Ayora y Puig ponen la Hispanidad en el Open
El malagueño y el catalán son las grandes bazas ante el bajón de Rahm en los nueve segundos. Marco Penge acaricia la copa en un sábado dulce.


El calendario hizo coincidir la última jornada de este Open de España con el Día de la Hispanidad y la mesa estaba puesta para un baño de patriotismo en el Real Club de Campo de Madrid. La proximidad de la Fiesta Nacional se hacía notar ya desde el martes, cuando los Eurofighter del Ejército del Aire entrenaban pasadas en los cielos de la capital mientras Jon Rahm se dirigía a los congregados en la presentación del torneo frente al Palacio de Cibeles. Un escenario idílico que se truncó este sábado por obra y gracia, para colmo, de un inglés, Marco Penge, quien dinamitó toda esperanza de ver coronado un campeón criado en la piel de toro en esta edición.
De rematar la faena, y tendría que mediar un descalabro de los que se recuerdan durante años para que eso no ocurriera tras el imponente 64 (-7 para -16) cosechado en la tercera vuelta, que le dejó 4 golpes de ventaja sobre el suizo Girrbach, no sería sino la confirmación de que este era su destino. Quedó sellado cuando a los 5 años cogió el driver que su madre le había regalado a su padre para ver si el deporte le relajaba un poco (es de suponer que habría visto poco golf, o bien que posee un fino sentido de la ironía) y mandó la bola al centro de la cancha de prácticas del Cottesmore Golf Club. A los 13 ya era un jugador scrath y el campeón de su club y a los 17 tenía cinco victorias a su nombre como amateur.
Marco Penge escapes the trees with a 9-iron from 183 yards 💪#OpenEspana pic.twitter.com/MafdTr7qfo
— DP World Tour (@DPWorldTour) October 11, 2025
En la que sería su tercera en el circuito europeo, habría que darle tanto crédito a él, que lleva tres bogeys en 54 hoyos esta semana, que este viernes destrozó las ilusiones de la afición española con ocho birdies del 7 al 16 (y eso que jugó con un palo menos tras romper el pitching wedge contra un tronco en el 2) como a las grandes bazas locales. Ni Sergio García, que perdió toda opción con un -2 para -3, ni Jon Rahm, que llegó a estar a un golpe de la cabeza a media jornada y acabó a 12 tras encallar en los nueve segundos (71 impactos, par para -4), le toserán en la nuca este domingo.

Y eso que parecía que iba a cantar otro gallo cuando Rahm le sacó un eagle al 4, el hoyo más amable de la semana, y arrancó un rugido al gentío que le seguía por el Recorrido Negro. También cuando hiló tres birdies seguidos entre el 6 y el 8 después de pegar una salida paupérrima en el 5 que le obligó a jugar una bola provisional y le acabó conduciendo al bogey. En su semana ha habido algún momentazo como ese, pero la consistencia ha brillado por su ausencia. El apagón definitivo llegaría en el 11, doble bogey porque se le indigestó el bunker de la derecha, el lado malo con la bandera de este viernes. De ahí al final solo se desviaría del par una vez, de nuevo para mal, en el 16.
“A ver si puedo jugar 18 hoyos sin cometer errores estúpidos, que es un poco lo que he hecho toda la semana. Jugando muy bien puedo hacer -12, y con ello ganar, pero malamente”, decía con más fe que lógica, aunque bien es cierto que la lógica no termina de casar siempre bien con el golf. “El campo está complicado, la verdad. Se pueden hacer pocas, pero cada fallo las cosas se ponen muy duras”, añadió.
Jon Rahm is now two shots back 👀#OpenEspana pic.twitter.com/upe8wxWmpt
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La defensa de los intereses españoles quedaba para la siguiente generación, en una buena metáfora de la realidad. Les tocaba a Ángel Ayora (21 años) y David Puig (23) tirar del carro, y a mitad de recorrido la cosa prometía. El malagueño arrancó con dos bogeys en los tres primeros y después embocó cuatro birdies en cinco hoyos, mientras el de La Garriga escalaba posiciones con un -4 sin errores. Pero el globo pinchó en los nueve segundos, que cerraron con un birdie y un bogey por cabeza, malogrando ambos sendas opciones de birdie en el asequible 18.
“Mañana (por este domingo) atacar desde la salida del 1. Tengo que hacer bastantes pocas para tener alguna opción aunque sea, y si no es la opción de ganar, cuanto más arriba posible, pues mejor”, largó Ayora, que acabó con un 69 (-2 para -8). “Al final me he enfriado un poco de más”, lamentó Puig. Este domingo recibirá el calor del público, que se aferrará a ambos como a un clavo ardiendo, pero todo indica que el único español con corona será el que presidirá el desfile de las Fuerzas Armadas desde la Fuente de Neptuno.
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