La comunidad científica pone sobre aviso al mundo del deporte del peligro de las conmociones cerebrales. Las secuelas a largo plazo obligan a abordar el asunto con rigor.
Hay un problema en el deporte del que solo se habla en voz baja, que apenas entra en la agenda pública cuando suceden episodios de gravedad. La alarma salta de vez en cuando y sirve a un debate que no se termina de abordar con la seriedad necesaria. Son muchos los deportistas que han sufrido o sufren enfermedades degenerativas neurológicas, atribuidas por diferentes estudios a los recurrentes golpes en la cabeza que reciben durante la práctica de distintas disciplinas deportivas. El boxeo siempre estuvo en el foco por este asunto, pero el fútbol americano, el rugby o el propio fútbol tampoco son ajenos a esta inquietante problemática. Las investigaciones de la comunidad médica y científica apuntan a las conmociones cerebrales como una cuestión de salud de primer orden.
Lóbulo parietal
Cerebro
Lóbulo frontal
Líquido cefalorraquídeo
Lóbulo temporal
Duramadre
Cerebelo
Lóbulo occipital
Meninges
Flota dentro del cráneo suspendido en el interior de una especie de cojín
protector de líquido cefalorraquídeo. Lo protegen varias capas:
las meninges, membranas que se encuentran entre el cerebro y el
cráneo duro; la duramadre, la más resistente de las capas, que se adhiere
al cráneo y proporciona un saco que limita su movimiento.
Y, por último, el líquido cefalorraquídeo, que amortigua el cerebro cuando
la cabeza se mueve, lo que limita el contacto con el cráneo.
Desaceleración
angular
Zona de
impacto
Zona de
impacto
Fuerza de rotación
centrada en el
mesencéfalo y el tálamo
Puede provocar hinchazón
del cerebro, desgarro de los
vasos sanguíneos y lesiones
en los nervios.
Un golpe directo en la cabeza, la
cara o el cuello o por un impacto
en otra parte del cuerpo, puede
crear una fuerza que sacuda el
cerebro.
Cuando ese golpe tiene la
fuerza suficiente o proviene de
una dirección concreta, el cerebro
puede moverse de modo que golpee
el cráneo o se tuerza sobre sí mismo.
Al igual que en otras partes del cuerpo,
pueden producirse hematomas y daño
celular, pero cuando esas células son
neuronas el resultado es una conmoción
cerebral.
La velocidad, la fortaleza y la potencia en el deporte profesional han ido
a la par de la evolución del cuerpo humano y la ayuda de la tecnología.
Esto tiene efectos positivos y negativos. Las lesiones forman parte de los
últimos. Desde hace un par de décadas, las consecuencias de los golpes
en la cabeza han comenzado a ocupar los titulares de la prensa y a ser
fuente de preocupación e investigación en la comunidad médica y científica.
Muchos deportistas que sufren una conmoción cerebral pueden no presentar
signos observables, lo que dificulta el diagnóstico. Estos pueden ocurrir
inmediatamente después de la lesión en la cabeza o minutos u horas después.
Síntomas que se pueden dar después de una conmoción:
Desorientación e
incapacidad para
hablar con coherencia.
Fatiga
Falta de
coordinación
Pérdida de memoria
(sobre el evento causal).
Dolor de cabeza o
sensación de presión
en la misma.
Náuseas y
vómitos.
Lóbulo parietal
Cerebro
Lóbulo frontal
Líquido cefalorraquídeo
Lóbulo temporal
Duramadre
Cerebelo
Lóbulo occipital
Meninges
Flota dentro del cráneo suspendido en el interior de una especie de cojín
protector de líquido cefalorraquídeo. Lo protegen varias capas:
las meninges, membranas que se encuentran entre el cerebro y el
cráneo duro; la duramadre, la más resistente de las capas, que se adhiere
al cráneo y proporciona un saco que limita su movimiento.
Y, por último, el líquido cefalorraquídeo, que amortigua el cerebro cuando
la cabeza se mueve, lo que limita el contacto con el cráneo.
Desaceleración
angular
Zona de
impacto
Zona de
impacto
Fuerza de rotación
centrada en el
mesencéfalo y el tálamo
Puede provocar hinchazón
del cerebro, desgarro de los
vasos sanguíneos y lesiones
en los nervios.
Un golpe directo en la cabeza, la
cara o el cuello o por un impacto
en otra parte del cuerpo, puede
crear una fuerza que sacuda el
cerebro.
Cuando ese golpe tiene la
fuerza suficiente o proviene de
una dirección concreta, el cerebro
puede moverse de modo que golpee
el cráneo o se tuerza sobre sí mismo.
Al igual que en otras partes del cuerpo,
pueden producirse hematomas y daño
celular, pero cuando esas células son
neuronas el resultado es una conmoción
cerebral.
La velocidad, la fortaleza y la potencia en el deporte profesional han ido
a la par de la evolución del cuerpo humano y la ayuda de la tecnología.
Esto tiene efectos positivos y negativos. Las lesiones forman parte de los
últimos. Desde hace un par de décadas, las consecuencias de los golpes
en la cabeza han comenzado a ocupar los titulares de la prensa y a ser
fuente de preocupación e investigación en la comunidad médica y científica.
Muchos deportistas que sufren una conmoción cerebral pueden no presentar
signos observables, lo que dificulta el diagnóstico. Estos pueden ocurrir
inmediatamente después de la lesión en la cabeza o minutos u horas después.
