Mahuchikh honra con su oro en altura al pueblo ucraniano
La saltadora, una de las seis integrantes de la delegación, gana con 2,02 y el público serbio estalla en aplausos.
Emoción contenida en la presentación y expectación ante el anuncio de sus nombres. 'Yaroslava Mahuchikh, Ucrania', 'Iryna Gerashchenko, Ucrania' decía el speaker del Stark Arena de Belgrado. Y el público presente en la grada, al menos una gran parte, estallaba en aplausos. Eso sí, bastante menores que los recibidos por Angelina Topic, ídolo serbio del salto de altura. "Habrá una bandera ucraniana, reuniones con los medios y esperemos oír sonar el himno de Ucrania", explicaba en la previa Yevhen Pronin, presidente de la Federación ucraniana de atletismo.
La brillante saltadora vertical de 20 años, recordwoman Sub-20 y medalla de bronce olímpica en los Juegos de Tokio, llegaba a Belgrado con una extra de peso y responsabilidad en la mochila para honrar y homenajear con un éxito deportivo de repercusión internacional a sus compatriotas que pelean, sufren y mueren a menos de 1.500 kilómetros en plena invasión de Ucrania por parte del ejército ruso que comanda Putin y cuya acción impedía, por ejemplo, que una de sus rivales fuera la campeona olímpica, la rusa Mariya Lasitskene, precisamente por el veto a Rusia. De hecho, la propia Mahuchikh había escapado de las bombas de Dnipro: "Me desperté en mi apartamento a causa de los terribles sonidos de explosiones, fuego de artillería y disparos". Y ampliaba la explicación de cómo fue su propia odisea: “Viví una situación de pánico total y pude salir en coche después de cientos de llamadas telefónicas, muchos cambios de dirección, explosiones, incendios y sirenas antiaéreas".
El concurso de salto de altura fue un compendio de sensaciones y mezcla de sentimientos que iba 'in crescendo' según avanzaban los saltos y las medallas empezaban a elegir cuello aspirante. Banderas ucranianas en el pabellón y personas ataviadas con ropa amarilla y azul se agolpaban en una zona de asientos pegada al saltadero. Agitaban y gritaban con cada salto franqueado de las dos ucranianas. El 1,84 empezó a disminuir la nómina de aspirantes y el 1,88 suponía el adiós de la favorita local.
Los dos metros decidirían qué atleta se llevaría cada metal por que solo tres volaron por encima del 1,98. Y cuando el sueño del homenaje al pueblo ucraniano parecía esfumarse... Mahuchikh apretó los dientes y voló de forma límpica por encima del 2,00. Explosión de júbilo. Únicamente la australiana Patterson podía arrebatarle ya el oro. Yaroslava llevaba las uñas de las manos pintadas con los colores de su bandera con el dedo anular del tono contrario, ese que los griegos consideraban que tenía un hilo directo con el corazón, tenía clara la misión y su esplendoroso vuelo en el primer intento en el 2,02 (mejor marca mundial de la temporada) le acercaba de forma casi definitiva.