Fetisov: "En mi vida resolvía un conflicto y me salía otro"
Capitán de la selección soviética de hockey hielo, un conjunto de leyenda, pasó de héroe nacional a traidor cuando se fue a jugar a Estados Unidos.
Vyacheslav Fetisov nació en Moscú en 1958 en plena Guerra Fría. Su padre le explicaba historias de la guerra mientras demostraba, de niño, sus habilidades en el deporte. Se formó como jugador de hockey hielo, fue tres veces medallista olímpico y dio el paso de jugar en Estados Unidos. Un desafío, una “traición”, disuadida dos años después con la caída del muro de Berlín. Ahora es congresista y se preocupa de resolver para su país los conflictos del mundo después de solventar los propios en una vida de película.
¿Qué recuerda de esa URSS de 1960?
Crecí sin electricidad. Recuerdo de tener frío al dormir, pero era feliz, el país se estaba restaurando. Mi padre participó en la II Guerra Mundial y mi hermana cocinaba.
¿El deporte le hacía feliz?
El deporte era muy popular en el colegio. Jugué a fútbol, baloncesto, tenis de mesa, voleibol... Hasta que me topé con el hockey hielo y me seleccionaron para la escuela.
¿Hubo presiones para que se especializaran en un deporte?
No, jugué a todos porque me gustaba. No había tensiones, los esfuerzos eran para que hiciéramos deporte.
¿Qué recuerda de aquellos primeros viajes?
Mi primer torneo, con apenas 15 años, fue en Europa. Las condiciones fueron muy malas y la gente no nos quería porque representábamos a la Unión Soviética. Yo me preguntaba por qué eran antipáticas aquellas personas si esto es deporte. Tuve que ser fuerte.
No sería el único.
En mi vida resolvía un conflicto y me salía otro. Nuestros mejores años fueron en plena Guerra Fría y eso lo notábamos en las competiciones. Los árbitros, la organización o los aficionados... Teníamos que prepararnos más que los demás. Antes, los Juegos eran una guerra política, ahora todo es distinto. Se ha cambiado la mentalidad y se piensa en el progreso y en el futuro.
Ustedes eran al azote de Estados Unidos. ¿Era cuestión de estado que ganaran?
Los políticos nos ayudaban, eran amigos y no había presiones. Nuestro equipo estaba formado por 20 hermanos que jugábamos a hockey hielo.
Usted fue el primer soviético en jugar en la liga americana. ¿Cómo dio ese paso?
Fue un periodo difícil de mi vida porque era de los jugadores más famosos y populares. Tenía privilegios y conocían a mi familia. Pero di ese paso, el sistema soviético se estaba ya destruyendo. Pero también todo estaba cambiando en Estados Unidos.
¿Encontró muchas diferencias en la forma de vida?
En EUU cada jugador jugaba para él, en Rusia todos jugaban por su equipo. En EEUU se cambiaba cada año de jugadores o de entrenadores. En Rusia hay más espíritu. Me fue difícil adaptarme, y al comienzo también generaba animadversión. Me preparaba solo para el juego, cocinaba... Con el tiempo hice amigos y ahora los tengo en casi todas las partes del mundo.
Usted se mostró muy crítico con el escándalo de dopaje de Rusia recientemente. ¿En su época existía algo así?
Jugué 23 años y pasé muchos controles. Todo fue bien, Los alemanes (Oriental) jugaban con ventaja en aquella época. Nosotros no tuvimos problemas. Creo que el castigo por dopaje ahora es justo.
¿Cómo vive ahora su generación?
Hay programas de apoyo a los veteranos, tenemos pensiones. El hockey hielo sigue siendo muy popular, las infraestructuras son nuevas.
¿A qué se dedica ahora?
Soy embajador y congresista. Estoy con asuntos ecológicos, de los problemas del planeta. Viajo a África, Israel, Singapur... Peleo por resolver conflictos.