Paloma del Río: "A veces lloro de la emoción en las transmisiones"
Paloma del Río acaba de ganar el Premio Ondas por Mejor Presentadora. Charla con AS del oficio, sus 33 años en TVE, los deportes minoritarios y Blanca Fernández Ochoa.
Muchas felicidades por el Ondas. ¿Cómo se siente?
Estoy muy contenta y emocionada. No me lo esperaba. La decisión fue unánime y eso me satisface muchísimo. Creo que este premio va por la manera de hacer las transmisiones, siempre sencillas. He tratado siempre de explicarle a la gente el deporte de la forma más clara. Con un lenguaje que todo el mundo pueda entender.
Un reconocimiento a un estilo y al foco en otros deportes.
Sí. Me especialicé en deportes minoritarios. Traté de hacerles un hueco en Teledeporte, peleé para que se le reconozca el mérito a los deportistas, los pocos medios, lo difícil que lo tienen... Este fin de semana vemos la huelga de las futbolistas y creo que nadie mueve un dedo. O se mueve poquísimo. Siento que debo echar una mano en ese terreno. Así lo he sentido toda mi vida.
¿Qué ha cambiado desde aquel Ondas de 1988 a este segundo?
Aquel fue compartido por el operativo de TVE en los Juegos de Seúl. Hicimos una cobertura muy grande pensando en los de Barcelona, que eran los siguientes y los cubríamos nosotros. Entonces sólo había una televisión. Ese es un factor importante. Ahora es más difícil. Hay una competencia feroz.
¿Qué le dice que le llamen la voz de la gimnasia?
(Risas). Es como si no me lo dijeran, pero me lo han dicho tantas veces... Lo dice una generación que lleva oyendo la misma voz en los mismos deportes. Estudiantes de Periodismo que te oyen y quieren imitarte... Trato de sacar lo mejor del deportista. Aunque haya hecho un desastre.
No todos somos Biles...
Coincidir en su misma época debe ser un regalo...
¿Ídolos deportivos de infancia?
Mis primeras imágenes de los Juegos fueron las de Múnich. Desde ahí el deporte me fascinó. Y los duelos de Graff y Navratilova. Las atletas del este. Casi siempre mujeres. Me llaman más la atención. Ahora veo rugby, snooker, curling y la gente me dice estás como una chota.
Usted conoció de cerca a Blanca Fernández Ochoa. ¿Qué le pareció la cobertura informativa que se hizo desde su desaparición?
Sí. Blanca fue muy amiga mía. Y la cobertura fue tremenda. Tremendamente mala. Fue una verdulería. Se empezaron a elucubrar y a decir cosas que no deberían haberse dicho. Hay momentos en los que no puede ser que la gente hable sin conocimiento. A mí me llamaron de todas las televisiones, incluso de la mía, y yo rechacé aparecer en cualquiera. Porque detrás de esto había un drama humano. Si la gente se quería haber enterado de la vida de Blanca que se hubiera enterado cuando estaba viva. No cuando se empezó a elucubrar y a lanzar comentarios que no venían al caso cuando falleció. A mí me dolió muchísimo. Lo único que hice fue un artículo para La Vanguardia recordándola. Yo he vivido mucho a su lado y preferí apartarme porque todas estas cosas me hacían mucho daño.
¿Qué recuerdo le queda de ella?
Sus ganas de vivir, su sonrisa y sobre todo sus carcajadas. Aunque estuviera jodida y mal y mal, lo único que hacía llorar y a la vez se partía de risa. Lloraba, pero reía y reía y reía. Y siempre pensaba que las cosas mejorarían.
Su caso plantea el asunto de la retirada de la élite.
¿Con qué deporte disfruta más narrando?
Me gustan mucho todos los deportes, pero hay un factor fundamental. Si tiene música para mí ya tiene un plus. Soy una melómana. Ya me engancha más. Me emociona más. Me hace llorar. Hay veces que se me escapan las lágrimas viendo algún patinador. En plena transmisión. Y con el himno olímpico ni le cuento. Me hacen fotos porque me pongo a llorar en mitad de las transmisiones. El olimpismo lo llevo muy dentro. El tipo de vida. Ya sé que es una empresa, pero la parte romántica es la que me afecta a mí. Yo veo a los niños que empiezan con cuatro o cinco años culminar su carrera deportiva en los Juegos y creo que lo merece. Y a mí me afecta.
