El Cuenca pagó en su visita al Palau los platos rotos del Barça
Ortega dejó en la grada a Mem y a Fabregas, no utilizó a Pérez de Vargas, y alineó a Aitor Ariño, seis meses después de su lesión.

Un Barça herido en su orgullo por la derrota del miércoles en la Champions frente al Veszprem en Hungría, la que rompió su racha de 66 victorias seguidas entre todas las competiciones, se ensañó en su pista del Palau al Incarlopsa Cuenca, por 38-20 en la vuelta a la competición oficial.
El encuentro sirvió para que los franceses Mem y Fabregas tuviesen descanso. Es decir, dos piezas básicas a la grada, con los lesionados Cindric y N´Guessan, y con la vuelta de Aitor Ariño, que reapareció tras medio año sin jugar por una lesión de ligamentos cruzados, que le estropeó al extremo todas sus opciones de disputar los Juegos de Tokio.
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Sin Fabregas, la posición de pivote fue para Frade y Parera; y sin Mem, Richardson, Janc y Cenic, tuvieron opciones en el lateral derecho. Esa era la propuesta de Ortega, que tampoco utilizó a Pérez de Vargas, para darle la ocasión al argentino Leo Maciel en la portería local.
Esta vez el equipo local mantuvo el ritmo todo el partido, para ir rompiendo poco a poco la resistencia del equipo visitante, que aguntó hasta el descanso (16-11), sin mostrar demasiado pánico con un parcial de 10-1 por parte local. Pero en la segunda parte ya estaba tan erosionada sus resistencia que bajó los brazos para encajar un 22-9 demoledor. Es lo que tiene pagar los platos rotos del Barça.
