Australia descartó a Hannah Mouncey, su jugadora 'trans'
En 2013 jugó el Mundial masculino en España, y en 2018 se anunció que jugaría el femenino en Japón; sin embargo, Hannah acusa a sus compañeras de boicot
Cuatro partidos, cuatro derrotas. Es el balance de Australia en el Mundial de Japón. Además, su media de goles es ridículo: 11 por partidos (44 en total); y encaja más de 37 de promedio (151). Más o menos lo esperado. Por resultados así en las grandes competiciones la Federación Internacional decidió en su día que el campeón de Oceanía no tuviese plaza para los Juegos. Era una afrenta para los equipos europeos quedarse sin el premio olímpico y ver a una escuadra de principiantes en la cita más importante de un cuatrienio.
No hay mucha diferencia entre las selecciones masculina y femenina de Australia, con un juego muy primario y con unos jugadores sin formación técnica, pero hace un año saltó la noticia de que la selección femenina tendría en Japón un refuerzo importante para subir el nivel, y de casa: el internacional Callum Mouncey, un pivote de 1,88 que había jugado el Mundial de España de 2013, de más de 100 kilos, había cambiado de sexo y ya estaba en los niveles de testosterona con lo que podría jugar en la competición.
Un año después Callum, ahora Hannah, que también juega al fútbol australiano femenino, no está en Japón. Nadie echa en falta a Hannah, que está en casa despotricando de las que tenían que ser sus compañeras y la habría vetado en el vestuario. Mouncey, además, tiene una contestación en su propio país, donde muchos aficionados no entienden que con su físico quiera competir con mujeres en un Campeonato del Mundo en el que sería la primera jugadora transexual de la historia.
Estos días en Japón sólo un grupo de personas se ha acordado de Hannah Mouncey, de que hubiese tenido el valor de dar el paso, y de pelear ahora por su condición de mujer si ayuda ni miramientos de quienes deberían ser sus compañeras, y a las que podría ayudar el físico de esta deportista de 30 años.