Miguel Carballeda: "Las barreras mentales impiden la igualdad real"
El presidente del Comité Paralímpico Español tomó el testigo de José María Arroyo en 2004 y se ha convertido en el más longevo. Fue reelegido en el cargo el pasado mes de noviembre y aboga por seguir trabajando para alcanzar la igualdad de oportunidades.
Miguel Carballeda (Pontevedra, 1959) hace balance para AS en este 25 aniversario. Analiza las metas conseguidas, como el Plan ADOP o el acceso a los CAR, y los retos aún por conquistar. Tras un año duro, asoman los Juegos de Tokio y la esperanza.
—¿Qué valoración hace de estos 25 años del Comité?
—Es buena. Hemos mejorado las condiciones de nuestros deportistas y conseguido retos en los despachos, de derechos para ellos, pero tenemos que seguir luchando para conseguir cuestiones todavía pendientes. Se ha avanzado mucho, hay que reconocerlo. Nos ha costado. Hemos logrado cosas que han situado al deporte paralímpico español como uno de los referentes mundiales. Un ejemplo. Eso ayuda mucho a la integración y el reconocimiento de las personas con discapacidad, más de cuatro millones en nuestro país.
—¿De qué logro se siente especialmente orgulloso?
—De todos los alcanzados para que nuestros deportistas estén mejor, como el Plan ADOP. Se obtienen mejores resultados cuando hay colaboración de lo público y lo privado. El dinero de la Administración debe repartirse en igualdad de condiciones para los deportistas con y sin discapacidad, pero también el de las empresas. Tenemos un grupo de empresas comprometidas con la sociedad y lo demuestran ayudando a nuestros deportistas.
—¿Qué retos quedan pendientes para el futuro?
—Siempre hay dificultades porque aún existe algo que no debería: las barreras mentales. Esas son las peores. No permiten que exista una igualdad real de oportunidades. Es una lástima. Se pierden esa capacidad de superación de los seres humanos cuando pasan por una situación difícil, por ejemplo una discapacidad. Hemos conseguido que en los Centros de Alto Rendimiento haya deportistas con discapacidad. Antes no ocurría. Mire qué experiencia tan bonita para Bruno Hortelano o Mireia Belmonte, que han compartido habitación con compañeros con discapacidad y entrenado juntos muchas horas. La diferencia está en que uno tiene discapacidad y no es tan conocido y el otro lo es más y, de momento, no tiene discapacidad, pero algún día podría tenerla.
—Esa convivencia y experiencia enriquece a ambos… ¿Está en su línea de trabajo conseguir la equiparación real?
—Claro. Es positivo para ambos. El deportista sin discapacidad aprende de su superación. Cuando se entrenan seis horas, quien tiene una discapacidad realiza un sobresfuerzo. Hay que reconocerlo. Hace muchos años, venía el equipo de Reino Unido de Piragüismo a entrenar al Lago de Bañolas y lo hacían juntos olímpicos y paralímpicos. Nosotros no podíamos. Hoy ya es una realidad porque se lo hemos ido pidiendo a las diferentes federaciones y nos han ido entendiendo. Cuando nos dan la oportunidad, nuestros ciclistas funcionan mejor e incluso ganan alguna prueba integrados. También nadadores, atletas... Así se avanza. No se le puede negar a nadie el camino de la inclusión.
—Otra dificultad con la que han lidiado es la pandemia...
—Tratamos de superarla estando cerca de nuestros deportistas. Era lo más importante para nosotros. Les llevamos material a su casa. Anda que no ha sido difícil subir alguna máquina a algún segundo piso sin ascensor, pero la han tenido. También un nuevo sistema de comunicación telemático, gracias a nuestros patrocinadores. Les ha atendido el servicio médico y el psicológico, importante en momentos así. Se han suspendido pruebas, aplazado los Juegos… y el deportista no sabía qué iba a ocurrir con él. Afortunadamente hemos recuperado la posibilidad de ir a Tokio. Espero que volvamos a vivir un año de esos que antes calificábamos como normalito. ¡Anda que no nos hace falta!
—¿Y cómo se presentan los próximos Juegos?
—Tenemos a casi 90 deportistas ya clasificados. Desde Tokio nos dicen que siguen decididos a hacerlos. La duda es si habrá público o no y dependerá mucho del proceso de vacunación en el mundo. Ojalá lo haya, sería el mejor síntoma para todos. Cambiarán cosas y muchas situaciones se limitarán, pero nos adaptaremos a lo que digan. Seguro que los japoneses nos sorprenderán con la tecnología.
—Y en lo deportivo, ¿qué expectativas tiene?
—Hay una incertidumbre grande. Nos llevaremos sorpresas en una doble dirección, algunas positivas y otros nos darán un disgusto. Eso pasará también en otros países. Hay algunos, de primer nivel, con posibilidades y recursos y otros lo habrán pasado peor que nosotros. Confío plenamente en nuestra gente para volver a tener un buen resultado.
—¿Cómo ve el relevo generacional?
—Tenemos un equipo paralímpico más bien madurito, pero no se rinde. Mira Teresa Perales, que cada año está más joven, tiene el reto importantísimo de superar a Phelps y lo logrará casi seguro. Pasará a ser la deportista con mayor número de medallas en la historia del deporte. Casi nada. Nuestra aragonesa. Tenemos la asignatura de recuperar posiciones y sacar jóvenes. A eso nos han ayudado mucho los patrocinadores, que han apostado por las promesas de natación, ciclismo, atletismo, triatlón... A Tokio irá alguna de ellas y luchará por medalla. Con los mejores patrocinadores del mundo y las federaciones que nos ayudan, animo al resto a que lo haga, mejoraremos el futuro de nuestro deporte con y sin discapacidad.