Síntomas que se pueden dar después de una conmoción:
Desorientación e
incapacidad para
hablar con coherencia.
Fatiga
Falta de
coordinación
Pérdida de memoria
(sobre el evento causal).
Dolor de cabeza o
sensación de presión
en la misma.
Náuseas y
vómitos.
Lóbulo parietal
Lóbulo frontal
Lóbulo temporal
Cerebelo
Lóbulo occipital
Cerebro
Líquido cefalorraquídeo
Duramadre
Meninges
Flota dentro del cráneo suspendido en el interior de
una especie de cojín protector de líquido
cefalorraquídeo. Lo protegen varias capas:
las meninges, membranas que se encuentran entre
el cerebro y el cráneo duro; la duramadre, la más
resistente de las capas, que se adhiere al cráneo y
proporciona un saco que limita su movimiento.
Y, por último, el líquido cefalorraquídeo, que
amortigua el cerebro cuando la cabeza se mueve,
lo que limita el contacto con el cráneo.
Un golpe directo en la cabeza, la cara o el cuello o
por un impacto en otra parte del cuerpo, puede
crear una fuerza que sacuda el cerebro.
Zona de
impacto
Fuerza de rotación
centrada en el
mesencéfalo y el tálamo
Cuando ese golpe tiene la fuerza suficiente o
proviene de una dirección concreta, el cerebro
puede moverse de modo que golpee el cráneo o
se tuerza sobre sí mismo.
Zona de
impacto
Puede provocar hinchazón
del cerebro, desgarro de los
vasos sanguíneos y lesiones
en los nervios.
Al igual que en otras partes del cuerpo, pueden
producirse hematomas y daño celular, pero cuando
esas células son neuronas el resultado es una
conmoción cerebral.
La velocidad, la fortaleza y la potencia en el deporte
profesional han ido a la par de la evolución del
cuerpo humano y la ayuda de la tecnología. Esto
tiene efectos positivos y negativos. Las lesiones
forman parte de los últimos. Desde hace un par de
décadas, las consecuencias de los golpes en la
cabeza han comenzado a ocupar los titulares de la
prensa y a ser fuente de preocupación e
investigación en la comunidad médica y científica.
Muchos deportistas que sufren una conmoción
cerebral pueden no presentar signos observables,
lo que dificulta el diagnóstico. Estos pueden ocurrir
inmediatamente después de la lesión en la cabeza
o minutos u horas después.
Síntomas que se pueden dar después de una
conmoción:
Desorientación e
incapacidad para
hablar con coherencia.
Fatiga
Pérdida de memoria
(sobre el evento causal).
Dolor de cabeza o
sensación de presión
en la misma.
Falta de coordinación
Náuseas y vómitos.
La conmoción cerebral y el síndrome de segundo impacto pueden provocar mareos, pérdida de conciencia, amnesia, vómitos, zumbido en los oídos o hematomas, pero a largo plazo son mucho más graves. Desde riesgo de alzheimer o demencia a ansiedad, trastorno del sueño o irritabilidad. Son secuelas de por vida que, en algún caso, llegan a ser mortales. La principal preocupación de los especialistas es la llamada encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés). Es consecuencia de las diversas conmociones cerebrales que los deportistas sufren a lo largo de sus carreras y en español se la denomina también como la demencia del púgil, al estar asociada al boxeo en sus inicios. Conocido el riesgo, el contexto apremia a todos los organismos a tratar con rigor y responsabilidad el problema. La escalada de casos obliga a esta postura, asumiendo que nunca puede haber un riesgo cero. La NFL lidera la cruzada desde hace tiempo, el rugby da pasos claros para neutralizar el problema y el fútbol ya no se pone de perfil.
"Recuerdo un partido contra Tonga en la Copa del Mundo de 2007 en el que recibí un golpe y cuando me levanté no tenía ni idea de dónde estaba. Seguí jugando y durante los primeros minutos mi compañero Martin Corry me guiaba por el campo mientras recobraba los sentidos y la orientación. Era algo normal, hasta divertido. No era inusual reír abiertamente mientras veías a un jugador sufrir los efectos de una conmoción". Estas palabras fueron pronunciadas por el exjugador inglés de rugbyy Lewis Moody (71 veces internacional) y muestran el cambio de percepción sobre este tema que se está produciendo en los últimos tiempos. Nadie se ríe ya. Un análisis de la Universidad de Tecnología de Auckland señalaba que el 85 % de los jugadores de rugby de élite sufrían al menos una conmoción cerebral en su carrera. En la misma línea, la Rugby Football Union inglesa realiza estudios anuales en los que siempre las conmociones son la lesión más frecuente en el rugby inglés. Con el apoyo de World Rugby, organiza cursos de concienciación con el lema de las cuatro 'r': recognise, remove, recover and return (reconocer, eliminar, recuperar y regresar).
Inglaterra ganó el Mundial de rugby en 2003 después de un famoso drop de
Jonny Wilkinson. En las islas británicas se recuerda especialmente, ya que es
el único título de los creadores del rugby. Pero Steve Thompson, de 43 años,
que jugó y ganó aquella final, no recuerda nada: ni los partidos ni el título.
El jugador inglés, hooker en el campo, disputó 73 partidos con la Selección inglesa
Y más de 200 partidos en clubes
En fotografías de los festejos, Thompson aparece levantando el trofeo y con una botella
de champán en la mano. Pero al delantero inglés todo aquello se le hace irreal.
