El ‘boom’ de Josele: “Esto es más grande de lo que pensaba”
Josele Ballester acapara miradas en el Club de Campo tras su histórica victoria en el US Amateur. Él, confiesa a AS, sigue siendo “el mismo”.
No es Jon Rahm ni Sergio García, pero podría ser el próximo gran campeón del golf español. El tiempo dirá si Josele Ballester (Castellón de la Plana, 21 años) alcanza las cotas de esos dos. Por lo pronto tiene algo que ninguno de ellos consiguió: un US Open Amateur. El único que figura en las vitrinas nacionales. Terreno desconocido también para Seve, Olazábal, Jiménez y otros grandes jugadores que le precedieron. Ocurra lo que ocurra a partir de ahora, que le quiten lo bailado.
Quizá por eso asume con naturalidad que las miradas se posen también sobre él esta semana en el Club de Campo, que le lluevan las entrevistas, que le hagan hueco en la foto de la presentación oficial del Open de España junto a grandes nombres del golf europeo como Shane Lowry, Matthieu Pavon o Tommy Fleetwood... Se mueve bien entre los focos, pero tampoco despega los pies de la superficie. “Un poquito sí me ha cambiado la vida. En este torneo te das cuenta. Al principio no, pero con todas las entrevistas, la atención, el público que te sigue, el cariño... Te das cuenta de que igual has logrado algo más grande de lo que pensabas”, confiesa a AS este hijo de deportistas de élite. De José Luis Ballester, 24 veces campeón de España en natación y olímpico en tres ediciones, de 1988 a 1996; y de Sonia Barrio, integrante de la mítica selección de hockey hierba que se colgó el oro en Barcelona.
No es que antes de su memorable triunfo en Hazeltine, en el día que cumplía 21 años, Josele volara bajo el radar. Se marchó a Estados Unidos como uno de los mejores amateurs de Europa para jugar en los Sun Devils de la Universidad de Arizona. La que pulió a Rahm, a Carlota Ciganda, a Alejandro del Rey, a David Puig, a Azahara Muñoz... Figuras que han dejado un legado español del que se nutre ahora él: “El hecho de que Rahm haya tenido tanta importancia allí se nota. Han pasado muchos españoles buenos y yo trato de seguir sus pasos. Que él fuera allí no determinó que yo fuera. Al final era lo mejor para mí. Pero todos los españoles que han pasado por allí y han tenido mucho éxito están muy presentes”. En cada una de sus tres primeras temporadas fue All-American, el título con el que se distingue a los jugadores universitarios más destacados. “En Europa ya era un buen jugador, pero esto me ha aportado madurez. No sabes muy bien al nivel que estás hasta que vas a América y compites allí. Te das cuenta de que hay muchos como tú. Tengo el juego, pero hay que currar mucho o te pasan por todos lados”, cuenta. Buscaba testarse, descubrir si estaba a la altura. Ahora sabe que no solo tiene golf para competir, que le da para ganar, incluso en un ecosistema tan duro como el del US Amateur, en el que concurren 312 de los mejores aficionados del planeta, con dos rondas de stroke play seguidas de unos playoffs en formato match play, coronados con una final a 36 hoyos. Una maratón en la que él fue el más resiliente.
Desde entonces su nombre figura en el trofeo junto a Tiger Woods, Jack Nicklaus, Arnold Palmer o Bobby Jones, y lo lógico es suponer que a Josele sus rivales le miran de otra forma, como miran los suyos a Scottie Scheffler, Rory McIlroy o Jon Rahm. Él niega la mayor: “No lo sé. Yo creo que no. Dentro de mi equipo sigo siendo el mismo, con la misma energía e intensidad que siempre. A lo mejor desde fuera te ven distinto, pero no lo parece”. Igual que cuando se le pregunta si fue la comidilla en la tradicional foto que el contingente español se hace cada año antes del Open sobre el green del 18: “Los chicos son todos profesionales. Me han dado la enhorabuena. Pero al final soy uno más”, dice sencillo tras pelearse este jueves con los nueve primeros (salió este jueves por el 10) del Black Course de Javier Arana con un viento infernal que no ayuda. Un +4 es su primera tarjeta de la cita.
Es el golf recordándole, por si acaso, que una buena semana en este deporte la puede tener literalmente cualquiera, y una vez ha pasado estás de vuelta en la casilla de salida. “El juego ha estado un poquito errático desde el tee. Era complicado coger calles. No he tenido buenos botes y he acabado en muchos golpes con malos lies. Me queda mal sabor de boca, porque lo he peleado pero me han caído dos dobles y un par de bogeys. No estoy mal de juego, bien en los greenes y aprochando, con los hierros más o menos. Si estoy mejor desde el tee puedo tirar un buen resultado”, desgrana su vuelta.
Seguramente la primera de muchas en Madrid. Porque lo que está claro es que dará el salto al profesionalismo, aunque haya decidido continuar un año más como amateur. Para terminar sus estudios de Ciencias del Deporte y porque es condición indispensable para jugar el US Open, el British Open y el Masters, a los que le da acceso su victoria en el US Amateur. Uno no deja pasar un tren como ese, ni siquiera por dinero, y en el caso de Josele además demuestra cierta fijación con Augusta. “El Masters”, responde casi sin dar tiempo a terminar la pregunta cuando se le pide que elija un grande para su palmarés. Y asegura que su intención es pasar una noche para “vivir la experiencia” en el Crow’s Nest, la residencia para amateurs que alberga la parte superior de la casa club de Augusta, por la que pasaron Nicklaus o Tiger entre otros muchos. Aunque el resto del torneo cree que es “mejor” para él buscar acomodo fuera del campo. Él es el único jugador de todo el field que ya conoce al menos uno de sus compañeros de partido para el jueves y el viernes. Ni más ni menos que Scottie Scheffler, pues la tradición marca que los vigentes campeones del Masters y el US Amateur jueguen juntos los dos primeros días. “El otro manco no creo que sea. Yo creo que lo llevaré bien. En el tee del uno estaré cagado, como siempre, pero luego seguro que bien”, suelta entre risas.
Lo que no tiene claro aún Josele es por donde va a empezar a edificar su carrera. La dicotomía natural sería entre PGA y DP World Tour, pero su cercanía al círculo de Sergio García hace pensar también en la ‘vía LIV’. “No lo tengo muy claro, lo bueno es que hoy en día hay varias oportunidades y distintos caminos. Cuando termine este año me sentaré con mi gente, hablaremos y decidiremos qué es lo mejor para mí”, apunta al respecto. Hasta entonces, estos días tratan de “disfrutar, aprender de los mejores y ojalá hacerlo bien”. En una etapa como la que vive él ahora, una semana como esta es oro a nivel de aprendizaje. No en cuanto a humildad, porque de eso no necesita. Esa lección la conoce bien. La trae de casa.
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