Pili Peña, 16 años en la Selección para la capitana de los récords

Cuando Pili Peña debutó con la Selección femenina de waterpolo Rafa Nadal no había ganado aún Roland Garros ni Leo Messi se había estrenado en Primera División. Era el verano de 2004 y una jovencísima chica de Alcorcón de tan solo 18 años empezó a escribir en Grecia una historia que aún continúa en el waterpolo español y que desde este domingo alcanzará otra estación en el Europeo de Budapest. España debuta ante Francia (14:30, tdp) con Peña de capitana.

“Seguiré jugando siempre que mantenga la ilusión y físicamente me encuentre bien”, explica la zurda de la Selección a sus 33 años, quien reconoce que “no sé los partidos que llevo de internacional, pero en verano ya era más de 350”. A diferencia del estresante 2016, en el que las chicas de Miki Oca tuvieron que jugarse el billete a los Juegos de Río en Holanda ante la anfitriona, este 2020 lo arrancan con la clasificación olímpica ya en el bolsillo: “Vamos más tranquilas, pero queremos el oro. Somos muy competitivas”. No le falta razón: desde 2012 se han subido a seis podios internacionales.

Oca ha repetido la misma lista que se colgó la plata en el Mundial de Gwangju el pasado verano, un grueso que tiene muchos números de repetir en Tokio 2020, aunque el seleccionador deberá descartar a una jugadora porque solo irán 12. Los años olímpicos son especiales, más aún para un equipo que sufrió una de sus mayores decepciones en Río 2016 al caer en cuartos de final ante Rusia. “Fue un momento triste pero no lo hablamos. No queremos volver a pasar por eso. Perder en esos cuartos nos ayudará a jugar cada partido de manera intensa”, reflexiona Peña.

Se aventura en la India para estudiar yoga

Ligada la primera parte de su carrera en el CN Alcorcón, donde ganó dos Ligas, luego al CN Sabadell, lugar en el que levantó todos los trofeos posibles, ahora vive una nueva experiencia en el CN Terrassa. Pero no solo fue un verano de cambios para Peña a nivel deportivo. La madrileña siempre tuvo claro indagar nuevos caminos. “Hay que tener la mente ocupada. Te obsesionas mucho a veces con el deporte. Hay que seguir estudiando. Hice educación infantil y psicología junto con pedagogía. También he hecho el curso de entrenador. Ahora estoy a tope con el yoga, me saqué el curso de instructora. Me gustan los niños y el deporte, así como trabajar la mente y el cuerpo”.

Y eso la llevó a vivir una experiencia distinta en la región india de Rishikesh, a cinco horas en autobús de Nueva Delhi. Un intenso mes para estudiar yoga. “Fui sola. Fue muy intenso, la jornada empezábamos desde la 5:00 a las 20:00. Al principio todo era desconocido: no conocía a nadie, tuve que adaptarme a los compañeros, los profesores y las clases. En la segunda semana tuve un poco de flojera, porque empiezas a echar de menos todo. Pero luego te acostumbras. La tercera semana fue muy buena, hice muchos amigos, disfruté de las clases y la despedida la vives con pena”, comentó Peña.