Thompson y otros exjugadores que han sido diagnosticados con principio de demencia
denunciaron el año pasado a los órganos rectores del rugby por su negligencia a la hora
de proteger su salud en el juego.
Los abogados de los demandantes sugirieron que podría haber más de 80 jugadores de
entre 25 y 55 años con síntomas de CTE (siglas en inglés para la Encefalopatía Traumática
Crónica), que incluyen demencia, depresión y pérdida de memoria y que solo son
diagnosticables tras la muerte. Thompson donará el cerebro tras su muerte para el
estudio de la CTE.
Protocolo de conmoción en el rugby
24 horas de
reposo físico
y mental
1 semana de
reposo relativo
libre de síntomas
Control
médico
Control
médico
Vuelta
juego
No menos
de doce días
Retorno gradual
al juego (24-48 hrs.
por etapa)
Inglaterra ganó el Mundial de rugby en 2003 después de un famoso drop de
Jonny Wilkinson. En las islas británicas se recuerda especialmente, ya que es
el único título de los creadores del rugby. Pero Steve Thompson, de 43 años,
que jugó y ganó aquella final, no recuerda nada: ni los partidos ni el título.
El jugador inglés, hooker en el campo, disputó 73 partidos con la Selección inglesa
Y más de 200 partidos en clubes
En fotografías de los festejos, Thompson aparece levantando el trofeo y con una botella
de champán en la mano. Pero al delantero inglés todo aquello se le hace irreal.
Thompson y otros exjugadores que han sido diagnosticados con principio de demencia
denunciaron el año pasado a los órganos rectores del rugby por su negligencia a la hora
de proteger su salud en el juego.
Los abogados de los demandantes sugirieron que podría haber más de 80 jugadores de
entre 25 y 55 años con síntomas de CTE (siglas en inglés para la Encefalopatía Traumática
Crónica), que incluyen demencia, depresión y pérdida de memoria y que solo son
diagnosticables tras la muerte. Thompson donará el cerebro tras su muerte para el
estudio de la CTE.
Protocolo de conmoción en el rugby
24 horas de
reposo físico
y mental
1 semana de
reposo relativo
libre de síntomas
Control
médico
Control
médico
Vuelta
juego
No menos
de doce días
Retorno gradual
al juego (24-48 hrs.
por etapa)
Inglaterra ganó el Mundial de rugby en 2003
después de un famoso drop de Jonny Wilkinson.
En las islas británicas se recuerda especialmente,
ya que es el único título de los creadores del rugby.
Pero Steve Thompson, de 43 años, que jugó y ganó
aquella final, no recuerda nada: ni los partidos ni
el título.
El jugador inglés, hooker en el campo, disputó
73 partidos con la Selección inglesa
Y más de 200 partidos en clubes
En fotografías de los festejos, Thompson aparece
levantando el trofeo y con una botella de champán
en la mano. Pero al delantero inglés todo aquello
se le hace irreal.
Thompson y otros exjugadores que han sido
diagnosticados con principio de demencia
denunciaron el año pasado a los órganos rectores
del rugby por su negligencia a la hora de proteger
su salud en el juego.
Los abogados de los demandantes sugirieron que
podría haber más de 80 jugadores de entre 25 y 55
años con síntomas de CTE (siglas en inglés para la
Encefalopatía Traumática Crónica), que incluyen
demencia, depresión y pérdida de memoria y que
solo son diagnosticables tras la muerte.
Thompson donará el cerebro tras su muerte para
el estudio de la CTE.
Protocolo de conmoción en el rugby
24 horas de
reposo físico
y mental
1 semana de
reposo relativo
libre de síntomas
Control
médico
Retorno gradual
al juego (24-48 hrs.
por etapa)
Control
médico
Vuelta
juego
No menos
de doce días
El fútbol, a su manera, también ha tomado partido. De forma tímida, sí, pero al menos es un principio. Los protocolos de FIFA y UEFA han mejorado la evaluación neurológica e incluso plantean las sustituciones temporales en caso de conmoción. Ambos organismos, junto al sindicato FIFPRO, han lanzado algunas campañas de sensibilización. Sin embargo, todavía existe cierto silencio generalizado que esconde el verdadero alcance del problema. Ya en 1985 apareció un artículo en la revista oficial de la FIFA, firmado por el doctor estadounidense Vojin N. Smodlaka, que analizaba el peligro del golpeo de cabeza, elemento esencial en la cultura del fútbol, para concluir que su abuso "provocaba dolores de cabeza, cuello y oídos, mareos, insomnio y pérdida de memoria" y advertir que "la medicina deportiva no dedicaba suficiente atención a este problema importante de lesiones cerebrales". Aquel artículo alimentaba las sospechas en una época en la que los balones eran mucho más duros y las acciones de juego aéreo eran más numerosas (340 cabezazos de media al año por jugador). En la actualidad, no se considera un peligro real el contacto directo de cabeza con la pelota. "Los resultados de diferentes estudios no sugieren que el remate de cabeza sea el problema. En principio, por la frecuencia con la que se hace no parece que sea un factor de riesgo", explica el doctor Pablo Eguía, de la Sociedad Española de Neurología, a AS. Aun así, por la propia esencia del juego, los futbolistas están sujetos siempre a sufrir conmociones en las fricciones aéreas. Ante esta amenaza latente, los organismos deben pasar de las palabras a los hechos y adoptar medidas de prevención desde edades tempranas. En Reino Unido se ha prohibido rematar de cabeza a los menores de 12 años durante los entrenamientos y se han impuesto restricciones para los futbolistas de entre 12 y 18 años de edad. "El cerebro de los niños está en desarrollo y es más vulnerable a este tipo de lesiones. El cuello tampoco tiene esa fortaleza ni la capacidad de contener el golpe. También están menos coordinados y, por tanto, tienen más papeletas de sufrir un traumatismo de cabeza con cabeza en un salto. Son más proclives que los adultos", abunda Eguía.
