Javier Fdez.: "Es bonito poner a España en el mapa del patinaje"
Javier Fernández (Madrid, 28 años), pionero del patinaje, se retiró para centrarse en su espectáculo. Es el Premio AS Trayectoria de 2019.
Este 2019 se ha retirado, ¿cómo se siente?
Bien. Es una etapa diferente, porque es un gran cambio no estar centrado ya sólo en entrenamientos, eventos... No echo de menos la competición, sí añoro a mis técnicos y mis compañeros. Pero con todos los proyectos que tengo en mente (la gira Revolution on Ice) no da tiempo a pensar mucho.
12 años de patinaje a nivel mundial... ¿qué balance hace?
Comencé a los 15, cuando me dejaron competir con mayores, y ahora tengo 28. Todo fue poco a poco, mejoré cada año y esa fue una de las claves para que pudiera estar tanto tiempo en el alto nivel. El balance es muy bueno, pude ganar siete Europeos, dos oros Mundiales, un bronce olímpico...
Su familia fue clave, su hermana le llevó al hielo y sus padres lo dieron todo...
Gran parte de lo que conseguí fue por ellos. Tuvieron que hacer muchos esfuerzos y sacrificios por mí, mis padres hicieron horas extra y trabajos aparte. Eso me daba una sensación adicional para seguir luchando. Pero ellos sólo me pedían que me esforzara, nada de resultados ni de agobiarme. Los éxitos que logré fueron un plus.
Se fue con 17 años a EE UU, sin saber inglés y con un técnico ruso. ¿Fue duro?
Fue difícil, por el idioma, porque era muy joven y tenía que empezar a vivir sin mi gente, más sólo. Y cuando me adapté nos fuimos a Rusia y otra vez lo mismo... Muchos viajes, hoteles... No pensé en dejarlo, pero sí en irme de allí. La sensación era de impotencia, porque no me sentía bien.
Y luego encontró a Brian Orser y se fue a vivir a Toronto (Canadá). Allí vino el éxito.
Le escribí a Brian un mail, hablamos y me dijo que probara. Fue en 2011. Me encantó el ambiente, los entrenadores.... Sacaron todo mi potencial, pero de la mejor manera, amigable, natural. Sabían cuándo ser exigentes y no. Había una conexión y una confianza mutua.
"Mis padres hicieron horas extra para que pudiera llegar a lo más alto"
Su primer triunfo fue en el Skate Canadá y un medio tituló: '¿Puede salir un patinador de la tierra de los toreros?'.
En España no estaba previsto que hubiera un buen patinador. Pero al fin y al cabo no es el país, sino la persona y el trabajo que se hace. Fue bonito poner España en el mapa del patinaje y que la gente me admirase aunque no fuera española. Tengo fans de Canadá, de Japón... Eso es genial y trato de cuidarlos.
Usted hizo de la carencia virtud y en muchas ocasiones puso su lado latino en la pista.
Traté de meter estilos diferentes, me gustaba innovar y transmitir a la gente. Yo soy un patinador al que le gusta expresar más allá de la música clásica o psicodélica. Mi estilo es ser como un actor que intenta conectar con el público.
Entre 2013 a 2019 fue fijo en podios internacionales.
Era un paso adelante, ganar Europeos, y en 2015 llegó el primer oro mundial. Era una competición muy difícil, iba detrás de Hanyu, que es un patinador increíble. Y pude remontarle cuando él había hecho un gran programa. Y en 2016, en Boston, pasó parecido.
En los Mundiales de Boston, vestido de Sinatra, con Guys and Dolls... ¿Fue su plenitud?
Sí y no. Estaba algo lesionado, pero pude competir. Lo hice superbien y fue uno de los programas más perfectos que firmé en una gran competición. Además, al hacerlo en Boston la gente estaba muy unida a Sinatra. Fue un evento muy especial. Mis entrenadores me dijeron que fue un momento especial del patinaje mundial.
Quedarse sin medalla olímpica en Sochi 2014, ¿fue un palo?
Yo siempre que me ponía una meta la intenté conseguir. Fui cuarto, un fiasco, pero saqué algo muy positivo. Eso me dio más fuerzas para convertirme en mejor patinador. Por eso, vinieron luego los títulos mundiales y los Europeos.
"Mi objetivo es que el camino del patinaje se allane para deportistas futuros”
Y en los Juegos de Pyeongchang 2018 llegó el bronce y cerró su currículum.
Los Juegos son una competición completamente diferente, por la presión. Sabía que iba a ser mi última oportunidad, y la verdad es que fue quitarme un peso de encima. ¿Me habría gustado ser campeón olímpico? Sí. Pero esta medalla fue un regalo para mí a nivel personal. No queda mal palmarés ¿no?
¿Con qué personajes de los que hizo se identificó más?
Sinatra, me gustó mucho Piratas del Caribe, y también me sentí muy cómodo cuando interpreté a Chaplin.
En este siglo sólo es comparable en Europa a Plushenko.
Es uno de los patinadores más importantes de la historia y eso no se lo quitará nadie.
Siente que deja un legado.
Por supuesto, el hecho de dar a conocer un deporte nuevo, que la gente lo vea por televisión, que haya niños y niñas que quieren patinar... Todo eso es como crear una nueva ruta, ahora se trata de mantener ese camino en pie y allanarlo para los que quieran continuar cerca del patinaje. Con nuevas pistas, ayudas... Tiene que ser todo.
Ahora vive la presión de otra manera, como showman y empresario, con su gira Revolution on Ice (ayer estuvo en Zaragoza).
Continúa siendo una manera de promocionar el patinaje. Que la gente lo conozca en directo, como espectáculo, más allá de la competición. A mí me gusta hacerlo y es bueno para que el público vea algo más. Queremos que los que vienen se diviertan. Hay programas movidos, otros sentidos, con grupos de música (Taburete, Aitana, Vanessa Martín), patinadores de nivel, DJ (Carlos Jean).
Y ahí también fue innovador, porque todo comenzó con un show modesto en Hortaleza.
Hemos aprendido y ya no es sólo un show, es un Tour. Queremos ofrecer los mejores patinadores y un gran producto audiovisual. Es trabajo, pero el resultado y la sensación que deja es lo mejor. Es una forma de transmitir mi pasión después de mi retirada y quiero seguir ligado a mi deporte y a mi país, porque hago shows fuera, pero me encanta hacerlos aquí.