Ona, 23 medallas: una plata como guinda a su palmarés

El glamour de Ona Carbonell iluminó una vez más el Gimnasio Yeomju de Gwangju en unos Mundiales de Natación que la han consolidado como la nadadora con más medallas mundiales. Este miércoles 17 de julio sumó la tercera de los campeonatos, la 23ª de su carrera. Una medalla simbólica porque puede ser la última de la barcelonesa, que en sus planes está dejar la natación artística al finalizar los Juegos de Tokio después de 15 años de esfuerzo supremo. No obstante, el goloso Mundial de Fukuoka en 2021 emerge en el horizonte.

Con esa decisión aún en el aire, Gwangju ha supuesto la coronación de la diva de la sincro. Ona ha brillado convertida en un icono de su deporte, ha sido reclamo de nadadoras y de aficionados, con rutinas trascendentes como la que homenajea a Nelson Mandela o de otras más clásicas pero innovadoras como la de este solo libre, una mezcla de rabia y cordura, dos de las cualidades de la española, que es capaz de combinar su elegancia técnica con la fuerza física de los elementos o las apneas inacabables.

Sobre la piscina, Ona, que salió la novena de las 12 participantes, fue un torbellino desde el comienzo. Fue la mujer de intenso carácter que cantaba Louisa Johnson en ‘Women Rules’ y luego se transformó en la serenidad de la voz de Luciano Pavarotti para acabar nuevamente enrabietada. Su sensibilidad musical le ayuda a cambiar de registro de manera natural, como si fuera un pez que adapta sus movimientos al compás de las olas. Con otra exhibición, Ona obtuvo una puntuación de (94.5667).

No le llegó para alcanzar a la intratable Svetlana Romashina, que también suma 21 medallas y en este Mundial, si no añade más pruebas a su repertorio, lo finalizará con 22, a solo una de Ona. La escuela rusa logró un registro de (97.1333). El bronce fue para la japonesa Yukiko Inui (93.2000), siempre por delante de la ucraniana Marta Fiedina (92.5667).