En 2020 el sindicato de jugadores profesionales de Inglaterra y el sindicato
mundial FIFPRO reclamaron a la FIFA que tomara medidas ante el número
de golpes en la cabeza que han venido experimentando los jugadores en
diferentes competiciones.
En la final del Mundial 2014, el alemán Christoph Kramer jugó durante
14 minutos a pesar de estar visiblemente desorientado después de un golpe
contra un rival argentino. El árbitro contó a los periodistas que Kramer le
había pedido que le confirmara durante el juego que el partido era realmente
la final de la Copa del Mundo.
En 2019, el exdefensor del Tottenham Jan Vertonghen confesó que
jugó con síntomas de conmoción cerebral durante nueve meses después de
sufrir una lesión en la cabeza en las semifinales de la Liga de Campeones en
2019.
En noviembre de 2019, Raúl Jiménez y David Luiz sufrieron un violento
impacto al chocar sus cabezas. El méxicano fue operado de una fractura
craneal. David Luiz permaneció en el campo durante media hora más.
Fue sustituido en el descanso.
Durante la pasada Eurocopa, el defensa francés Benjamin Pavard cayó al
suelo después de un fortísimo golpe en su cabeza. Sin embargo, el árbitro
decidió que, una vez atendido por los médicos, el juego continuara con
normalidad. El jugador confirmó luego que estuvo “desmayado” durante
10 o 15 segundos.
En diciembre de 2020, la IFAB (el organismo de la FIFA encargado de redactar
y sancionar las reglas de juego) autorizó los ensayos para realizar cambios
adicionales permanentes de jugadores que sufran traumatismos en la
cabeza, o que se sospeche que puedan haberlos.
Pero en el caso de Pavard durante la Eurocopa este protocolo no se activó.
El sindicato de jugadores FIFPro emitió después una nota pidiendo
explicaciones a la UEFA para averiguar por qué no se aplicó la Carta de
Conmociones Cerebrales (Concussion Charter).
El estudio de Willie Stewart
El doctor Willie Stewart, miembro del laboratorio de neuropatología de la
Universidad de Glasgow, publicó a finales de 2019 el estudio “Mortalidad por
enfermedades neurodegenerativas en exfutbolistas profesionales”. En el
mismo, comparó los datos médicos de 7.676 futbolistas escoceses nacidos
entre 1900 y 1976 y 23.028 hombres con un contexto social similar pero
que no habían practicado profesionalmente deportes de contacto.
El estudio afirma que los exfutbolistas tienen más del triple de
posibilidades que el resto de las personas de que la principal causa de su
muerte sea una enfermedad degenerativa.
Stewart no ha podido determinar las causas de la mortandad, pero ha
sugerido como hipótesis que “el único factor de riesgo identificado es el
golpe en la cabeza”.
Principal causa de muerte
Ex futbolistas (7.767)
1.180
173
134
74
15,4%
2,3%
1,7%
1,0%
Cualquier causa
Enfermedad isquémica del corazón
Enfermedad neurodegenerativa
Cáncer de pulmón
Población comparativa (23.028 personas)
Cualquier causa
Enfermedad isquémica del corazón
Cáncer de pulmón
Enfermedad neurodegenerativa
3.807
568
362
120
16,5%
2,5%
1,6%
0,5%
Mortalidad por enfermedad neurodegenerativa
como causa principal o causa contribuyente
Causa principal o contribuyente
de muerte
Ex futbolistas
Población
comparativa
Enfermedad neurodegenerativa
Tipo:
-Demencia no especificada
-Demencia sin Alzheimer
-Alzheimer
-Parkinson
-Enfermedad neuronal
222
180
121
64
28
22
(2,9%)
(2,3%)
(1,6%)
(0,8%)
(0,4%)
(0,3%)
228
178
133
47
44
17
(1,0%)
(0,8%)
(0,6%)
(0,2%)
(0,2%)
(0,1%)
En la actualidad, la FIFA autoriza realizar cuantos cambios sean necesarios
para reemplazar a los jugadores que sufran golpes en la cabeza, aunque
los entrenadores ya hayan agotado los cinco cambios permitidos por el
reglamento. Si un futbolista o dos sufren golpes en la cabeza, el protocolo
establece que sean retirados del campo.
En 2020 el sindicato de jugadores profesionales de Inglaterra y el sindicato
mundial FIFPRO reclamaron a la FIFA que tomara medidas ante el número
de golpes en la cabeza que han venido experimentando los jugadores en
diferentes competiciones.
En la final del Mundial 2014, el alemán Christoph Kramer jugó durante
14 minutos a pesar de estar visiblemente desorientado después de un golpe
contra un rival argentino. El árbitro contó a los periodistas que Kramer le
había pedido que le confirmara durante el juego que el partido era realmente
la final de la Copa del Mundo.
