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GOLF | CJ CUP

McIlroy vuelve a la cima

El norirlandés repite triunfo en la CJ Cup y se aúpa a la cima del ranking por primera vez desde julio de 2020. Rahm, cuarto, intenta darle caza sin éxito.

McIlroy vuelve a la cima
Kevin C. CoxGetty

Este lunes Rory McIlroy volverá a figurar en la primera plaza del ranking mundial. El triunfo del norirlandés este domingo en la CJ Cup, que abrochó con un -5 para -18 en la última jornada en el Congaree Golf Club de Carolina del Sur (EE UU), unido al discreto papel de un Scottie Scheffler que acabó 45º, devolvió a Rory a una cima que no ocupaba desde julio de 2020, cuando le desalojó de ella Jon Rahm.

Precisamente uno de los hombres que intentó, sin éxito (al final fue cuarto con -2 para -14, tras cuatro birdies y dos bogeys, en un muy buen arranque de temporada), alejarle de su 23ª victoria en el PGA, su segunda seguida en el torneo. Con ella ya van seis cursos consecutivos en los que el de Holywood alza al menos un trofeo.

El anterior fue el renacer de un jugador que, sin abandonar la élite más absoluta de este deporte, en años anteriores parecía haber tocado techo. Añadió tres muescas más, entre ellas el Tour Championship, y la tercera FedEx Cup a su palmarés. Pero, sobre todo, dio la sensación de que el reloj de los majors, que se detuvo para él en el PGA de 2014, su cuarto grande (podría llevar más de no haber coincidido tanto en el tiempo con el prime de Tiger), volvía a arrancar, con top-10 en todos ellos, segundo en el Masters y líder en una jornada final del Open en la que pecó de conservador y fue adelantado por un Cameron Smith sublime.

Es curiosa la figura de McIlroy, que por su precocidad (se hizo profesional con 18 años y estrenó su palmarés en los grandes circuitos con 20) es ya todo un peso pesado, uno de los líderes espirituales del circuito, pese a sus 33 primaveras. Ha quedado demostrado con la irrupción del LIV. Él y Tiger se han convertido en los ‘cruzados’ del PGA contra los ‘infieles’ que han cambiado de bando.

Paradójicamente esa fuga de talento, y el hecho de que la junta que dirige el ranking mundial siga negando puntos a los torneos de la superliga saudí, ha facilitado a McIlroy, que ha lanzado diatribas muy serias en los últimos meses contra la competencia, el retorno al número uno, pues han quedado descabalgados de esa carrera prohombres como Dustin Johnson o Cameron Smith. Ya lo ocupó antes en ocho periodos distintos, para un total de 106 semanas.

A falta de que se solucione un problema que en cierto sentido desvirtúa la clasificación, es una pequeña victoria moral para el golf ‘tradicional’ que Rory, además de un gran jugador un buen tipo, siempre atento con la prensa y filántropo (tiene una fundación para ayudar a niños desfavorecidos), sea en un momento convulso como este, al menos sobre el papel, el mejor golfista del planeta.