AGUAS ABIERTAS | BUDAPEST 2022
De Valdés, de “odiar la piscina” a otro éxito: décima del mundo
La malacitana, que pasó “un bache” después de no clasificarse para los Juegos de Tokio, consigue una posición ‘olímpica’ en los 10 kilómetros después de finalizar quinta en el 5km.
A las 9:00 en Lupa Beach, el sol pega ya con una fuerza feroz y golpea a las nadadoras del 10 kilómetros aguas abiertas, prueba olímpica, que avanzan en dos grupos diferenciados prácticamente desde el comienzo. Gracias al ímpetu de una malacitana, María de Valdés, que ha pasado primera por la vuelta inicial y ha estirado un grupo que se reduce a unas 15 unidades, las que pelearán por las medallas. “Hice un cambio de estrategia a mitad de la prueba, quería estirarlo más, pero nos quedamos unas 15″, explica De Valdés, a quien no le pesó ir primera parte de la prueba porque “el ritmo era lento”. “A partir de la tercera vuelta, todo iba a ser más duro”, añade Sergi García, responsable de las aguas abiertas, quien acabó tan “contenta” como la malacitana por el décimo puesto.
A falta de dos vueltas para acabar, aparecieron las dominadoras de la prueba. Sharon van Rouwendaal, oro en Río 2016, y Ana Marcela Cunha, “la más lista de la clase” para García, que junto a la alemana Leoine Beck y la francesa Aurelie Muller empezaron a marcar un ritmo frenético. De Valdés fue engullida por el pelotón que pelearía por acabar en el top diez. El oro fue para la holandesa, la plata para la alemana y el bronce para Cunha, que “atacó tarde”. Las tres decidieron las medallas en un sprint final emocionante. Diez kilómetros de batalla resueltos por décimas. De Valdés fue décima con un tiempo de 2:02.42, a 13 segundos de la ganadora. La otra española, la debutante Ángela Martínez, acabó en el puesto 25 con 2:06.50.
La décima plaza le hubiera dado a la nadadora del CN Liceo la clasificación olímpica. Unida al quinto puesto en los 5km confirma su crecimiento en este ciclo olímpico y le da “mucha confianza” para poder pelear ese objetivo con vistas a París 2024. Un sueño después de un año complicado en lo personal. “Hice un cambio radical después de Tokio. Tuve un bache, pero gracias a mi entrenador, psicólogo y a mi familia salí adelante”, valoró. “No quería nadar más, odiaba ir a la piscina, me costó... Además en el Open de España lo pasé mal, me lesionó, pasé el COVID... Toqué fondo. Pero me levanté fuerte. Fui a Sierra Nevada a entrenar y coincidió con Cunha, que me ayudó a ser mejor también”, se sinceró.
La ayuda de la brasileña fue un empuje importante para una María que le dedicó el triunfo a su entrenador, Jesús de la Fuente, que no ha venido a Budapest. El responsable de aguas abiertas valoró el porqué Cunha es la mejor en esto. “Cunha es el prototipo perfecto de nadadora de aguas abiertas. Los chicos han dado el salto de piscina a aguas abiertas, pero en chicas no ha sucedido. Cunha domina todo, es lista, está pendiente de los rivales, conoce lo que pasa a su alrededor y sus entrenamientos van en esa línea. Hay que saber leer el partido, y lo lee mejor, hoy quizás debería haber atacado antes”, comentó. La brasileña se impuso en el 5km y fue bronce en el 10km. De Valdés se despide con un quinto y un décimo puesto. Hace un año estaba en un bache y ahora sueña más que nunca con llegar a los Juegos de París 2024.