Dupont ilumina París
El retornado medio melé guía a Francia en una victoria clave contra Irlanda. El Gallo se distancia en la pelea por el título antes del primer parón.
Solo era la segunda jornada del Seis Naciones, pero Francia e Irlanda se batieron en París como si fuera el título en ello. Y es que, en cierta manera, así era. Un duelo con aroma a final anticipada entre los dos equipos que más solvencia demostraron el fin de semana pasado. Se llevó el triunfo (30-24) un Gallo ya comandado por Antoine Dupont, su flamante medio melé, mejor jugador del mundo en 2021, recientemente portada de la edición francesa de GQ...
En definitiva, un líder para una generación francesa que ha vuelto a conectar con su público. Hubo lleno hasta la bandera en Saint Denis, que ha pasado en los últimos años del hartazgo de la era Brunel al entusiasmo de la era Galthié. Ahora el coloso parisino vibra y lleva en volandas a sus jugadores al son del Allez les bleus. El primer partido contra Italia alcanzó una audiencia de siete millones de personas y las cifras de este sábado andarán por ahí, si es que no crecen. A un año del Mundial que acogerá el hexágono, todo marcha viento en popa.
Francia no es solo Dupont, pero el descarado 9 del Stade Toulousain es quien más gasolina echa al fuego. Es un estado mental. Es alegría, hedonismo, joie de vivre, que dirían al norte de los Pirineos. Apenas había transcurrido un minuto de partido y ya ensayaba en conexión con Romain Ntamack, su compañero de bisagra, otro producto de la inagotable fábrica de talento que es Toulouse. Poco después respondió, más listo que nadie en un saque de centro, Mack Hansen, que es un poco a Irlanda lo que estos dos a Francia, una gran irrupción (aunque la dupla francesa ya tiene más callo en el torneo).
Tras el posado del ala nacido en Australia, Francia empezó a castigar a la delantera del Trébol. Irían cayendo las infracciones una detrás de otra. Las penalizó sin piedad Jaminet, una gran incorporación a la línea francesa, pie certero y manos seguras. 14 de los 19 puntos del Gallo en la primera mitad salieron de sus botas.
Los locales ganaban metros con facilidad. Una delantera pesada pero dinámica (ahí lidera Alldritt, con menos cartel pero también clave) y jugadores como Penaud, Fickou o Villiere, además de los antes citados, le facilitan mucho esa tarea. Pero Irlanda nunca le pierde la cara a un partido y se las apañó para recuperar el pulso con una secuencia de cinco minutos arroladores, en los que enlazó ensayos de Van der Flier y Gibson-Park. De repente estaba a uno. Runrún en Saint Denis. Francia ya no conseguiría despegarse.
Síntoma de madurez de esta camada es que hace un año o dos quizá habría claudicado ante el oficio de un rival con muchas más batallas a sus espaldas. Ahora en cambio saben cerrar los partidos (ahí tiene mucho que ver también la tela de araña defensiva que ha tejido Shaun Edwards). Un ensayo de Baille les dio aire y el marcador no se movió del 27-21 hasta que Carbery, sustituto de un lesionado Sexton, pasó un golpe entre palos para ponerle picante a la recta final. Irlanda llegó a inquietar con una touch en 22, pero se la robaron y poco después llegó la infracción que dio a Jaminet la oportunidad de sellar la victoria. Este Gallo va a ser difícil de callar.