La "autodidacta" Mireia debe decidir un técnico para París
La badalonesa sigue sin resolver las dudas, reconoce que la situación es "rara" pero que quiere llegar lo mejor posible a los siguientes Juegos.
A las puertas de las primeras competiciones post olímpicas, la situación de Mireia Belmonte prosigue por el mismo camino. Después de Tokio, con ese brillante cuarto puesto en los 400 estilos, y de sus vacaciones, la badalonesa aún no ha decidido en qué club o centro de alto rendimiento se entrenará para preparar los Juegos Olímpicos de París 2024 con los que sigue soñando. "Seguro que llegaré en la mejor forma posible", comentó la nadadora que cumplirá el 10 de noviembre 31 años.
En un acto en su club, la UCAM, Mireia ha dejado entrever que definitivamente ya no volverá con Fred Vergnoux, su técnico desde 2009, quien ahora se ha embarcado en un proyecto con el CN Metropole de Gran Canaria. Aunque no lo ha expresa de manera explícita, y las circunstancias para que la badalonesa recale en la isla a seguir con el francés son utópicas, todo hace indicar que Mireia decidirá por seguir entrenándose en el CAR de Sant Cugat junto a Olaf Wildeboer aunque todavía no ha tomado la decisión.
"Es un momento un poco raro, porque no sé quién me entrenará y por ahora estoy en plan autodidacta para no perder mucho la forma como trabajo previo a cuando me ponga a hacerlo más exhaustivamente con un técnico", comentó la nadadora de la UCAM. Mireia no acudirá al Europeo de piscina corta de la próxima semana en Kazán (Rusia) pero es probable que la RFEN la convoque para el Mundial de Abu Dabi de diciembre.
El detalle de Mireia con una niña con una enfermedad rara
La nadadora de la UCAM ha viajado también para un acto solidario. Ha aprovechado su estancia en Murcia para darle una agradable sorpresa a María, una niña que padece una enfermedad rara y que practica la natación inspirada por su deportista favorita, ganadora de cuatro medallas olímpicas y 16 en campeonatos del mundo.
María, natural de Elche (Alicante) y con mucopolisacaridosis tipo I, para la que necesita un tratamiento especial que palíe la ausencia de una enzima precisa para descomponer moléculas, tenía la ilusión de conocer a Mireia y lo ha hecho en el monasterio de Los Jerónimos, sede de la UCAM en la pedanía de Guadalupe de Maciascoque.
La pequeña, quien nada desde que tenía un año y entrena cinco días a la semana, ha estado acompañada por sus padres y su hermana en el momento de ver a su ídolo, con la que ha compartido un rato. "Ha sido muy emotivo. Siempre es bonito ver que una niña tiene en ti una referencia y en este caso ella es nadadora y entrena cada día fijándose en mí y eso es un orgullo que me da mucho ánimo y mucha fuerza para seguir adelante", ha afirmado Belmonte.