NATACIÓN ARTÍSTICA | GWANGJU 2019
España exporta conocimiento: el legado del equipo de Tarrés
En Gwangju se han juntado hasta Anna Tarrés, Beth Fernández, Andrea Fuentes, Esther Jaumà y Silvia Hernández. Y hay más entrenadoras repartidas por el mundo.
De 2003 a 2012, la Selección de natación sincronizada estuvo abonada al podio en prácticamente todas las rutinas. Con Gemma Mengual como referente y Anna Tarrés como seleccionadora, el equipo español desafió incluso el poder imperante de Rusia y proyectó una imagen al mundo de que su conocimiento de la natación artística era innovador y completo. Ese legado ha permitido que ahora un sinfín de entrenadoras españolas estén repartidas por el mundo. España exporta conocimiento.
El segundo día del Mundial de Gwangju, en la zona de vestuarios, coincidieron Beth Fernández, ayudante de Tarrés en la selección española en su época y ahora en Israel; la propia Tarrés, una especie de consultora que ha estado en Francia, México, Ucrania y ahora se encarga de asesorar a China y la propia Israel; Andrea Fuentes, seleccionadora de Estados Unidos; Esther Jaumà, que hace lo propio en Holanda e, incluso, Silvia Hernández, entrenadora de categorías que ahora está en Portugal. “España es una referencia y tiene un valor por todo lo que se hizo en el pasado. Hemos estado arriba, ahora también, pero la gente recuerda la etapa en la que éramos la segundas del mundo”, comenta Fuentes.
También en Estados Unidos, como responsable del equipo nacional de edades comprendidas entre los 13 y los 15 años que este agosto disputará por primera vez el Mundial en Eslovaquia, está Irina Rodríguez, una de aquellas nadadoras que pertenció al equipo de oro de la sincro hace una década. “Nuestra reputación es buena. No hay que olvidar que el equipo de Tarrés estuvo diez años en los podios mundiales. La gente asocia España a la buena sincro e incluso recuerdan nuestras rutinas... Y ha pasado ya una década. Tarrés creó una imagen de equipo innovador”, comenta Irina, quien reconoce que “hoy en día Europa domina este deporte y hay mucha demanda de entrenadoras”.
La ex nadadora ha estado en Argentina, Colombia, Méxito, Chile y hasta Bélgica. Eso le ha ayudado a ampliar su visión, pero no deja de tener la misma matriz que tenía Tarrés con España. “Viví esa época y su método funcionó. Aun así, tienes que percibir las estrategias deportivas de cada país. El reglamento ha evolucionado, es más exigente, las rutinas duran menos y requieren más ritmo y fuerza. Además, hay más especialización en las nadadoras: las saltadoras, la base...”, argumenta.
Andrea Fuentes, como Tarrés en 1998
“Tengo que hacerlo todo...”, cuenta Andrea Fuentes mientras camina de un lado para otro en los intestinos del Gimnasio Yeomju donde se celebra la natación artística. Andrea tanto habla con una nadadora como escribe ideas o informes en el ordenador, se hace fotos con las chicas como les insiste a que se alimenten tras las pruebas. Aceptó el reto de ser la seleccionadora de un país que antes del Mundial de Perth de 1998 dominaba la sincro mundial, pero que ahora se ha visto relegado al 12º puesto. El objetivo de Andrea es clasificarlo para los Juegos de Tokio y, cómo no, aportarle su visión del deporte y de la vida.
“Todavía me estoy formando como entrenadora. Quiero gente potente que quiera llegar a su mejor rendimiento, quiero gente única y auténtica. El resultado sería más singular. Ocho personalidades juntas en su máximo potencial son mejor que ocho ovejas en un corral”, relata de manera directa. En ese proceso está Andrea, y para ello “hago muchas charlas, les pongo retos para que se piquen... Hay que crear competitividad y que cada una descubre en qué destaca más para que sea única”.
Decidida como es ella, Fuentes, madre ya, cogió a toda su familia y la trasladó a California. Allí cuida de sus pequeño y de sus nadadoras. “Me dijeron que querían que este proyecto devolviera a Estados Unidos arriba. Yo, como siempre, lo voy a dar todo para que eso ocurra”, comenta Andrea Fuentes, ganadora de cuatro medallas olímpicas y ahora convertida en una entrenadora revolucionaria y auténtica, icono del legado que inició Tarrés en su día y que puso a España en el centro del mapa de la sincro.