BALONMANO | MUNDIAL
Los suecos son los candidatos a equipo revelación
Si ganan a hoy Eslovenia casi con seguridad se meten en cuartos, algo impensable antes de arrancar el torneo ya que acudieron con 11 bajas destacas.
En 1999, en el anterior Mundial que se celebró en Egipto, Suecia se colgó la medalla de oro. Eran los años de su apogeo, y aunque siempre ha sido una selección destacada, en la última década ha ido perdiendo potencia, hasta el punto de no presentarse en El Cairo con ninguna expectativa. Sin embargo, está a un paso de alcanzar los cuartos de final contra todos los pronósticos.
De entrada, algo inimaginable en la selección nórdica: once de sus veteranos titulares renunciaron a disputar este Campeonato del Mundo, como el portero Apelgreen, los extremos Ekberg (campeón de la Champions con el Kiel) y Tollbrig, como el centro de la defensa Nilsson y Nielsen... y así hasta once jugadores.
Todo nuevo. Además, tras el Europeo el puesto de seleccionador lo ocupa el noruego Glenn Solberg (jugó dos años en el Barça en la primera década del siglo, con Matt Olson, que pasó por el Teka, de ayudante), y bien se podría decir que se ha presentado en el Mundial prácticamente con los puesto. Apenas ha podido dirigir a la selección que ha formado a partir de los equipos nacionales del país, y de algún veterano recuperado para la causa cuando ya no tenía en el equipo nacional en sus mejores sueños.
Es el caso del portero Mikael Aggefors que el pasado 20 de este mes celebró con sus compañeros su 36 cumpleaños, y sólo ha jugado en su carrera 19 partidos con Suecia. Está encantado de esta oportunidad, y ademas de defender al Aalborg danés, trabaja como programador para una empresa a la que agradece las facilidades que le ha dado para acudir.
El empate del miércoles ante Bielorrusia, agridulce (remontó siete goles y luego no pudo conservar una renta de tres de ventaja), mantiene invictos a los suecos y han comenzado a echar unas cuentas que tenían olvidadas, porque si ganan a Eslovenia casi con seguridad se meten en cuartos, algo impensable antes de arrancar el torneo.