Cheslin Kolbe, el bólido que desafía a Inglaterra
El veloz ala sudafricano, que se ha recuperado justo a tiempo para la final, es primo de Wayde Van Niekerk, plusmarquista mundial de 400 metros. "Es nuestro factor X", dice Erasmus.
En una Sudáfrica entregada al músculo, que ha vuelto a hacer del rugby de trincheras su santo y seña en este Mundial, la principal amenaza en la final de este sábado (10:00, #Vamos) contra Inglaterra será Cheslin Kolbe, un ala de 1,70 y 74 kilos con uno de los cambios de ritmo más explosivos del panorama.
De casta le viene al galgo, porque es primo del atleta Wayde Van Niekerk, récord mundial de 400 metros lisos (43.03 en la final olímpica de Río 2016). Lleva la velocidad en los genes y, de hecho, apuntaba a seguir el mismo camino que su familiar, que paradójicamente lleva dos años sin competir tras sufrir una grave lesión de rodilla en un amistoso de rugby. “Empecé con el atletismo. Hacía los 100 metros y, pese a mi altura, también vallas”, asegura.
Precisamente la altura podría haber sido su hándicap. En categorías inferiores le dijeron que debía ser medio melé si quería llegar a los Springboks y se mudó a Francia (juega para Tolouse desde 2017) pensando que no haría carrera internacional en su país.
Nada más lejos de la realidad. El seleccionador Rassie Erasmus cuenta con él desde el año pasado (le considera un jugador “de talla mundial” y “el factor X” del equipo) y ha sido un puñal en los tres partidos del Mundial que ha jugado (ante Gales, en semifinales, no estuvo por lesión). Especialmente contra Nueva Zelanda, con 124 metros recorridos con balón y once defensores batidos. Su próxima misión, desmontar la tupida defensa inglesa. La copa Webb Ellis está en juego.
Este viernes, desde las 10:00 (#Vamos), la Nueva Zelanda de Steve Hansen y la Gales de Warren Gatland, plagadas de suplentes, se juegan el tercer puesto en Tokio. Será el último capítulo de los dos seleccionadores kiwis al frente de sus respectivos equipos.