En 2019, el exdefensor del Tottenham Jan Vertonghen confesó que
jugó con síntomas de conmoción cerebral durante nueve meses después de
sufrir una lesión en la cabeza en las semifinales de la Liga de Campeones en
2019.
En noviembre de 2019, Raúl Jiménez y David Luiz sufrieron un violento
impacto al chocar sus cabezas. El méxicano fue operado de una fractura
craneal. David Luiz permaneció en el campo durante media hora más.
Fue sustituido en el descanso.
Durante la pasada Eurocopa, el defensa francés Benjamin Pavard cayó al
suelo después de un fortísimo golpe en su cabeza. Sin embargo, el árbitro
decidió que, una vez atendido por los médicos, el juego continuara con
normalidad. El jugador confirmó luego que estuvo “desmayado” durante
10 o 15 segundos.
En diciembre de 2020, la IFAB (el organismo de la FIFA encargado de redactar
y sancionar las reglas de juego) autorizó los ensayos para realizar cambios
adicionales permanentes de jugadores que sufran traumatismos en la
cabeza, o que se sospeche que puedan haberlos.
Pero en el caso de Pavard durante la Eurocopa este protocolo no se activó.
El sindicato de jugadores FIFPro emitió después una nota pidiendo
explicaciones a la UEFA para averiguar por qué no se aplicó la Carta de
Conmociones Cerebrales (Concussion Charter).
El estudio de Willie Stewart
El doctor Willie Stewart, miembro del laboratorio de neuropatología de la
Universidad de Glasgow, publicó a finales de 2019 el estudio “Mortalidad por
enfermedades neurodegenerativas en exfutbolistas profesionales”. En el
mismo, comparó los datos médicos de 7.676 futbolistas escoceses nacidos
entre 1900 y 1976 y 23.028 hombres con un contexto social similar pero
que no habían practicado profesionalmente deportes de contacto.
El estudio afirma que los exfutbolistas tienen más del triple de
posibilidades que el resto de las personas de que la principal causa de su
muerte sea una enfermedad degenerativa.
Stewart no ha podido determinar las causas de la mortandad, pero ha
sugerido como hipótesis que “el único factor de riesgo identificado es el
golpe en la cabeza”.
Principal causa de muerte
Ex futbolistas (7.767)
1.180
173
134
74
15,4%
2,3%
1,7%
1,0%
Cualquier causa
Enfermedad isquémica del corazón
Enfermedad neurodegenerativa
Cáncer de pulmón
Población comparativa (23.028 personas)
Cualquier causa
Enfermedad isquémica del corazón
Cáncer de pulmón
Enfermedad neurodegenerativa
3.807
568
362
120
16,5%
2,5%
1,6%
0,5%
Mortalidad por enfermedad neurodegenerativa
como causa principal o causa contribuyente
Causa principal o contribuyente
de muerte
Ex futbolistas
Población
comparativa
Enfermedad neurodegenerativa
Tipo:
-Demencia no especificada
-Demencia sin Alzheimer
-Alzheimer
-Parkinson
-Enfermedad neuronal
222
180
121
64
28
22
(2,9%)
(2,3%)
(1,6%)
(0,8%)
(0,4%)
(0,3%)
228
178
133
47
44
17
(1,0%)
(0,8%)
(0,6%)
(0,2%)
(0,2%)
(0,1%)
En la actualidad, la FIFA autoriza realizar cuantos cambios sean necesarios
para reemplazar a los jugadores que sufran golpes en la cabeza, aunque
los entrenadores ya hayan agotado los cinco cambios permitidos por el
reglamento. Si un futbolista o dos sufren golpes en la cabeza, el protocolo
establece que sean retirados del campo.
En 2020 el sindicato de jugadores profesionales de
Inglaterra y el sindicato mundial FIFPRO reclamaron
a la FIFA que tomara medidas ante el número de
golpes en la cabeza que han venido experimentando
los jugadores en diferentes competiciones.
En la final del Mundial 2014, el alemán Christoph
Kramer jugó durante 14 minutos a pesar de estar
visiblemente desorientado después de un golpe
contra un rival argentino. El árbitro contó a los
periodistas que Kramer le había pedido que le
confirmara durante el juego que el partido era
realmente la final de la Copa del Mundo.
En 2019, el exdefensor del Tottenham
Jan Vertonghen confesó que jugó con síntomas de
conmoción cerebral durante nueve meses después
de sufrir una lesión en la cabeza en las semifinales
de la Liga de Campeones en 2019.
En noviembre de 2019, Raúl Jiménez y David Luiz
sufrieron un violento impacto al chocar sus cabezas.
El méxicano fue operado de una fractura craneal.
David Luiz permaneció en el campo durante media
hora más. Fue sustituido en el descanso.
Durante la pasada Eurocopa, el defensa francés
Benjamin Pavard cayó al suelo después de un
fortísimo golpe en su cabeza. Sin embargo, el árbitro
decidió que, una vez atendido por los médicos,
el juego continuara con normalidad. El jugador
confirmó luego que estuvo “desmayado” durante
10 o 15 segundos.
En diciembre de 2020, la IFAB (el organismo de la
FIFA encargado de redactar y sancionar las reglas
de juego) autorizó los ensayos para realizar cambios
adicionales permanentes de jugadores que sufran
traumatismos en la cabeza, o que se sospeche que
puedan haberlos.
Pero en el caso de Pavard durante la Eurocopa
este protocolo no se activó.
