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PELOTA | MANO

Cae el telón para una leyenda

Aimar Olaizola se despide de la pelota profesional en su pueblo, Goizueta. Ganó con Imaz a Jaka-Aretxabaleta. Hubo 795 espectadores, de ellos, 365 familiares y amigos; 335 vecinos y 35 pelotaris de la escuela Umore Ona.

Aimar, en su despedida

Goizueta vivió un día histórico. Aimar Olaizola se despidió de la pelota en su pueblo natal, tras 23 años como profesional. El colofón llegó acompañado de una victoria: 22-14, junto al guipuzcoano Ander Imaz frente a Jaka y Aretxabaleta. Fue una jornada para el recuerdo de la leyenda de los frontones, que se dio un baño de masas junto a su familia, amigos y los vecinos en el frontón Andrés Narbarte, renovado para la ocasión.

Ganador de 14 txapelas y con más de 1.300 partidos a sus espaldas, Olaizola II contó con el calor de su gente en un día que difícilmente olvidará y que sirvió para poner punto final a una gran carrera en la que ha tocado la gloria en varias ocasiones. Antes de comenzar el partido, el público recibió a su ídolo, por entonces ya abrumado, con una gran ovación y seguidamente le cantó el cumpleaños feliz en el día que alcanzaba los 42.

Ya en el partido, un rocoso Aretxabaleta respondió con buena nota a los potentes envíos de Aimar, que encaró el choque con normalidad, como si se tratase de una de una jornada más en un frontón. Ese es su ADN: competitivo hasta el último día. El marcador hizo justicia. La fiabilidad de Imaz en los golpeos y la calidad de Aimar en los espacios reducidos complicaron las cosas a dos rivales que en el 12-7 comenzaron a ver cómo sus porcentajes descendían. Erik Jaka no pudo con las acometidas de Olaizola en un día que no fue de los mejores de su extensa carrera, lo que le hizo terminar descontento.

Para la ocasión Olaizola contó con la compañía de 795 espectadores, de ellos 365 familiares y amigos, 335 vecinos de Goizueta, 35 pelotaris de la escuela Umore Ona y 60 invitados de la empresa Baiko. Tras el encuentro, el pelotari fue el protagonista también de un homenaje preparado por el Ayuntamiento de Goizueta, la sociedad Umore Ona, la Asociación de Padres, la cuadrilla y la familia. Le llovieron regalos, imágenes de su carrera, cánticos, aplausos y cariño, muchísimo, afecto. "Me voy muy orgulloso, habiendo dado mucho a la pelota, a un deporte que, a su vez, me lo ha dado todo. Es un día que no olvidaré jamás", resumió. Se va el segundo mejor pelotari de la historia tras Retegui, un hombre cuyos duelos con Irujo quedan para el recuerdo de la pelota.