El Logroño solo aguantó la primera mitad en Berlín
El Logroño La Rioja cayó ante el Fuchse Berlín en un choque en el que los españoles hicieron una meritoria primera parte, pero luego no pudieron mantener el ritmo.
El Logroño La Rioja ha caído por 33-26 ante el Fuchse Berlín en un choque de la Copa EHF en el que los españoles han hecho una meritoria primera parte, pero luego no han sido capaces de mantener el ritmo y se han visto superados por los alemanes.
El Logroño quería dar la sorpresa para afianzar sus opciones de pasar a la siguiente fase y para ello quería aprovechar el mal momento que atraviesa el Berlín, que hace dos días despidió a su entrenador desde 2016, Velimir Petkovic y lo sustituyó por el alemán Michael Roth.
Los berlineses evidenciaron ese mal momento en muchas fases del primer tiempo, coincidiendo con los mejores momentos del Logroño, que se mantuvo por delante en el marcador hasta el minuto 24 de partido.
Pero desde ese momento, el Berlín decidió demostrar el potencial de su plantilla, mejoró en todos los aspectos y el Logroño se diluyó, tanto que en el segundo tiempo apenas compitió.
El partido comenzó con el equipo alemán descentrado, algo normal para un equipo que tiene entrenador nuevo desde hace dos días. El Logroño comprendió esas dudas y realizó un primer cuarto de hora impecable, con muy pocos errores de ataque y una defensa sólida.
Así llegó a su mejor momento, con cuatro goles de diferencia (7-11 y 8-12) y la sensación de que era superior a su rival, con Ligetvari muy entonado en ataque y con buenas intervenciones de Sergey Hernández en la portería.
Pero entonces el partido cambió. Un cambio en la portería alemana, en la que Ziemer sustituyó a Heinevetter, definió el choque, porque el veterano portero alemán lideró a su equipo con intervenciones que minaron la moral de los riojanos.
El Logroño se hundió tanto que pasó de ganar por cuatro a irse por detrás al descanso en diez minutos. Y ya no fue capaz de frenar la "sangría".
En todo el segundo tiempo, el conjunto riojano aportó una sensación de impotencia, de incapacidad para volver a dar su mejor versión y así quedó a merced de un rival que se veía cómodo y que por fin daba la sensación de tener la gran calidad que atesora su plantilla.
Poco a poco, el Berlín, guiado por Holm y Muller, abrió un hueco importante en el marcador y ya no perdió nunca la ventaja.
Además, los españoles tampoco le apretaron. Por primera vez en los dos partidos que han disputado en una semana, el conjunto de Logroño no encontraba la forma de llevar el partido a su terreno.
No lo encontró ya en ningún momento y poco a poco se acercó a un final que llegó con siete goles en contra, una cifra razonable, posiblemente, para la diferencia de presupuesto y potencial que hay entre ambos, pero excesiva para lo que hubiera podido lograr el Logroño si hubiera competido hasta el final.