Antonio de la Rosa, ante el reto histórico de llegar solo al Polo Sur

Antonio de la Rosa (Íscar, 55 años) quiere cumplir durante el próximo mes de enero su sueño desde que en 2008 empezó a hacer expediciones extremas en solitario: llegar al Polo Sur. Tres españoles han llegado sin acompañamiento allí en la historia y solo uno, Juan Menéndez Granados, lo logró sin asistencia. Ocurrió en 2014, lo consiguió subido en una bicicleta especial para las condiciones del continente y tardó 47 días. Ahora, de la Rosa quiere alcanzarlo en menos de un mes con un esquí y arrastrando un trineo.

El deportista extremo ha relatado este jueves, en la presentación de su marcha, cómo comenzará su viaje hasta el Polo Sur y las difíciles condiciones que se va a encontrar. Tras llegar en avión a la zona costera de la Antártida, deberá guiarse por el instinto y una brújula. “Una vez avanzas unos 200 metros desde la línea del mar, no se ve más vida”. Las focas y los pingüinos solo viven cerca del agua, a partir de entonces, el paisaje es siempre igual, con una capa de nieve infinita. Por ello tendrá que estar “muy atento a la brújula”, una tarea que tampoco es sencilla para de la Rosa. “Las ventiscas hacen muy complicado seguir una línea recta y puede ocurrir que te desvíes tres kilómetros de tu camino”.

La orientación no es el aspecto más complicado del viaje. “El gran enemigo de la expedición, además de mis fuerzas, es el viento y la temperatura”. De la Rosa ha explicado que, pese a ir en verano, el mercurio se desploma progresivamente cuando el Polo Sur, que está a unos 3.000 metros de altura, se acerca. “Hay mucho viento, lo que acentúa todavía más el frío por la sensación térmica”, ha dicho. Sin embargo, estas son unas palabras de respeto, puesto que el deportista ya ha estado en situaciones similares. “Estas temperaturas pueden parecer muy complicadas, pero yo ya he vivido ese frío en el norte de Finlandia o en Alaska”.

Estas experiencias le han permitido elegir con mayor conocimiento el equipo que se va a llevar. La prioridad es mantenerse lo suficientemente abrigado, pero también ir muy ligero. “Le quito hasta las etiquetas a las camisetas”, ha reconocido entre risas. No es la única medida que toma para reducir el peso. También recorta los esquíes y lleva los elementos más ligeros posibles, como la tienda de campaña, que apenas supera los 800 gramos.

En cuanto a la comida, de la Rosa llevará alimentos deshidratados con una alta base calórica. Los frutos secos siempre serán parte de su dieta, a la que le sumará 100 gramos diarios de mantequilla. “Hay que tener un buen estómago para soportar tanta mantequilla diariamente”, ha confesado. Pese a eso, forzará el cuerpo hasta el extremo, lo que le hará que consuma todavía más calorías y pierda mucho peso en poco tiempo: “He entrenado bien y estoy preparado para perder alrededor de 10 kilos en el mes que espero que dure la expedición”.

De la Rosa, inquieto desde pequeño

De la Rosa se enamoró del deporte desde que era pequeño. Cuando iba al colegio ya era muy activo, lo que llevó a su madre a buscar un remedio. “Todavía no hacía deporte, pero mi madre le dijo a mis profesores: ‘Oye, ponedme al chaval a hacer algo, que es un buen chico, pero está todo el día enredando’, el objetivo al final era cansarme haciendo deporte”, ha contado. Entre carcajadas, el deportista extremo ha reconocido que “no lo consiguieron”, pero sí le ayudaron a encontrar la mayor pasión de su vida. Una vez vuelva del Polo Sur, de la Rosa quiere conseguir otro hito: ser la primera persona en cruzar los cinco océanos. El único que le falta es el Índico. “La idea es partir de Australia y llegar a las costas de Madagascar”, ha dicho.

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