El sindicato de jugadores FIFPro emitió después una
nota pidiendo explicaciones a la UEFA para
averiguar por qué no se aplicó la Carta de
Conmociones Cerebrales (Concussion Charter).
El estudio de Willie Stewart
El doctor Willie Stewart, miembro del laboratorio de
neuropatología de la Universidad de Glasgow,
publicó a finales de 2019 el estudio “Mortalidad por
enfermedades neurodegenerativas en exfutbolistas
profesionales”. En el mismo, comparó los datos
médicos de 7.676 futbolistas escoceses nacidos
entre 1900 y 1976 y 23.028 hombres con un
contexto social similar pero que no habían
practicado profesionalmente deportes de contacto.
El estudio afirma que los exfutbolistas tienen más
del triple de posibilidades que el resto de las
personas de que la principal causa de su muerte
sea una enfermedad degenerativa.
Stewart no ha podido determinar las causas de la
mortandad, pero ha sugerido como hipótesis que
“el único factor de riesgo identificado es el golpe
en la cabeza”.
Principal causa de muerte
1.180
173
134
74
15,4%
2,3%
1,7%
1,0%
Cualquier causa
Enfermedad isquémica del corazón
Enfermedad neurodegenerativa
Cáncer de pulmón
Población comparativa (23.028 personas)
Cualquier causa
Enfermedad isquémica del corazón
Cáncer de pulmón
Enfermedad neurodegenerativa
3.807
568
362
120
16,5%
2,5%
1,6%
0,5%
Mortalidad por enfermedad neurodegenerativa
como causa principal o causa contribuyente
Causa principal o contribuyente
de muerte
Ex
futbolistas
Población
comparativa
222
180
121
64
28
22
(2,9%)
(2,3%)
(1,6%)
(0,8%)
(0,4%)
(0,3%)
228
178
133
47
44
17
(1,0%)
(0,8%)
(0,6%)
(0,2%)
(0,2%)
(0,1%)
Tipo de enfermedad
neurodegenerativa:
-Demencia no especificada
-Demencia sin Alzheimer
-Alzheimer
-Parkinson
-Enfermedad neuronal
En la actualidad, la FIFA autoriza realizar cuantos
cambios sean necesarios para reemplazar a los
jugadores que sufran golpes en la cabeza, aunque
los entrenadores ya hayan agotado los cinco
cambios permitidos por el reglamento.
Si un futbolista o dos sufren golpes en la cabeza,
el protocolo establece que sean retirados del campo.
El fútbol busca soluciones al no poder despreciar conclusiones tan inquietantes como las del estudio de Willie Stewart o las que recogió un equipo de observadores del Hospital St. Michael's de Toronto de Canadá. Revisó los 51 partidos de la Eurocopa 2016 e identificó 69 posibles eventos de conmoción cerebral, un promedio de 1,35 por partido. No es más que una cuantificación del peligro. Se conocen casos destacados de exfutbolistas que han sido víctimas de enfermedades degenerativas. Desde Jeff Astle, caso paradigmático, pasando por Puskas, Torpedo Müller, Stiles o recientemente Bobby Charlton. Cuatro campeones del mundo con Inglaterra en 1966 fallecieron por estas enfermedades. El temor, pues, no es infundado. El mítico Alan Shearer, excelso e imparable rematador de cabeza que figura como máximo goleador de la historia de la Premier, puso voz y cara a un documental de la BBC ('La demencia, el fútbol y yo') de 2017 que suscitó un gran impacto. El exdelantero del Newcastle y la selección inglesa se sometió a una serie de pruebas médicas y escáneres que arrojaron resultados preocupantes de cara al futuro. "Debemos asegurarnos que el fútbol no sea un juego mortal", sostenía Shearer en la cinta.
Con todo, el fútbol no es la NFL, donde la historia ha trazado una insólita espiral de lesiones cerebrales en sus jugadores hasta el punto de que un estudio del Journal of the American Medical Association certificó que 110 de los 111 cerebros que analizó de exjugadores fallecidos ofrecían señales agudas de encefalopatía crónica traumática. Durante mucho tiempo, la NFL negó las pruebas científicas que demostraban que la práctica del deporte rey en Estados Unidos dispara las probabilidades de sufrir alzheimer, depresión o demencia a edades más tempranas. La crudeza de la realidad tuvo un eco social que alcanzó incluso a la movilización de la presidencia de Obama y forzó a la liga americana a retocar el reglamento en distintas ocasiones desde 2016 para evitar los impactos causantes de las conmociones. Sus esfuerzos se han intensificado durante los entrenamientos y los propios partidos, con un control médico mucho más exhaustivo y castigos severos por dureza excesiva de los jugadores. De esta forma, la NFL ha puesto coto a las conmociones al dedicar los recursos y el tiempo que merece un problema de magnitud que ya jamás ha de ser silenciado.
A principios de la década de 2000 el neuropatólogo Dr. Bennet Omalu
recibió el cerebro de Mike Webster, un exjugador y estrella de los Pittsburg
Steelers de la NFL. Cuando el Dr. Omalu observó el tejido cerebral de
Webster bajo el microscopio, descubrió un alta concentración de una
proteína llamada TAU. Esta es una de las dos proteínas que se conoce se
acumulan en el cerebro en enfermedades como el Alzheimer y la
Encelopatía Traumática Crónica y que está relacionada con los repetidos
golpes en la cabeza.
