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SNOWBOARD

La madurez de Queralt

Queralt Castellet analizó en AS su temporada. Ha sido tercera en la Copa del Mundo y oro en los X-Games. "Lo complicado es mantenerse y este año ha sido así", apunta.

Actualizado a
Queralt Castellet.
JAVIER GANDULDIARIO AS

La sonrisa no desaparece del rostro de Queralt Castellet. La catalana, de 30 años, acaba de terminar una temporada mágica para ella. Ha sido bronce en la Copa del Mundo, ganando en Copper Mountain (Estados Unidos) y Laax (Suiza), y logró ser la primera rider no estadounidense en ganar en los X-Games de Aspen (Estados Unidos) en once años. Ha dado un paso al frente, ha madurado deportivamente y ella lo tiene claro. "Se puede ganar una competición, estar arriba, pero lo complicado es mantenerse y este año ha sido así", admite a AS. ¿El secreto? La española lo tiene claro: un entrenamiento más completo.

"Esta mejora llega después de mucho trabajo, técnica, caídas y lesiones. Ha sido cantidad, pero sobre todo la calidad. Intentando siempre hacer las cosas bien y pensando desde la base. Hemos trabajado con Ben (Wright, su entrenador) todos los terrenos, algo crucial para crear un fundamento que me ha dado mucha confianza y seguridad para poder adaptarme a todas las situaciones", el plano deportivo fue clave, pero el mental también, admite. "El cambio mental es haber sido capaz de trabajar en una constancia. Ser siempre la rival a la que todas miren y quieran vencer. No digo ser favorita, pero entrar a todas las competiciones siendo la que temen. Había sido capaz de llegar así a dos o tres pruebas, pero este año lo he podido mantener. Es un trabajo en el que hemos puesto mucho empeño para estar al 100% en todas las citas e intentar sacar una ronda que me permitiese siempre ganar. Y creo que eso es lo más difícil".

Sin duda, Queralt se ha convertido en una rider capaz de ganar en cualquier halfpipe y eso le da un plus. Echando la vista atrás, la de Sabadell tiene claro que el inicio de la temporada fue un presagio de lo que estaba por venir. "Empecé la Copa del Mundo con victoria (Copper Mountain) en la primera prueba. Partía de que no sabía hasta casi el final si podría ir. Fui y gané. Poder liderar el circuito y ponerme el peto amarillo, algo que nunca había logrado, fue una inyección de motivación y una reconfirmación personal para decir: 'Estoy donde tengo que estar y estamos realizando un buen trabajo'. Fue también el momento de pensar que sería el primer buen resultado de muchos".

Aquello fue especial para ella, igual que su triunfo en los X-Games. "Llevarte el oro es, para todo deportista extremo, un reto, un sueño. Significa que todo el trabajo que hemos hecho ha dado sus frutos. En Estados Unidos el snowboard está muy arraigado, por eso tiene tanto seguimiento y los X-Games tienen el seguimiento que tienen. Es muy difícil ganar allí y ser de las pocas no estadounidenses que lo han conseguido en halfpipe es muy reconfortante". 

Esas situaciones hacen que Queralt hable con un tono diferente, recordando en ese momento sus sensaciones, pero su triunfo en la Copa del Mundo de Laax fue "el más especial". "Lo pienso y todavía se me ponen los pelos de punta. Para un europeo es el evento más grande. No soy suiza, pero el público me apoyaba como si lo fuese y notaba todo el apoyo. Es algo que en los X-Games no tienes, donde estás como la ‘retadora’. En Laax me siento como en casa y por eso fue muy especial ganar allí".

Con todas esas sensaciones en el zurrón, Castellet ya piensa en el futuro, aunque como todo, sus próximos pasos están marcados por las restricciones del coronavirus. "Nosotros siempre nos tenemos que ir acostumbrando a todo. La idea era irme a Colorado, pero el campamento que se iba a disputar allí se ha cancelado. En principio voy a ir a otro en Canadá a mediados de abril, pero a ver cómo avanza todo. De momento me iré a Laax para aprovechar todo lo que pueda y espero este verano irme a Nueva Zelanda", apunta. Queralt no quiere pensar más allá y aunque está a mitad del ciclo olímpico (los próximos Juegos de Invierno será en Pekín en febrero de 2022) no se obsesiona. "Más que pensar en los Juegos debo seguir pensando en mejorar. Estamos haciendo un gran trabajo y simplemente hay que disfrutar del proceso", concluye.