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GOLF | ST. JUDE CHAMPIONSHIP

Glover, campeón por segunda vez seguida gracias a un marine

El estadounidense, de 43 años y campeón del US Open 2009, gana por segunda semana consecutiva tras superar los temidos yips. Rahm llegará a Chicago primero en la FedEx Cup.

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MEMPHIS, TENNESSEE - AUGUST 13: Lucas Glover of the United States poses with the trophy after putting in to win during the first playoff hole on the 18th green to win the tournament during the final round of the FedEx St. Jude Championship at TPC Southwind on August 13, 2023 in Memphis, Tennessee.   Gregory Shamus/Getty Images/AFP (Photo by Gregory Shamus / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP)
GREGORY SHAMUSAFP

La de Lucas Glover es una de esas preciosas historias que deja el deporte de reencontrarse con uno mismo, de renacer después de haber tocado fondo, de nunca bajar los brazos a pesar de la adversidad. De ganar un major a tener que recuperar la tarjeta del PGA Tour hasta en dos ocasiones, pasando por una infinidad de problemas con los yips, esos espasmos involuntarios que sufren algunos golfistas a la hora de patear. Glover nunca tiró la toalla, y por fin ha encontrado su merecido premio. A sus 43 años es el jugador de moda en la actualidad del circuito norteamericano, con dos triunfos en dos semanas. La de ayer, además, de mucho mérito: el St. Jude Championship, primer evento de los playoffs de la FedEx Cup.

En el año 2009, siendo ya un habitual del PGA Tour y con un título previo en su haber, Glover se apuntó el US Open, primer grande de su carrera y que le colocaba entre los mejores del planeta. El de Carolina del Sur, sin embargo, no estuvo a la altura de las expectativas generadas a su alrededor. El causante de ello, su pobre rendimiento a la hora de embocar la bola. Era, y sigue siendo, uno de los mejores del mundo de tee a green (este año lidera en la estadística de proximidad al hoyo, el que más se acerca con sus hierros). Pero los plomos se le apagaban a la hora de patear. Este año, por ejemplo, es el 166º que mejor lo hace del PGA Tour, y rara es la ocasión en la que ha tenido puestos mejores.

Durante mucho tiempo en la penumbra, Glover tuvo que pelear en el barro para mantenerse en la élite del golf. Los resultados no llegaban, y en dos temporadas tuvo que pelear en las Web.com Tour Finals por mantener su tarjeta del PGA Tour. No haberlo conseguido habría supuesto un desastre para él. A pesar de ello, los problemas con los yips persistían. En el AT&T Pebble Beach Pro Am de 2016, Lucas recuerda que hubo un momento en el que ni siquiera pudo mover el putt. Su cuerpo estaba totalmente bloqueado, fruto del pánico. Y le pasó de nuevo unas semanas después. Movió cielo y tierra para solventar estos problemas: visitó a una eterna lista de especialistas, de psicólogos, probó todos los putts existentes... Pero nada funcionaba. Hasta mayo de este año.

Un marine, protagonista en su renacimiento

Todo cambió para el veterano golfista cuando se puso en contacto con Jason Kuhn, un exjugador de béisbol que se vio obligado a retirarse durante su etapa universitaria, en la que sobresalía, por los yips que también sufren los pitchers. Kuhn, ahora especializado en ayudar a deportistas que sufren esta patología, ingresó tras su adiós al deporte en los afamados Navy SEAL, el cuerpo de marines del ejército de Estados Unidos que es conocido por su tremenda dureza. “Quiero dejar claro a los jugadores que esto no se debe a la falta de fortaleza mental. Lo veo como una lesión, y seguir compitiendo muestra fortaleza mental”, explicó el especialista a Golf Channel.

Después de una videollamada, Kuhn convenció a Glover para trabajar juntos. El marine le hizo comprender qué es lo que le pasaba a su cuerpo en esos momentos, y le hizo ver que no era alguien débil, sino todo lo contrario. Surtió efecto de inmediato. En el Memorial Tournament de este 2023, el primer torneo que jugó Lucas tras estas sesiones, el estadounidense no pasó el corte pero afirmó que se había sentido a gusto en los greenes por primera vez en mucho tiempo. Y la progresión continuó. Glover cambió a un putt escoba, más largo que los normales y que se apoya en el pecho, y comenzó a recordar a ese jugador que ganó un US Open hace 14 años.

Cuando Kuhn comenzó a colaborar con Glover, el golfista era 184ª en la clasificación de la FedEx Cup, 147º en el ranking mundial y 199º (de un total de 205) en la estadística de golpes ganados con el putt en el PGA Tour. Tres meses después, Lucas es 4º, 30º y 166º, respectivamente. Por el camino, cinco top-6 en los últimos seis torneos que ha disputado, y dos triunfos consecutivos. La semana pasada se impuso en el Wyndham Championship, un evento de menor entidad pero que supuso su primera victoria desde 2021. Siete días después, rodeado de los mejores del mundo, se llevó el St. Jude Championship, primera prueba de los playoffs de la FedEx Cup.

Victoria en el desempate y Rahm mantiene el número uno

Con 43 años, Glover se hizo en el TPC Soutwhind de Memphis (Estados Unidos) con el sexto título de su carrera en el PGA Tour. Lo hizo, además, en una durísima jornada de domingo, en la que se tuvo que sobreponer a su peor ronda en el torneo, a un calor asfixiante (38º C de sensación térmica y 70% de humedad) y a una competencia feroz. El de Carolina del Sur comenzó la última vuelta como líder, pero apenas consiguió un birdie en sus primeros 13 hoyos y jugadores de la talla de Patrick Cantlay, Rory McIlroy o Tommy Fleetwood se le echaron encima. En el 14 mandó su bola al agua y cometió un bogey que dio alas a un Cantlay lanzado, que entregó en casa club un -6 para -15 muy peligroso. Pero, cosas de la vida, este domingo Glover estuvo brillante con el putt (tercero en golpes ganados con este palo). Birdie al 16 y putt de mérito en el 17 para forzar el desempate.

No tuvo mucha historia ese desempate, principalmente porque Cantlay tiró su primera salida al agua. Eso le dio una gran ventaja a Glover, que, con los pantalones totalmente encharcados de sudor, hizo lo que mejor sabe hacer: poner la bola en green y olvidarse de problemas. A punto estuvo Cantlay, un jugador que había ganado tres de los cinco últimos torneos de los playoffs de la FedEx Cup, de embocar para par, pero su bola lamió el hoyo y permitió a Glover tocar metal por segunda semana consecutiva. No bajar los brazos a pesar de pisar los infiernos del golf le ha dado resultados al bueno de Lucas, que es protagonista de una preciosa historia del deporte.

Jon Rahm, por su parte, cerró su participación en el St. Jude Championship, con otra jornada correcta. En una actuación general discreta, el español finalizó en 36ª posición (de un total de 70 participantes) con -5 gracias a una vuelta final de dos bajo par. La jornada del jueves, en la que el de Barrika firmó un tres sobre par, lastró demasiado a un Rahm falto de acierto durante toda la semana. La buena noticia para Jon es que pudo conservar el número uno en la carrera por la FedEx Cup, amenazado hasta el último momento por Scottie Scheffler y Patrick Cantlay (una victoria del segundo le habría dado el número uno). Importante retener el puesto de honor, el cual da ventaja en el Tour Championship. Antes, desde este jueves, Rahm afrontará el BMW Championship, segunda cita de los playoffs, que volverá al Olympia Fields Country Club de Chicago, donde Jon se impuso en 2020.