Canelo, el negociador

Canelo Álvarez (56-1-2, 38 KO) es más que un boxeador. El mexicano, de 31 años, tiene cada vez mas negocios fuera del boxeo y esa experiencia la ha aplicado al deporte. El pasado año decidió romper su acuerdo con Golden Boy y DAZN para ser agente libre. Él y su entrenador, Eddy Reynoso, serían sus propios manejadores. Elegirían, sin intermediaros, cada paso que dar. Desde ese nueva posición de pusieron un objetivo: ser el único campeón del peso supermedio. Todo fue rodado de inicio. En diciembre de 2020 ganó a Callum Smith (alzó los cinturones WBC y WBA), en febrero cumplió contra Yildirim (condición del WBC para poder ganar su título contra el inglés) y en mayo acabó con Saunders (monarca WBO).

El último paso era Caleb Plant (21-0, 12 KO), monarca IBF. El estadounidense boxeó en enero y esperó a Canelo. La idea era septiembre, el día 18 en concreto, pero todo se torció. Con el acuerdo casi cerrado, las exigencias de Plant y su equipo subieron y se rompió el acuerdo. En ese momento sonaron otros nombres como el de Bivol, campeón WBA del semipesado, pero solo fue una cortina de humo. El púgil mexicano quería acabar el año con los cuatro cinturones del supermedio. No tenía otro objetivo.

Decidido en su deseo, Canelo volvió a dar un paso al frente. Según ha sabido AS por fuentes cercanas a la negociación, Álvarez evitó cualquier intermediario y fue él mismo quién negoció con Al Haymon, manager de Plan y responsable de Premier Boxing Championship. No quería que el negocio se quebrara. Y lo consiguió en un tiempo récord. Es el mejor libra por libra y el púgil que más genera. Si pone tanto empeño en algo... nadie puede negarle nada. Y sucedió. Este jueves se filtró en la prensa estadounidense que ambos iban a firmar los contratos que cerraría la pelea. Una vez que estaban las rúbricas de ambos, Canelo no esperó y anunció la pelea en sus redes sociales para el 6 de noviembre. No quiso esperar. Desea ser unificado.