¿Y el más complicado?
El patinaje. Porque es muy rápido. Porque te fijas en el cuerpo y no en donde te tienes que fijar que es la cuchilla. Son saltos que no duran ni siquiera un segundo y tienes que analizar muchas cosas. La gimnasia también es muy rápida, pero tienes un poquito más de tiempo. Necesitas tener el ojo entrenado y dominar el código. Saber muy bien las normas para poder hacer una evaluación inmediata.
Desde fuera suena a una narradora muy exigente. ¿Cómo se ve usted?
Sí, lo soy. No sólo con la calidad de la producción sino con los planos del realizador, con que haya justicia en los campeonatos, con la utilización del lenguaje... Hablamos para mucha gente. No Podemos hablar de manera desenfada, pero hay que ser muy correctos. Y cercanos. Eso si que me caracteriza. Yo soy muy espontánea y a veces me sale el ¡Ahí va! o el ¡Se ha caído! o el ¡Anda!. Y estudio mucho. Antes compraba libros y me iba a la bibliotecas para buscar libros en inglés y en francés de gimnasia, de patinaje, para preparar las transmisiones. Y luego hay algo imprescindible, ahi ya no tengo nada que ver, que es la voz. Una voz grave, reconocible, que la cuido mucho.
¿En periodismo de quién ha aprendido más?
He aprendido a prepararme las transmisiones muy bien y he visto a compañeros que lo han hecho muy bien. Un ejemplo es Ernest Riveras. Hay que preparar todo mucho por delante. Una cabeza privilegiada es Ramón Pizarro. Y Paco Grande es un tío súper profesional.
¿Se siente referente dentro del grupo de pioneras del periodismo deportivo español?
Los estudiantes de Periodismo me escriben dos o tres veces por mes para entrevistas, cursos, contactar conmigo y es muy gratificante. Hay alumnos que estudian periodismo deportivo porque quiere imitarme. Sí que me da un poco de zozobra, pero lo que me llega es eso.
¿Qué le falta por hacer?
Como no sé si vamos a tener Juegos Olímpicos y yo ya he hecho catorce, yo ya me despedí. Ya he pasado mi duelo personal. Si los vamos a tener lo haremos desde aquí y será una matada porque va a ser todo de noche. Y mi físico ya me está pasando factura. Lo más importante son los Juegos. Y yo ya creo que lo tengo cumplido. Me gustaría hacer alguna transmisión más de un campeonato de Europa o del mundo de patinaje in situ. Llevo nueve años, exceptuando los Juegos de Londres y Río, haciendo las transmisiones desde una cabina. Me gustaría volver a hacer las transmisiones en el lugar donde se disputan, pero eso es una cuestión económica. Si pudiéramos hacer los Juegos in situ muy bien. Si no, le aseguro de la manera más humilde posible, que estoy muy satisfecha con todo lo que he hecho en la vida y las oportunidades que me ha dado.
Presentó candidatura para la presidencia de TVE. ¿Qué destaca del ente público y que debería mejorar?
Perder la publicidad en 2010 con la ley de financiación ha sido un varapalo impresionante. La financiación que nos prometieron no ha llegado nunca. Luego llegó la crisis, nos recortaron otros 300 millones y luego otros 90. De 550 nos quedamos en 290. Así no puedes hacer nada. Tienes que ir dejando cosas por el camino. Falta tener una estabilidad económica que no hemos tenido en los últimos diez años. A partir de ahí volveremos a ser una televisión referente de programas, películas, deportes, cosa que ahora no podemos alcanzar.
¿Será su próxima aventura o de periodista no se retira nunca uno?
Yo ya estoy en la recta final de mi vida. Me voy a jubilar en cuanto pueda. Salvo que pase una cosa extraordinaria, pero lo normal es que cambie de vida. Estoy muy contenta con lo que he hecho. Ahora mismo estoy a la espera de que se resuelva el concurso. Si no se resuelve trabajaré estos tres años que me quedan para la jubilación y luego cambio de vida porque tengo otras cosas que hacer. Disfrutar y vivir. Salvo que me toque la lotería. Entonces lo dejo ya. (Risas).