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MUAY THAI

Desirée Rovira: de mirar tras el cristal a pelear por un título

Desirée Rovira peleará el 1 de agosto en la velada que se realizará en el estadio Ramón de Carranza. La gaditana reside en Tailandia desde diciembre.

Desirée Rovira durante un combate.

A través de un cristal miraba Desirée Rovira como otra gente practicaba muay thai en un gimnasio que le "quedaba cerca de casa" y al que "se había apuntado para ponerse en forma". La gaditana no se atrevía a dar el paso y disfrutar de los movimientos de otros era lo máximo que hacía. Se pasó una temporada así, pero finalmente un día se atrevió a dar el paso. Su vida cambió. "Primero fue por probar, luego empecé a compaginarlo con mi trabajo y después fui más allá, quería resultados", reconoce a As esta traductora.

Rovira quería empaparse de la cultura thai, por ello no dudó en viajar a Tailandia, una ruta que repitió más veces. "La primera vez vine un mes. Quería aprender todo, comprender la cultura, la religión que rodea al deporte y gracias a ello lo comprendí. Tras eso empecé a competir. Sentí que estaba preparada y quería probar la experiencia", recuerda. Todo lo fue rodado, y decidió dar el cambio definitivo. "Justo coincidió con que se me acaba mi contrato laboral, creía que era el momento de probarlo y no quedarme con la duda de qué habría ocurrido y decidí venir a vivir a Tailandia en diciembre", apunta. Desde ese mes reside en el 7Muaythai Gym de Rayong. Piensa que acertó.

"Mi rendimiento físico ha mejorado mucho, mi cuerpo se ha amoldado a este estilo de vida... pero sobre todo mi técnica ha ido a más. En tailandia es el deporte nacional, lo viven desde pequeños a diario y lo que te puede enseñar alguien aquí es diferente a lo de España, aunque allí tengo un gran equipo (Chok Muay Thai de Cadiz)", asegura. