La proa española de Cambridge
Adriana Pérez Rotondo, madrileña de 26 años, disputa el domingo la Oxford-Cambridge que ya ganó en 2021. Acaba este año el doctorado en neurociencia computacional.
El 10 de junio de 1829 Oxford derrotaba a Cambridge en una regata celebrada en Henley-on-Thames. Ese día nacía uno de los eventos más antiguos de la historia del deporte que se convirtió en anual en 1856. Sólo guerras mundiales y el coronavirus cancelaron ediciones. El domingo (15:23 horas en España las mujeres; y 16:23 los hombres) los dos ocho con timonel de cada categoría regresan a su escenario habitual en Londres para recorrer, a contracorriente, los 6.779 metros desde Putney hasta Mortlake de la edición 167ª masculina (85-80 para Cambridge más un empate en 1877) y 76ª femenina (45-30 domina también Cambridge). Tradición inglesa con una española protagonista: Adriana Pérez Rotondo. La madrileña de 26 años, proa de la embarcación de Cambridge, ya sabe lo que es ganar la regata. Lo hizo el pasado año, por menos de una eslora, en el río Great Ouse y sin público. Cuarta victoria consecutiva de Cambridge. En 2022 quiere repetir. "Es emocionante regresar a la esencia y será especial con miles de espectadores presentes (se estima una asistencia de 250.000 personas)", asegura la española a AS.
"La preparación está yendo muy bien, con nervios pero muy ilusionados. Llevamos una semana entrenando en la parte del río donde se disputa la carrera. Es un agua especial por el tipo de corrientes y estamos ajustando detalles para sacar el máximo", revela Adriana cuya historia es sorprendente. Hija de científicos y alumna del Liceo Francés fue becada y se licenció en tres años en matemáticas y física en la Universidad de Columbia. Decidió hacer un máster de postgrado y las mejores opciones eran Oxford y Cambridge. Ambas aceptaron su solicitud, eligió Cambridge... y ahí empezó a remar. "El remo es muy popular y cada colegio de la universidad, veintitantos (el suyo es Newnham), tiene su equipo. Por eso al llegar es normal probar aunque nunca hayas tocado un barco. Y eso hice. Me gustó mucho, se me dio bien y me quedé", explica. Tras acabar el máster quiso hacer el doctorado... e irrumpió de nuevo Oxford. Le ofreció la beca James Buckee, la más completa del departamento de física, reservada a dos alumnos por curso. Pero Adriana fue leal a Cambridge.
"Cualquiera era una gran oportunidad. Tuve una oferta de Oxford pero decidí quedarme aquí por razones académicas. Y tuvo algo que ver también haber visto a la gente remar. Habría sido difícil hacer la transición, ahora no me imagino remar con Oxford. No se dice no a Cambridge (ríe)", afirma con modestia antes de explicar: "Estoy en el departamento de ingeniería y hago el doctorado en neurociencia computacional, que es hacer modelos del cerebro con simulaciones matemáticas, físicas, computacionales... para comprender mejor cómo funciona la red de neuronas y cómo procesa el cerebro la información y los pensamientos. Para ser parte del equipo de remo debes ser estudiante y yo estoy en mi año final; es mi última Oxford-Cambridge y quiero despedirme con otra victoria".
Mente portentosa y didáctica, explica cómo funciona el engranaje de su bote. "Hay gente de programas y niveles distintos. Tenemos tres olímpicas, dos son neozelandesas y una ganó dos medallas en Tokio. Yo estoy en la proa que es donde se suelen poner las atletas más ligeras. Este asiento es muy importante en este tipo de aguas turbias porque hay que ser muy suave para mantener el equilibrio del barco. La proa es más de técnica y en el medio del barco se pone a las más fuertes y potentes. Es el motor y luego en la popa están las que marcan el ritmo. Eso es la teoría, luego todos deben marcar ritmo, ser potentes y tener técnica y equilibrio para que el barco pueda ganar". Y apostilla riendo: "Una cosa buena de mi asiento es que si ganas eres la primera que cruza la meta".
Enfrentamiento en el Támesis... ¿y fuera? Así lo explica: "Hay una enorme rivalidad deportiva y académica. Y aunque hay gran respeto sí tenemos la impresión de que a ellas les interesa menos hablar con nosotras... Llevan años perdiendo y lo verán con perspectiva diferente". Por último, Adriana desvela que los premios son sentimentales: "Todo se hace por orgullo y honor, no hay compensación económica ni siquiera una medalla. Tocamos el trofeo cinco minutos y luego va a una caja. Lo que sí te puedes llevar es una botella de champán inglés (se ríe). Es un gran reconocimiento en el mundo del remo participar en la regata. Además, no depende sólo de tus capacidades deportivas sino que debes estar en una universidad de este prestigio y ser capaz de mantener el nivel mientras estudias, trabajas ocho horas en el laboratorio y te preparas para el deporte".