El descubrimiento de Omalu abrió toda una serie de investigaciones y
polémicas dado que la NFL se negó y aun hasta hoy se niega a reconocer
la relación directa de la CTE con la práctica del fútbol americano.
Años después del hallazgo del neuropatólogo, un grupo de familiares
y ex jugadores demandaron a la NFL. Se llegó a un acuerdo y la NFL pagó
765 millones de dólares a los demandantes pero sin un reconocimiento
explícito de una relación directa entre la CTE y el juego.
En el mes de julio de 2017 el New York Times presentó un reportaje
con los resultados de un estudio realizado por neuropatólogos de la
Universidad de Boston que había examinado los cerebros de exjugadores
de fútbol americano.
Se encontró CTE en 110 de los 111 cerebros examinados.
La investigación sugiere que la CTE puede estar relacionada con la práctica
del fútbol americano.
A la izquierda, imágenes microscópicas de un cerebro promedio. A la derecha,
imágenes del cerebro de Te'o-Nesheim, exjugador de la NFL, fallecido en 2017,
con claras señales de CTE en varias zonas.
Datos oficiales de la NFL
Incidencia de conmociones cerebrales informadas en la pretemporada y la
temporada regular desde 2015. Los datos de lesiones son recopilados y
analizados por IQVIA, una empresa externa independiente contratada por la
NFL.
Pretemporada
Temporada
Total
*No hubo partidos de pretemporada en 2020
por el Covid-19.
281
300
300
300
275
243
224
240
240
240
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172
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0
0
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2020*
2015
2016
2017
2018
2019
2020*
Encefalopatía Traumática Crónica (CTE)
Actualmente, la única forma de diagnosticar la CTE es una autopsia. La CTE
tiene las mismas características fisiológicas que la demencia y el
Alzheimer y comparten la acumulación anormal de una proteína llamada TAU.
Axón
En un cerebro sano,
la TAU se encuentra
en los axones, las líneas de
transmisión, de las neuronas.
En enfermedades como el Alzheimer y
el CTE, la TAU forma ovillos que se agrupan
para interrumpir el sistema de transmisión.
Se cree que estos ovillos conducen a la
muerte de las neuronas.
Una lesión en la cabeza
puede producir el corte
de un axón e impedir de
esta manera la transmisión
entre neuronas.
Un axón cortado evita que los impulsos viajen de una neurona a otra. Los vasos
sanguíneos también pueden romperse durante las lesiones en la cabeza y el sangrado
resultante provoca una compresión de los axones con riesgo de coma.
Protocolo de conmoción en la NFL
La NFL no aplica una tabla basada en tiempos para dar de alta a los jugadores que
sufrieron conmoción. Consta de cinco pasos obligatorios.
Paso 1
Reposo absoluto
tanto físico como
mental.
Paso 3
Ejercicio de fútbol
americano supervisado
por médicos y pruebas
neurocognitivas.
Paso 4
Entrenamiento sin
contacto. Se repiten las
pruebas neurológicas
que deben coincidir con
las de inicio de temporada.
Paso 5
Autorización de alta
del staff médico del
equipo y de un
consultor independiente.
Paso 2
Ejercicio aeróbico
supervisado. Se
controla la presencia
de mareos, visión doble,
náuseas. Evaluación.
A principios de la década de 2000 el neuropatólogo Dr. Bennet Omalu
recibió el cerebro de Mike Webster, un exjugador y estrella de los Pittsburg
Steelers de la NFL. Cuando el Dr. Omalu observó el tejido cerebral de
Webster bajo el microscopio, descubrió un alta concentración de una
proteína llamada TAU. Esta es una de las dos proteínas que se conoce se
acumulan en el cerebro en enfermedades como el Alzheimer y la
Encelopatía Traumática Crónica y que está relacionada con los repetidos
golpes en la cabeza.
El descubrimiento de Omalu abrió toda una serie de investigaciones y
polémicas dado que la NFL se negó y aun hasta hoy se niega a reconocer
la relación directa de la CTE con la práctica del fútbol americano.
Años después del hallazgo del neuropatólogo, un grupo de familiares
y ex jugadores demandaron a la NFL. Se llegó a un acuerdo y la NFL pagó
765 millones de dólares a los demandantes pero sin un reconocimiento
explícito de una relación directa entre la CTE y el juego.
En el mes de julio de 2017 el New York Times presentó un reportaje
con los resultados de un estudio realizado por neuropatólogos de la
Universidad de Boston que había examinado los cerebros de exjugadores
de fútbol americano.
Se encontró CTE en 110 de los 111 cerebros examinados.
La investigación sugiere que la CTE puede estar relacionada con la práctica
del fútbol americano.
A la izquierda, imágenes microscópicas de un cerebro promedio. A la derecha,
imágenes del cerebro de Te'o-Nesheim, exjugador de la NFL, fallecido en 2017,
con claras señales de CTE en varias zonas.
Datos oficiales de la NFL
Incidencia de conmociones cerebrales informadas en la pretemporada y la
temporada regular desde 2015. Los datos de lesiones son recopilados y
analizados por IQVIA, una empresa externa independiente contratada por la
NFL.
Pretemporada
Temporada
Total
*No hubo partidos de pretemporada en 2020
por el Covid-19.
281
300
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224
240
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Encefalopatía Traumática Crónica (CTE)
Actualmente, la única forma de diagnosticar la CTE es una autopsia. La CTE
tiene las mismas características fisiológicas que la demencia y el
Alzheimer y comparten la acumulación anormal de una proteína llamada TAU.
