Hosszu y Peaty, primer oro sin récord para dos leyendas
La húngara suma su cuarto título seguido en los 200 estilos mientras que el británico logró el tercer título de los 100 braza: esta vez no logró bajar de 57 segundos.
La segunda jornada de finales deparó el triunfo de dos clásicos ya de la historia de la natación. Katinka Hosszu y Adam Peaty llevan al menos un lustro liderando sus pruebas y pulverizando récords, el tiempo no pasa para ninguno de ellos ni los rivales les tosen. Su hegemonía se mantuvo en los Mundiales de Gwangju y en cambio la que se quebró fue la de la sueca Sarah Sjöstrom, quien perdió el oro en sus 100 mariposa a menos de la joven canadiense Margaret Mcneil.
La tarde empezó a lo grande. Si en la primera jornada fue Sun Yang quien puso patas arriba la piscina con su brillante y polémica victoria en los 400 libre, Adam Peaty desafío de nuevo el récord del mundo de los 100. Nadie dudaba que iba a colgarse el oro. Entre él y el resto de perseguidores hay la misma distancia que de Corea a Marte. Pero en esta ocasión no logró bajar de 57 segundos como había conseguido la tarde anterior. Se quedó en 57.14. Una locura, aunque los espectadores esperaban otro bocado a la historia de su leyenda de la braza. La plata fue para su compatriota James Wilby (58.46) y el bronce para el chino Zibel Yan (58.63), con récord de Asia incluido.
La adrenalina de la velocidad, donde los míseros pero trascendentes detalles marcan el podio, se trasladó posteriormente a los 100 mariposa femeninos. Territorio Sjöstrom. Tanto lo iba a ser que hasta la sueca coqueteó con el récord del mundo en el primero 50. Nadó cinco centésimas por debajo. Pero midió mal y acabó sin gasolina. Su vuelta fue la tercer peor y se conformó con la plata (56.22). El oro se lo llevó incluso holgadamente Macneil, con 55.83, récord americano y unos últimos 50 metros de 29.06 apoteósicos. Con deportividad, la sueca abrazó a su rival.
La última de las finales, dejando a un lado el segundo oro de Caeleb Dressel, fue la de los 200 estilos femeninos. Katinka Hosszu, a sus 30 años, ganó su cuarto título seguido. No tiene fin la historia de amor de la húngara con esta prueba, que domina como nadie en todas las modalidades. En esta final, en la que de nuevo nadó por debajo de 2:08 (2:07.53), estuvo alejada de la primera posición en las postas de mariposa y espalda, pero se recuperó en la braza y liquidó la prueba en el estilo libre con un final de oro. La plata se la colgó la china Shiwen Ye, quien en Londres 2012 fue campeona olímpica con solo 16 años (2:08.60), y el bronce la canadiense Sydney Pickrem (2:08.70). Canadá sigue al alza.
La jornada deparó la eliminación de Jessica Vall en los 100 braza, al quedar en la posición 13ª (1:07.46). Nadó por debajo de sus marcas en los primeros 50 y eso le hizo imposible remontar. Yuliya Efimova (1:05.56) y Lily King (1:05.66) dirimirán un duelo apasionante, tanto o más que el de los 200 libre en el que chino Sun Yang llega con la segunda mejor marca. La tercera jornada promete de nuevo emociones fuertes.