En Nava se impone el saludo de su afición al equipo rival
Pese a que el Logroño acabó con su condición de invictos en la Asobal, los aficionados y el club felicitaron uno a uno a los riojanos
El Balonmano Nava ha traído nuevos hábitos a la Asobal. Un pueblo de 2.800 habitantes que compite en la élite, y que pretende que todos su partidos sean una fiesta. "Aquí ningún rival puede irse maltratado. Nuestro orgullo de que los equipos de fuera se sientan cómodos", aseguraba el presidente del Nava. Julián Mateo, hace unos días en este diario.
Aunque en España no es habitual, en muchos países europeos se celebra el tercer tiempo, entre jugadores y aficionados, en los bares de los pabellones. Aquí es casi imposible. Todos tienen prisa para volver a la carrera a sus destinos, y salvo casos contados, incluso equipos de la misma comunidad tiene más de dos horas de distancia en carretera como mínimo. Quizá por eso, además de la comida habitual de hermandad entre peñas, más generalizada en el balonmano, sobre todo los clubes más históricos, al final del partido en Nava de la Asunción, los jugadores locales y los del Logroño pasaron a saludar en fila a los aficionados de la grada del pabellón municipal.
Poco importó que el Logroño fuese el primer equipo en derrotar al Nava en La Asobal (27-31), que estaba invicto hasta ahora con una victoria y tres empates. Además, Miguel Ángel Velasco, ahora entrenador del conjunto riojano, nacido y formado en Nava, de donde salió con 15 años para jugar en el Valladolid, fue agasajado por el club, dos excompañeros de sus tiempos en la cantera navera: Carlos Villagrán, el capitán y central del Nava con quien también compartió años en el Valladolid, y Oliver Ajo, ahora el responsable de prensa del equipo. entregándole una camiseta enmarcada de la entidad aunque lleve más de veinte años apartado del equipo de su pueblo.