Bertrán cierra 25 años dorados de la natación en Cataluña
Se despide el presidente de la FCN después de tres legislaturas, de organizar un Mundial y un Europeo y de tutelar los éxitos de Mireia, Ona y el waterpolo.
Desde que llegara a la presidencia de la Federació Catalana de Natació (FCN) en 2008 (antes había estado 11 años en la junta directiva), Enric Bertrán ha visto crecer a Mireia Belmonte, ganadora de cuatro medallas olímpicas y campeona mundial; ha disfrutado con los récords y los podios de Ona Carbonell, máxima medallista de la historia en los Mundiales; y se ha entusiasmado con el nacimiento de la legendaria selección femenina de waterpolo (doble plata olímpica, campeona mundial y europea) y el renacimiento de la selección masculina encabezada por David Martín (plata europea y mundial). El mejor legado de un dirigiente capital en la consecución de todos estos éxitos.
"No debemos perpetuarnos en los cargos, pero eso no significa que ahora echando la vista atrás se me despiertan muchas emociones", explica en una entrevista realizada a la propia FCN. El ex presidente, que seguirá como vicepresidente en la Real Federación Española de Natación (RFEN) dos años más, se queda primero con la extensa celebración de acontecimientos deportivos durante estos 14 años. Desde el Centenario celebrado en 2021, hasta el Mundial de Natación de 2013, la dos finales de la Euroliga masculina de waterpolo, el Preolímpico de natación artística o el Europeo de Waterpolo, el momento más especial: "Sentí mucha fecilidad el día que las dos selecciones acabaron en el podio. Fue una competición por la que apostamos y en la que me involucré", comentó.
Obviamente, también ha habido momentos más ásperos, provocados por la crisis económica de 2009 y por la COVID. Las piscinas, que padecieron unas restricciones mayores, ahogaron a muchos clubes que aún sufren las consecuencias. Pero hay dos momentos deportivos críticos, como el accidente del saltador Ferran Esteban, un momento que no tiene "comparación con ningún otro". También la crisis de la sincro en 2012, que "no provocamos nosotros, pero que nos afectó de lleno por todo lo que significava". El despido de Anna Tarrés generó un grave problema, delicado, entre las federaciones y generó un clima difícil de gestionar para las futuras seleccionadoras.