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GOLF | PGA CHAMPIONSHIP

La firma de Nicklaus y la influencia de Muhammad Ali: así es Valhalla

La sede del PGA este año, en una importante encrucijada deportiva, es un largo diseño del Oso Dorado con referencias al legendario púgil, natal de la zona.

La firma de Nicklaus y la influencia de Muhammad Ali: así es Valhalla
Valhalla Golf Club

A media hora en coche hacia el oeste desde Valhalla está el 3302 de Grand Avenue, donde se crió Cassius Clay, después Muhammad Ali; un poco más al sur, el hipódromo de Churchill Downs, hogar del ínclito Derby de Kentucky, la carrera para purasangres de tres años más famosa del mundo; algo más al norte, a orillas del río Ohio, un templo del béisbol, la sede de Louisville Slugger, el bate de Joe DiMaggio, Lou Gehrig, Rickey Henderson o Babe Ruth, entre muchos otros. Quizá Louisville, en particular, y Kentucky en general, no tengan demasiada importancia en el mapa de Estados Unidos, un emplazamiento más en ese Medio-Oeste (aunque para los sureños sea norte y para los esnobs de la costa este, sur) desnudado por la deslocalización industrial que es el combustible del MAGA Trumpiano. Quizá no haya nada que buscar allí, lejos de las kilométricas playas de California y de las luces de Times Square. Salvo que lo que le pirre a uno sea el deporte, los caballos, el bourbon o todas esas cosas juntas, claro. En tales casos, Louisville es un océano de posibilidades.

Allí, entre planicies dedicadas a la cría equina y formaciones de caliza, ”lo que hace nuestro bourbon más suave y a nuestros caballos más rápidos”, se congratulan en la web del club, le encargaron a Jack Nicklaus construir un campo de golf capaz de albergar grandes torneos, “un paraíso para el golf de competición”. Y el Oso Dorado, que describió la zona como “el sueño de un diseñador”, alumbró Valhalla, que abrió en junio de 1986. Entonces medía unas 7.000 yardas (6.400 metros); hoy en día, para un grande como este PGA, se juega en 7.600 (6.950 metros) como par 71.

Esa es la fortaleza de un diseño desprovisto de grandes obstáculos. Los árboles, al menos los que entran de verdad en juego, escasean, y las calles, ahora de zoysia (en el PGA de 2014, el último major que se jugó allí, cuando aún se disputaba en agosto, eran de bentgrass, que no se puede segar de la forma idónea para conseguir la firmeza y velocidad buscadas en esta época del año), son generosas, así que el campo se defiende con su longitud y la exigencia principal que impone es la precisión desde el tee, sobre todo en hoyos como el 2, el 6 o el 12.

Este último uno de los dos, junto al 8, que rinden homenaje a la figura de Ali y su famoso mantra: Float like a butterfly, sting like a bee (flota como una mariposa, pica como una abeja). La primera parte del mismo da nombre al 8 y la segunda, al 12. No es la única referencia a la historia del recorrido. El tercer hoyo, primer par 3 de la ruta, es ‘Honest Abe’ en honor a Abraham Lincoln, el único presidente del país nacido en Kentucky. Y el 10, uno de los tres monstruosos pares 5 que implantó Nicklaus (el más corto el 2, de 485 metros), se llama ‘Big Red’ por ser ese el otro nombre con el que se conoció a Secretariat, el legendario caballo campeón de la Triple Corona estadounidense en 1973. El 12 se conoce extraoficialmente como ‘La venganza de Odín’, en línea con la mitología nórdica de la que toma su nombre la finca.

Tres grandes y una Ryder

No es la primera vez de Valhalla, que en 1993 fue parcialmente comprado por la PGA de América, y recientemente cambió de manos en un traspaso que ha provocado numerosas bajas entre socios descontentos con la nueva propiedad, se sienta a la mesa de los grandes. El campo, que gusta en la esfera organizativa por sus anfiteatros naturales como el del 18, capaz de albergar unas 20.000 personas, ya ha sido sede de este torneo en tres ocasiones anteriormente.

La primera en 1996, victoria de Mark Brooks con dos birdies al 18 en menos de 20 minutos: primero para forzar un playoff contra Kenny Perry y después, ya en el desempate, para tumbar al favorito local. La segunda cuatro años después, otro playoff (esta vez a tres hoyos, el primero en la historia del torneo) que encumbró a Tiger Woods a costa de Bob May. El tercer grande de ese año para el Tigre, cosecha inédita desde la de Ben Hogan en 1953.

Después de aquello la PGA adquirió el resto de la propiedad y en 2008 se celebró allí una Ryder Cup memorable que ganó Estados Unidos. Ya en 2014, tras una reconstrucción de los 18 greenes del campo con bentgrass y un nuevo sistema de irrigación en 2012, se celebró una tercera edición del PGA, la de la última victoria en un major de Rory McIlroy, que desbancó a Mickelson con la noche cayendo ya sobre Louisville. Hasta este jueves, diez años y un cisma después, cuando Valhalla, una de las joyas de un museo del deporte, volverá al escaparate.

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