Axón
En un cerebro sano,
la TAU se encuentra
en los axones, las líneas de
transmisión, de las neuronas.
En enfermedades como el Alzheimer y
el CTE, la TAU forma ovillos que se agrupan
para interrumpir el sistema de transmisión.
Se cree que estos ovillos conducen a la
muerte de las neuronas.
Una lesión en la cabeza
puede producir el corte
de un axón e impedir de
esta manera la transmisión
entre neuronas.
Un axón cortado evita que los impulsos viajen de una neurona a otra. Los vasos
sanguíneos también pueden romperse durante las lesiones en la cabeza y el sangrado
resultante provoca una compresión de los axones con riesgo de coma.
Protocolo de conmoción en la NFL
La NFL no aplica una tabla basada en tiempos para dar de alta a los jugadores que
sufrieron conmoción. Consta de cinco pasos obligatorios.
Paso 1
Reposo absoluto
tanto físico como
mental.
Paso 3
Ejercicio de fútbol
americano supervisado
por médicos y pruebas
neurocognitivas.
Paso 4
Entrenamiento sin
contacto. Se repiten las
pruebas neurológicas
que deben coincidir con
las de inicio de temporada.
Paso 5
Autorización de alta
del staff médico del
equipo y de un
consultor independiente.
Paso 2
Ejercicio aeróbico
supervisado. Se
controla la presencia
de mareos, visión doble,
náuseas. Evaluación.
A principios de la década de 2000 el neuropatólogo
Dr. Bennet Omalu recibió el cerebro de
Mike Webster, un exjugador y estrella de los
Pittsburg Steelers de la NFL. Cuando el Dr. Omalu
observó el tejido cerebral de Webster bajo el
microscopio, descubrió un alta concentración de
una proteína llamada TAU. Esta es una de las dos
proteínas que se conoce se acumulan en el cerebro
en enfermedades como el Alzheimer y la
Encelopatía Traumática Crónica y que está
relacionada con los repetidos golpes en la cabeza.
El descubrimiento de Omalu abrió toda una serie
de investigaciones y polémicas dado que la NFL se
negó y aun hasta hoy se niega a reconocer
la relación directa de la CTE con la práctica del
fútbol americano.
Años después del hallazgo del neuropatólogo,
un grupo de familiares y ex jugadores demandaron
a la NFL. Se llegó a un acuerdo y la NFL pagó
765 millones de dólares a los demandantes pero sin
un reconocimiento explícito de una relación directa
entre la CTE y el juego.
En el mes de julio de 2017 el New York Times
presentó un reportaje con los resultados de un
estudio realizado por neuropatólogos de la
Universidad de Boston que había examinado los
cerebros de exjugadores de fútbol americano.
Se encontró CTE en 110 de los 111 cerebros
examinados.
La investigación sugiere que la CTE puede estar
relacionada con la práctica del fútbol americano.
A la izquierda, imágenes microscópicas de un
cerebro promedio. A la derecha, imágenes del
cerebro de Te'o-Nesheim, exjugador de la NFL,
fallecido en 2017, con claras señales de CTE en
varias zonas.
Datos oficiales de la NFL
Incidencia de conmociones cerebrales informadas
en la pretemporada y la temporada regular desde
2015. Los datos de lesiones son recopilados y
analizados por IQVIA, una empresa externa
independiente contratada por la NFL.
Pretemporada
*No hubo partidos de pretemporada en 2020
por el Covid-19.
91
83
79
79
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30
2015
2016
2017
2018
2019
2020*
Temporada
192
190
172
145
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2015
2016
2017
2018
2019
2020*
Total
281
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172
2015
2016
2017
2018
2019
2020*
Encefalopatía Traumática Crónica (CTE)
Actualmente, la única forma de diagnosticar la
CTE es una autopsia. La CTE tiene las mismas
características fisiológicas que la demencia y el
Alzheimer y comparten la acumulación anormal
de una proteína llamada TAU.
En un cerebro sano,
la TAU se encuentra
en los axones, las
líneas de transmisión,
de las neuronas.
Una lesión en la
cabeza puede
producir el corte
de un axón
e impedir de esta
manera la
transmisión entre
neuronas.
En enfermedades como
el Alzheimer y el CTE,
la TAU forma ovillos que
se agrupan para interrumpir
el sistema de transmisión.
Se cree que estos ovillos
conducen a la muerte de
las neuronas.
Un axón cortado evita que los impulsos viajen de
una neurona a otra. Los vasos sanguíneos también
pueden romperse durante las lesiones en la cabeza
y el sangrado resultante provoca una compresión
de los axones con riesgo de coma.
Protocolo de conmoción en la NFL
La NFL no aplica una tabla basada en tiempos
para dar de alta a los jugadores que sufrieron
conmoción. Consta de cinco pasos obligatorios.
Paso 1
Reposo absoluto
tanto físico como
mental.
Paso 2
Ejercicio aeróbico
supervisado. Se
controla la presencia
de mareos, visión doble,
náuseas. Evaluación.
Paso 3
Ejercicio de fútbol
americano supervisado
por médicos y pruebas
neurocognitivas.
Paso 4
Entrenamiento sin
contacto. Se repiten las
pruebas neurológicas
que deben coincidir con
las de inicio de temporada.
Paso 5
Autorización de alta
del staff médico del
equipo y de un
consultor independiente.