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PREMIOS PRINCESA DE ASTURIAS

El equipo de todos

Thomas Bach, presidente del COI, recoge el Princesa de Asturias de los Deportes en nombre de la Fundación y el Equipo de Refugiados Olímpicos.

Oviedo
Thomas Bach, presidente del COI, junto a la ciclista refugiada afgana Masomah Ali Zahy el boxeador venezolano Eldrid Sella.
MIGUEL RIOPAGetty

Thomas Bach es hoy por hoy la cabeza visible del olimpismo. El máximo representante de un grupo tan heterogéneo como identidades existen en el mundo. Un movimiento que también incluye a los refugiados, deportistas sin bandera que encuentran en el deporte una manera de huir de sus problemas. El Premio Princesa de los Deportes de esta edición, entregado hoy en el elegante Teatro Campoamor de Oviedo, ha ido a parar a la Fundación y Equipo Olímpico de Refugiados. Algo así como el equipo de todos. “Tienen la capacidad de asegurar que todos, también los refugiados, puedan desarrollar su actividad en condiciones dignas”, proclamó el Rey Felipe VI a la hora de glosar los méritos del Princesa de los Deportes.

Bach fue el representante principal, no estuvo solo en el escenario. Iba el alemán muy bien acompañado de dos ejemplos que resumen a la perfección lo que significa representar el espíritu olímpico aunque no haya una bandera que les cobije.

Estuvo con él bajo los focos Masomah Ali Zada, ciclista afgana de 26 años refugiada en Francia junto a su familia. Su exilio empezó en Irán, donde dio las primeras pedaladas antes de regresar a Kabul. Su pasión por el ciclismo nunca fue entendida, fue objeto de burlas y presiones. Incluso de agresiones. Su situación fue atendida por la embajada francesa, que le invitó a competir en su país. Y nunca regresó. Compitió en Tokio bajo la bandera olímpica.

Cerrando la pequeña representación, Eldric Sella, boxeador de 25 años que nació en Caracas, Venezuela, y que en 2018 tuvo que emigrar a Trinidad y Tobago. Fue allí donde tramitó su condición de refugiado y en 2020 pasó a formar parte del programa olímpico para refugiados. Un año después, estaba peleando en los Juegos de Tokio. Un éxito del programa. Ahora, instalado en Montevideo, Uruguay, ya se entrena con otro objetivo: estar en el ring en París 2024.

“También el deporte nos recuerda la situación y trata de paliar la dura realidad que viven muchas personas en el mundo. La palabra refugiado es un término que provoca desesperación, porque describe a personas que lo han perdido todo, en circunstancias dramáticas, peligrando incluso sus vidas. Estamos llamados a ser solidarios para que puedan recuperar sus ambiciones personales”, expresó el Rey Felipe VI.

Y el Campoamor cerró la exposición de motivos del Princesa de los Deportes, y del resto de galardonados, con una cerrada ovación. Un reconocimiento a un colectivo especial, el de los refugiados. El equipo de todos.