Bragado es de mármol
El marchador madrileño cumple 50 años con los Juegos de Tokio, que serían sus octavos y su "punto final", en mente. El suyo es un caso inigualable.
Jesús Ángel García Bragado cumplió 50 años el 17 de octubre. Medio siglo para Chuso, que este mismo 2019 fue octavo en los 50 kilómetros marcha de los Mundiales de Doha, un hito. Pero en 2020 hay más. “Mi objetivo es acudir a los Juegos de Tokio, eso sí sería ya el punto final a mi carrera”, explica Bragado, madrileño de Canillejas, que iría por octava vez a la cita olímpica, desde que debutara en una gran competición en Barcelona 1992. Hace 27 años... De ahí sus mil apodos, Bragator, Hombre de Mármol...
“Después de Barcelona 1992 me dije que competiría poco tiempo, hasta que fuera medallista olímpico. Pero como no lo logré, fui a todos los Juegos desde entonces y mire aquí sigo, partido a partido, como dice el Cholo Simeone”, cuenta Chuso, que en el camino disputó 13 Mundiales con el oro de Stuttgart 1993 y tres platas (Atenas 1997, Edmonton 2001 y Berlín 2009). En el último, en Doha, reconoce que tenía “la mejor forma de los últimos diez años”. Y marchó con 49. Un superdotado, un caso inigualable.
¿Cuál es la clave? “Evidentemente el cuerpo está peor y hay más achaques, pero también ganas e inteligencia. La clave es tener ilusión por seguir haciendo las cosas como cuando empecé. Si en Tokio fuera de los ocho primeros, serían mis terceros mejores Juegos. Pero es que en los anteriores salí siempre a por todas. Si no lo hubiera hecho tendría algún diploma olímpico más, pero claro, si yo supiera lo que sé ahora... Claro que me habría ido mejor.”, dice Bragado, que el domingo parte a Potchefstroom (Sudáfrica) para entrenarse de cara al año olímpico: “Serán tres semanitas allí, para luego venir a España en diciembre y enero con entrenamientos de calidad de cara al Campeonato de España de Torrevieja en febrero”. Profesionalidad total.
En esos Nacionales, Bragado debe rubricar su billete a Tokio aunque ya ganara la plaza de elegible por su octavo en Doha. “Tengo que acercarme a la mínima (3h50), pero voy con todo, porque es mi último año y si no ya me retiro”.
Bragado ya hizo historia en Río 2016, cuando sus compañeros le hicieron un pasillo eterno al cumplir siete Juegos y ahora quiere agigantar su leyenda en territorio japonés. “Estar en Tokio es lo que mantuvo vivas mis ganas de entrenar, de cuidarme, de estar bien... Lo ves asomar y se te remueve algo”.
Chuso asegura que esta sí que será su última carrera. “De verdad, ¿eh? Los de los Juegos serán los últimos imperdibles que me ponga en mi vida. Ya lo he dejado muy claro, para que luego no me líen ni en Ligas ni en nada...”, sigue el madrileño, que comenzó a marchar en los 90 por las calles de Canillejas, ahora muy transformadas.
Chuso recuerda aquellos entrenamientos por el asfalto madrileño en los complicados años noventa y, sin embargo, ahora ve como su barrio es el del Atlético de Madrid, su equipo de fútbol de siempre. “Me invitaron al palco del Wanda Metropolitano por mi cumpleaños y fui con mi hija y mi padre. Les dije que había que ir en metro, porque es donde está el ambiente chulo. Son tres paradas, de mi casa al Metropolitano. Era bestial, todos en el tren con bufandas del Atleti. Del Calderón tienes el corazoncito, pero el Atleti tiene un pedazo de estadio”.
Chuso reside en Barcelona, pero viene mucho a Madrid. “Aquí es donde viven mis padres y hay muchas historias. Por mi barrio y cerca del Wanda entrenaba y entreno con mucha frecuencia, porque está cerca el carril bici y por ahí marcho. Hay un grupo de entrenamiento que ha montado un circuito muy cerca”.
Pero la mente de Bragado se mueve rápido y pasa de Madrid a Tokio instantáneamente. Aunque tal vez debe pensar en Sapporo, el lugar al que se movió el maratón y la marcha por las temperaturas extremas de la capital japonesa y después de la experiencia brutal de Doha. “Seremos como la vela u otros deportes, que no estaremos en la sede principal. Pero lo importante es estar allí y ser olímpico”.
¿Y cómo le afecta el cambio de sede? “No lo sé... Cuanto más duro podría ser mejor para mí, pero dejando al margen la visión egoísta, al equipo español de marcha en general le va mejor ir a Sapporo que a Tokio. Será difícil, pero no imposible. Será un clima más continental, no el puramente asiático que hay en Tokio. Perderán opciones los propios japoneses, que, como se vio en Doha, las tenían casi garantizadas”.
Pero Bragado no es de arrugarse y ya tiene su fórmula: “Desde mi perspectiva personal tendré que entrenar a un ritmo más alto. Tengo que salir con la idea de un diploma. Procurar entrenar bien, no lesionarme en estos meses y llegar en las mejores condiciones”. Y así, aumentará una leyenda que ya es gigante.