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GOLF | PGA CHAMPIONSHIP

Jon Rahm falla el corte en un día de perros en el PGA

El vasco, visiblemente desesperado, tira un +1 para par fallando mucho por la izquierda y se queda fuera del corte. Scheffler, inhumano: -5 para -9 tras su arresto.

Jon Rahm falla el corte en un día de perros en el PGA
MICHAEL REAVESAFP

Un año es mucho tiempo. En golf, una eternidad. El lapso que ha tardado en evidenciarse que la distancia entre Jon Rahm y Scottie Scheffler, apenas perceptible a estas alturas de 2023, es hoy por hoy apreciable. Mientras el texano firmaba este viernes un -5 para -9 en total (66 golpes) sin despeinarse tras ser arrestado horas antes en un incidente que puso patas arriba el arranque de la segunda jornada del PGA Championship, el vizcaíno fallaba el corte en Valhalla (Kentucky, EE UU) por primera vez tras 18 seguidos en grandes, la mejor racha activa hasta ahora. Lo hizo tras cargar durante toda la vuelta con un fallo por la izquierda que sacó lo peor de él. Rayos y centellas, que diría el capitán Haddock, salieron de su boca.

Louisville amaneció bajo la lluvia, con noticia trágica, la muerte de un trabajador de las concesiones del campo atropellado por un autobús a primera hora, y con la ficha policial de Scheffler corriendo como la pólvora por las redes sociales. Una imagen recurrente, la de su mejor jugador con un mono naranja y cara de ‘qué demonios hago yo aquí', que no es ajena al golf de la última década, no hay más que googlear las palabras Tiger Woods, coche y 2017 para comprobarlo.

Un día de perros para muchos, en el que Rahm tuvo su propia penitencia. Necesitado de una vuelta baja que entraba dentro de lo imaginable, con el diseño de Nicklaus reblandecido por la constante llovizna, el viento ausente y las banderas pidiendo guerra, el driver le abandonó. Cinco calles cogería el vasco, con la parte izquierda siempre por castigo. No aprochó mal, y esta vez sí acompañó el putter, pero las constantes visitas a un rough que es el gran enemigo en Valhalla, la fuente de sus bogeys al 4 y el 12 y el doble en el 17, el que abrió la caja de pandora, fueron su tumba. Los birdies al 5, el 13 y el 15, sus grandes hierros del día, que terminó en +1 para par (72 impactos), no sirvieron para depender de sí mismo. En el caso de David Puig, se le escapó el fin de semana con un 73 (+2 para +3), tras unos primeros nueve hoyos tortuosos, con tres bogeys, que no pudo remontar en el segundo tramo, dos birdies y un bogey. Adrián Otaegui, par para -1 tras 15 hoyos en el interrumpido turno de tarde, necesita jugar al par los tres hoyos restantes este sábado en la reanudación para evitar la debacle española, el primer major sin ningún representante nacional en las dos últimas vueltas desde el PGA de 2007.

Scheffler, desencadenado

Detrás de Rahmbo avanzaba desencadenado Scheffler, que llegó al campo una hora antes de su tee time, despojado de sus grilletes con la intervención de uno de los propietarios del club. Ni su reciente paternidad le afectó el jueves ni el desafortunado episodio le distrajo este viernes. Todo lo contrario, desplegó un ejercicio de abstracción encomiable. Arrancó con birdie aprovechando el par 5 del 10, pinchó en el 11 y a partir de ahí, lo de siempre. El mejor golf del planeta en la actualidad. De tee a calle y de calle a green casi sin excepción. Otros cinco birdies embocó. “Mi situación se arreglará, era una situación caótica y fue un malentendido, no pudo decir mucho más del tema. No puedo explicar lo que ha ocurrido, mi cabeza sigue dando vueltas. Lo único que pensaba en la celda era si iba a poder salir a jugar hoy y he podido, así que estoy muy contento”, declararía después, dedicando también unas palabras de afecto a la familia del fallecido.

“He empezado el día haciendo estiramientos en la celda. Quien me tomó las huellas me dijo que si quería vivir la experiencia completa. No sabía qué quería decir. ‘Si quieres el sándwich’, me dijo. Le respondí que claro que sí porque no había desayunado”, reveló una anécdota de su estancia entre rejas. Este sábado, para más inri, perderá a su caddie, Ted Scott, cuya hija se gradúa del instituto. Le llevará la bolsa Brad Payne, el capellán del PGA Tour. Una elección que no sorprende en un devoto como Scheffler.

Muy cerca de él está el hombre de la mañana, un Collin Morikawa con aroma al tipo que ganó dos de sus primeros cuatro grandes, precisamente un PGA y un British, en el comienzo de la década. Su ofensiva a pleno hierro, -6 para -11 con siete birdies, cinco del 4 al 8, y un bogey, le dejó en cabeza en casa club. Una nueva candidatura en la pelea por el trofeo Wanamaker. Y no es una cualquiera.

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