el mismo mail, con sus jugadas más destacadas, a todos los entrenadores de los 134 equipos que hay en la NCAA Division I Football Bowl Subdivision (FBS), la élite universitaria, y únicamente recibió una oferta en firme: la de Wyoming, adonde marchó en busca de un escaparate mejor. En su primera temporada allí tan solo pudo jugar dos partidos por una lesión, y en los dos siguientes cursos tuvo un nivel sobresaliente que le permitió presentarse al Draft de 2018 con una proyección muy alta. Aquello no era precisamente moco de pavo, ya que en esa promoción había quarterbacks como Baker Mayfield, quien fue elegido en el primer puesto, Sam Darnold, Lamar Jackson o Josh Rosen, todos con un cartel altísimo.

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Los Bills decidieron apostar fuerte por Allen, ya que hicieron un traspaso por una octava elección con la que draftearon al californiano. A pesar de que empezó la temporada regular como suplente de Nathan Peterman, apenas tardó una semana en hacerse con la titularidad. El equipo de Buffalo de por aquel entonces era bastante mediocre, sin una sola victoria en playoffs en lo que iba de siglo, pero la llegada de Allen fue la piedra angular del lavado de cara que ha sufrido la franquicia. Desde 2019, primer año en el que Josh es indudablemente titular, los Bills no fallan a su cita con los playoffs, aunque la china en el zapato es que nunca han conseguido llegar a una Super Bowl: se han quedado dos veces en la final de conferencia, y los culpables de ello son unos Kansas City Chiefs que les han vencido en cuatro de las únicas cinco postemporadas. Pese a ello, su nivel individual es el más alto del planeta después de este curso. Nunca cesó hasta conseguir este merecido MVP, y a buen seguro tampoco cesará hasta sumar un anillo que, por nivel, también se va mereciendo.

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