Décima final consecutiva del Barça
El Ademar perdió a Manolo Cadenas (roja) en el minuto 10, y se mantuvo orgulloso en el partido peleando con un ritmo que no le hundiese
No hubo sorpresa, ni amago, ni nada. Ganó el Barça porque es superior, porque goza de la posibilidad de imprimir un ritmo que atosiga al rival, y aunque no tenga una tarde brillante son pocos los equipos que le pueden seguir a su velocidad de crucero: 39-30 (19-16) para meterse en su décima final consecutiva, este domingo.
El Ademar, sin embargo, se cargo de méritos para su moral. Perdió a Manolo Cadenas en el minuto 10 (6-6) con tarjeta roja en una demostración de que hay árbitros que no entienden el juego, ni lo que arbitran, ni saben donde están, porque mandar en el partido no es eso, no. Como tampoco lo era la reprimenda a Santista por una caída, como si el pivote del Ademar hubiese querido apelar a la pillería para secar ventaja en un ataque.
Sin Cadenas, sin embargo, no fue el fin del Ademar, que se autogestiono a partir del liderazgo de Juan Castro, el motor en la pista, el que decidió los cambios, las jugadas, todo. Con eso, y con los Virbauskas en la primera línea, al Barça le costaba. Había empezado con una mezcla de titulares y relevistas y era incapaz de poner pies en polvorosa.
Apretados al descanso, el tiempo corría a favor del Barça, que con sus rotaciones convertía el cansancio del rival en un aliado, porque el Ademar jugó con lo justo (aunque al final también entrasen Miñambres y Zapico), y el Barça con dos por puesto. Otra noticia positiva fue la reaparición del azulgrana Langaro, en su primer partido del año, y con la lesión parece que superada.