Adrián Ben, el mejor español en 800 en los Mundiales de siempre
El gallego de Viveiro, de 21 años y sexto, logró la mejor clasificación española de 800 unos Mundiales en una carrera ganada por Brazier, del Nike Oregon Project del sancionado Salazar.
Adrián Ben remató su sueño con el sexto puesto (1:45.58), la mejor posición histórica de un español de un ochocentista en unos Mundiales (por delante del octavo de Tomás de Teresa en 1991). Es el chaval de Viveiro, de 21 años, que se ha presentado al mundo. “He corrido tres finales en cuatro días. Para venir el 36 del ranking no está mal la cosa”, decía con ironía gallega Adri, de 21 años.
Aguantó el tipo en una final kamikaze que dominó Donavan Brazier, oro (1:42.34, récord de Estados Unidos) el mismo día que su cuadra de entrenamiento, el Nike Oregón Project (NOP), veía como su head coach Alberto Salazar era sancionado cuatro años por sus relaciones oscuras con el dopaje. Brazier se entrena con Pete Julian, el entrenador asistente del NOP, pero desde hoy tiene prohibido por la IAAF hablar con Salazar.
La carrera fue dinamitada por Wesley Vázquez que se entrenó en Madrid este verano. “Vamos papi”, bromeaba con él Ben. El puertorriqueño, un atleta de casi 90 kilos, corre los 800 como si fuera un 400. Sale a tope y hasta donde dé la máquina. Así pasó a 23.53 los 200, a 48.99 los 400. Ben iba rezagadísimo, parecía fuera de carrera, a casi 15 metros.
Esos ritmos salvajes son demasiado para un atleta recién llegado a los 800 metros y que hizo su dos marcas personales en estos Mundiales (1:44.97 y este 1:45.58). Pero, sin embargo, y, a distancia de la pelea, nunca bajó los brazos. En el 600 comenzó a avistar cadáveres fulminados por el tremendo ritmo del caribeño al que dio continuidad Brazier, que acabó infatigable el último 100, como si no costara trabajo.
En esa recta, Ben recogió a esos atletas derruidos y los dejó en la cuneta. Primero Clayton Murphy, último y también del sospechoso proyecto NOP. Después Marco Arop, el canadiense. Casi cae el kamikaze Wesley, al que este verano le había pedido que le regalará el dorsal de una Diamond League tras una sesión en Madrid. La plata se la llevó el bosnio Amel Tuka (1:43.47), el bronce era para el veloz keniano Ferguson Rotich (1:43.82).
“Habrá que entrenar más, ¿no? Es lo único que se puede hacer. Salieron a comerse el mundo y yo aguanté”, contaba Adrián Ben, “feliz” con el sexto puesto. “Por la noche dormí bien, tranquilo”. ¿Para el próximo campeonato se hará algo en el pelo? “Eso es sólo llamar la atención, aquí hay que entrenar y correr”, contaba el de Viveiro, que dio las gracias a su entrenador Arturo Martín: “Él sacó lo mejor de mi, hizo que pudiera venir en forma y gracias a él y mi grupo me levanto con ganas de entrenarme y divertirme”.
Su inocencia contrasta con el entorno del ganador , que no calentó con Salazar cerca, porque no puede y porque tiene prohibido hablar con Brazier y toda su cuadra de atletas bajo amenaza de sanción. "Yo no le vi...", dice Ben, que es el quinto finalista de España en estos Mundiales de Doha tras María Pérez, Eusebio Cáceres, Chuso García Bragado y July Takacs. El sexto de Adri es el mejor puesto hasta ahora. El más joven de la Selección. Dando ejemplo.
“¿Ves como Adri no iba a ser último?”, decía Fernando Carro, que aparecía por el estadio tras la final. Efectivamente, Ben fue sexto, el chico gallego orgulloso de su ciudad: “No pedí ser de Viveiro, simplemente tuve suerte”.