BALONMANO
El fatal destino de los metas cubanos Quintana y Rivero
Ambos porteros murieron pasada la treintena en la cima de sus carreras tras salir de Cuba y nacionalizarse con otros países.
Alfredo Quintana falleció el pasado viernes tras no superar una parada cardiorrespiratoria, sufrida el lunes mientras se entrenaba con el FC Porto. El 24 de noviembre de 2004, otro portero de origen cubano, Vladimir Rivero, del San Antonio, moría a causa de una aneurisma en la aorta en su casa de Barañain. Las trágicas similitudes de los dos casos resultan evidentes: ambos perecieron en la treintena, eran naturales de Cuba y salieron en busca de oportunidades en su profesión, porteros de balonmano, y se nacionalizaron con otros países.
Rivero obtuvo el pasaporte húngaro, pero no llegó a debutar con el combinado magiar. Falleció a los 33 años como uno de los mejores metas de su época. Integró el San Antonio glorioso, con el que ganó una Liga, dos Copas Asobal, una Supercopa de España y una Recopa de Europa. Quintana sí compitió internacionalmente con Portugal. Con el Porto conquistó seis títulos ligueros, una Copa y dos Supercopas en Portugal. Murió a los 32 después de permanecer cinco días ingresado en condición muy grave. Ambos elevaron el nivel de sus clubes, aunque Quintana sí brilló con la selección portuguesa.
Las muestras de cariño del mundo del deporte se sucedieron en el terrible desenlace de los dos. Los mensajes de respeto y recuerdo hacia su legado y de pésame para compañeros, amigos y familiares se multiplicaron. Federaciones locales e internacionales, clubes, jugadores, entrenadores, aficionados… todos los estamentos del balonmano lloraron las pérdidas de dos grandes porteros, muy queridos por su carácter alegre cubano, además de competitivos.