Inglaterra frena el ‘risorgimento’ y se mantiene en la pelea

La última jornada del Seis Naciones será una batalla a tres bandas por voluntad de Inglaterra, que este domingo batió a Italia (47-24) en Twickenham con punto bonus incluido y se mantuvo en la pugna que un día antes había dejado abierta Irlanda con su dramática derrota ante Francia. De hecho el Trébol saldrá al último envite tercero en la tabla, cuando hace menos de 48 horas el relato giraba en torno a su posible Grand Slam y un tercer título consecutivo inédito en este siglo. Cosas del deporte de élite.

Una mitad aguantaron los italianos, sostenidos por el ‘factor x’ de Ange Capuozzo, su mejor individualidad. Del zaguero del Toulouse partieron las respuestas transalpinas a los dos posados iniciales ingleses, de Willis y Freeman. Primero como receptor de una patada alta de Garbisi que leyó mal la defensa local, y después con una ruptura marca de la casa, de esas en las que es capaz de detectar un espacio casi antes de que se abra y explotarlo con una voracidad que deja sin margen de reacción a los rivales. Su movimiento lo aprovechó rapidísimo Vintcent, y Twickenham se sumió en el murmullo.

Pero Italia era tan contundente en sus visitas a campo rival como endeble en campo propio, y encajaría de nuevo antes del descanso. Por sus costados estaba el punto débil y los de Borthwick lo entendieron. Así encontró la zona de marca Sleightholme en la recta final de la primera parte. Y de nuevo en el arranque de la segunda, en el que completó un hat-trick de posados de la Rosa en cosa de 10 minutos y su propio doblete tras una preciosa transmisión iniciada por Itoje, dejando el encuentro finiquitado. Marcus Smith, el ‘Capuozzo inglés’ para lo bueno y lo malo (o viceversa, según se mire), había abierto en canal por el centro anteriormente a la cortina transalpina y Tom Curry fue el ejecutor tras un buen maul local en 22.

Menoncello, aprovechando una carga poderosa de Brex que murió a escasos centímetros de la zona de marca, maquilló algo el marcador para la Azzurra, mientras Inglaterra guardaba la ropa para la siempre potencialmente truculenta, por mucho que los Galeses anden de capa caída, visita a Cardiff en el supersábado dentro de seis días. Necesitará ganar con bonus y le haga un favor visto lo visto altamente improbable en París. Irlanda, que ya echa de menos el bonus defensivo que ni siquiera fue capaz de sacar ante el Gallo, ahora necesita una doble carambola.

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