Anthony Kim se abre tras su regreso: “Nunca he amado el golf”

El mundo del deporte es prolífico en el “¿y si...?”. ¿Y si Len Bias no hubiera muerto días después de ser drafteado por los Boston Celtics? ¿Y si los Boston Red Sox no hubieran dejado marchar a Babe Ruth en dirección Nueva York? ¿Y si los Portland Trail Blazers no hubieran ‘pasado’ de Michael Jordan para elegir a Sam Bowie con el número dos del draft de 1984? ¿Y si Barry Bonds no hubiera tomado (presuntamente) anabolizantes nunca? ¿Y si Tiger Woods no hubiera perdido algunos de los mejores años de su carrera entre escándalos y lesiones? En esa categoría de grandes historias que quedaron incompletas, o directamente sin escribir, o tergiversadas por la intervención de elementos extradeportivos, figura la carrera de Anthony Kim, que iba para estrella del golf y acabó en una de las grandes incógnitas, misterios, como quieran llamarlo, de esta disciplina.

Tras doce años alejado de los campos que presenciaron una irrupción, salvando las distancias, casi ‘tigeriana’ (ganó tres veces en el PGA entre 2007, año de su debut, y 2010, además de acabar tercero en un Masters y ser clave en el triunfo estadounidense en la Ryder de 2008), Kim se ha dado una segunda oportunidad, esta vez en el LIV Golf. Debutó a comienzos de marzo en el torneo de Yeda (Arabia Saudí) y este viernes tendrá su primera salida en Estados Unidos en la cita de Miami, que acoge el Trump National Doral.

Lo que muchos han señalado como el emplazamiento en el que la superliga saudí debía haber lanzado al mundo la bomba de un esperadísimo regreso, alimentado por todos los rumores que rodearon la desaparición del panorama de Kim, incluido el que hablaba de una póliza de seguro que le pagaría 10 millones de dólares por no volver a competir nunca, sí lo ha sido de la primera entrevista en profundidad que ha dado el jugador desde su reaparición. Ante el exgolfista David Feherty, ahora conductor de las retransmisiones del LIV, el estadounidense se abre en canal para tratar su retirada, su vuelta al ruedo y su relación con el golf, un deporte que asegura no haber amado “nunca”.

No es la única perla que deja Anthony, que asegura que se ha deshecho de “cerca del 98%” del círculo que le rodeaba en su anterior etapa profesional. “No voy a mentir, tenía malas personas alrededor, artistas de la estafa que se aprovecharon de mí. El problema es que cuando tienes 24, 25 o 30 años no reconoces a las serpientes que habitan bajo tu techo”, se despacha a gusto el californiano, que parece haber dejado en la cuneta en esta nueva aventura el séquito que le acompañaba habitualmente en sus torneos en el PGA, ahora reducido a su mujer y su hija. Y es que la entrevista deja entrever, sin dar nombres, que fue objeto de chantaje por alguno de los integrantes de ese grupo: “Por la gracia de Dios, estoy aquí y puedo contar mi historia. Con suerte inspiraré a otras personas y conseguiré que mi hija esté orgullosa de mí sin importar si juego bien o no, que es lo más importante para mí”.

Más allá de eso el especial, emitido a través del servicio de streaming del LIV, acaba convirtiéndose más en un publirreportaje sobre las bondades del circuito que en una verdadera catarsis de Kim, que sin embargo sí aborda el tema de las lesiones, un factor que marcó sus inicios en el mundillo y que obviamente influyó en su retirada. Asegura que se sometió a múltiples operaciones, incluyendo una fusión espinal de la que también fue objeto en su día Tiger Woods.

Una relación extraña con el golf

Otro tema en el que ofrece perspectivas interesantes, especialmente la que encabeza este artículo, es en el de su relación con el juego. Kim confiesa que no lo practicó desde su retirada hasta “hace unos tres meses”. “Lo extraño es que siento que ahora me estoy enamorando. He luchado batallas mentales de las que no he hablado con nadie, que me he quedado para mí”, afirma”. “Mis errores son la razón por lo que caí en un agujero y espero poder inspirar a aquellos que viven una situación parecida. Si no consiguen ver la luz al final del túnel espero que encuentren apoyo en las personas que les rodean. Yo empecé a poner en orden mi vida hará un año y medio”, completa. Un proceso en el que atribuye un papel clave a su mujer y su hija.

En el ámbito deportivo la entrevista no ofrece mucha información sobre lo que el jugador espera de sí mismo de ahora en adelante, aunque queda más o menos claro que no se ve peleando por grandes gestas. “Si empiezan a repartirlos estoy dispuesto a aceptar uno”, contesta con sorna a la pregunta de si cree que aún tiene golf para ganar un major. Y a la luz de sus actuaciones hasta la fecha (penúltimo con +16 en Yeda, 50º con +3 en Hong Kong), seguramente su enfoque sea el adecuado.

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