Día grande para Ben y Carro, una historia del grupo del míster

Era agosto de 2016 y Fernando Carro se llevó en su Fiat azul a tomar un gofre un adolescente gallego, que acababa de aterrizar en la Residencia Blume de Madrid. Iba con Adrián Ben, que se incorporaba al grupo de Arturo Martín, conocido allí como 'el míster'. Este martes sus dos discípulos, Ben y Carro, están juntos en unos Mundiales en Doha, donde se enfrentan a uno de los días más emocionantes de su vida… Adri, de 21 años, corre por sorpresón la final de 800 y Fernando, de 27, tiene las eliminatorias de 3.000 obstáculos en el mejor momento de su vida. Llega cuarto del ranking con su récord de España (8:05.69, en Mónaco).

La historia de ambos se cuece fuego lento. "Sólo necesito unos años, tiempo para trabajar", decía Arturo Martín, hombre de pocas palabras, pero certeras. Y lo tuvo. Sacó primero a la élite a Carro, que se incorporó a su grupo en 2010, y ahora ha llegado Ben, "el tío de Viveiro que se entrenaba al lado del paseo marítimo" al que ya conocen los mejores ochocentistas del mundo. "Adrián es un chico que ve muy claras las cosas, que sabe que quiere ser bueno. Tiene mucho talento, es resistente y rapidísimo. Se cuida mucho. Él llegaba muy bien y en 800 hace falta un punto de suerte, que ha tenido", explica Martín, sobre el más joven de la Selección, que hizo muchos entrenos de fondo, porque él llega del cross, del 1.500. "Si es que hizo entrenos conmigo, más que de 800. Eso sí es mil veces más rápido que yo, tiene mucho más talento", dice Carro.

Ben, que tenía la peor marca de los semifinalistas, es más directo: "En serio, sigo sin saber si estoy en un sueño". Si no es octavo (como fue De Teresa en 1991) será el mejor español en la historia de unos Mundiales. Y eso que un viernes de este julio, en Gavle (Suecia), merodeaba hundido por el hall del hotel tras ser eliminado de las semifinales del Europeo Sub-23 de 1.500. Se fue por la tarde a tomar una hamburguesa con el míster y su compañero de grupo Valladares. Vieron a Carro en la Diamond League de Mónaco. "Los dos se me tiraron encima y me abrazaron, estábamos emocionados, porque Carro había hecho el récord". Era un triunfo del equipo. Ben se transformó: "A partir de ahora lo que diga el míster es sagrado".

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"Cuando ves que alguien de tu entorno sale hacia adelante, hace que te motives en los periodos de duda. Eso me pasó a mi cuando conocí a Arturo Casado en 2010, que había sido campeón de Europa", explica Carro que tiene una tesis sobre la cultura de su grupo de entrenamiento, en el que, además de Ben, hay otros talentos, a punto de explotar, como Pablo Sánchez-Valladares (800), Sergio Jiménez (1.500) y Jesús Ramos (1.500): "En nuestro grupo hay gente que no tiene tanto nivel (Jimmy, Riki, Fresnillo, Rober…) pero que son 100% profesionales y que pueden servir de ejemplo para Adri. Ellos y yo le ayudamos en muchos factores, a formarle como persona y motivarse con cosas que a veces él no ve. Que sepa que vamos todos a una. Eso trato de reflejarle. Es el espíritu del Pater (Óscar San Juan), un amigo nuestro educador social, que ahora vive en Argentina, y era como un psicólogo encubierto, un hombre muy filosófico. Esa semilla germinó y todos somos así entre nosotros ahora". El silencio de Arturo Martín es la otra herramienta de gestionar atletas. "Muchos días me quitan la vida", dice en madrileño 'rajado' de Valdebernardo.

Tras la reflexión psicológica, como líder actual de la tropa, Fernando Carro ya habla de sí mismo y sobre su afrenta de hoy en los 3.000 obstáculos, en los que esta situado en la primera serie (pasan tres puestos y seis tiempos): "Estoy como un león enjaulado, porque llevo aquí en Doha desde el jueves y quiero competir ya. Adrián me ha puesto los dientes largos que flipas. La semifinal va a ser un desafío. Primero estaré a la expectativa, veré si tiro o no". Día grande para Fernando Carro y Adrián Ben y todo el grupo del míster.