La deriva del DP World Tour: de competidor a cantera del PGA
Varios jugadores españoles se quejan a AS de la nueva medida que reserva plazas en torneos del circuito a los que pierdan la tarjeta del PGA.
Quien ha dominado el relato ha sido el PGA Tour, por su condición de mejor circuito del mundo, y por tanto su mayor repercusión, y porque fue el gran caladero del que se nutrieron las filas del LIV. Pero quizá el circuito más perjudicado por el cisma creado con la aparición de la superliga saudí haya sido el European Tour, desde hace un tiempo el DP World Tour por motivos comerciales.
Lo que se vendió como la Alianza Estratégica entre PGA y European, anunciada en noviembre de 2021 como respuesta al lanzamiento un mes antes del LIV, ha acabado siendo percibida por muchos como una sumisión, la conversión de un circuito que antes trataba de competir directamente con la estructura norteamericana en su semillero.
Dos son las medidas que más rechazo han causado entre los miembros del DP. La primera, anunciada a comienzos de la presente temporada, consiste en que los diez primeros clasificados de la ‘Race to Dubai’, la antigua Orden de Mérito, que no tengan ya tarjeta del PGA la obtendrán al final de cada curso. La segunda, oficializada recientemente, es la creación de una nueva categoría de exenciones que reserva hasta cinco puestos en torneos del DP World Tour en 2024 para aquellos jugadores que pierdan este año la tarjeta del PGA. Una categoría que tendrá prioridad sobre las que dan acceso, por ejemplo, a esos eventos a jugadores del Challenge Tour, la segunda división europea.
La sensación que queda es que el DP World Tour está dispuesto a dejar ir cada año a sus mayores talentos, y a recibir a cambio las ‘sobras’ del PGA, como agradecimiento por la multimillonaria inversión realizada por este último en su productora audiovisual, que le permitió aliviar una situación financiera complicada tras la pandemia.
Muchos han sido los que han expuesto su malestar. El inglés Eddie Pepperell, con más de una década de experiencia en el ecosistema europeo, lo considera “un desastre”, y varios jugadores españoles se quejan también de la nueva dinámica en conversación con AS. Uno de ellos es Alejandro Del Rey, que este año juega su primera temporada con tarjeta completa en la élite del Viejo Continente. El madrileño de 25 años cree que “no son buenas noticias”. “Al final son cinco puestos menos para los del Challenge y la escuela. Menos oportunidades todavía. Estás quitando diez buenos jugadores del circuito y metiendo a cinco que no han sido lo suficientemente buenos para mantener la tarjeta del PGA. Al final tenemos poco que decir y deciden los de arriba, pero es un poco triste”, confiesa.
En el Challenge juegan, y por lo tanto son potenciales perjudicados, Borja Virto y Pedro Oriol. El primero, pamplonés de 32 años, cree que esto “no deja en muy buen lugar al DP World Tour”, pero introduce matices. “Todo va claramente encaminado a que está por debajo del PGA. Siempre ha sido así, pero hasta hace poco era una pelea por ser el tour más potente del mundo. Ahora claramente la balanza se ha inclinado hacia el PGA. Así están las cosas. Realmente no me parece mal. No creo que cinco plazas más se vaya a notar muchísimo. Habrá que ver cómo afecta realmente, pero parece que al final el DP va a ser un tour de acceso al PGA. Es aceptarlo, jugar lo mejor posible y ya está”, apunta.
Oriol, toda una carrera a caballo entre divisiones, va más en la línea de Del Rey. “Básicamente el circuito está vendiendo poco a poco su alma y nos estamos convirtiendo en una segunda división del PGA”, comenta el sevillano de 37 años. “Les estamos entregando nuestros mejores jugadores y ellos nos entregan los peores, que además les han puesto en una categoría por delante del Challenge y la escuela (un torneo anual que permite a un cierto número de golfistas conseguir los derechos de juego para el tour). Es muy injusto”, completa. Y añade más reivindicaciones: “Esto, sumado a la categoría inventada para mantener a David Howell en el tour, que ha supuesto superar a Miguel Ángel Jiménez como jugador con mas torneos en la historia del DP, da mucha pena”.
Oriol lamenta la “poca movilización entre los jugadores”. Cree que el individualismo tiene que ver con otro de los cambios que propició la alianza con el PGA y la amenaza de las grandes bolsas de premios del LIV: la introducción de un fijo de 150.000 euros para todos aquellos jugadores que no alcancen esa cantidad en a lo largo de la temporada (a sus ganancias se suma la diferencia hasta alcanzar esa cifra), siempre que hayan jugado al menos 14 torneos y tengan tarjeta completa.
El cuadro es complicado, porque la competencia del LIV, que recientemente puso el punto final a su segunda temporada de vida, pone a PGA y DP en una situación en la que necesitan ser aliados, y a la vez las diferentes velocidades de ambos circuitos imposibilitan acuerdos en pie de igualdad. Todo esto podría cambiar en diciembre, en función de cómo se remate el principio de acuerdo alcanzado entre las tres organizaciones en junio para terminar con las hostilidades y colaborar entre ellas. Todo apunta a que el DP será un actor secundario en esa negociación, que podría consolidar su nueva posición tributaria del PGA o darle aire en tiempos complejos.
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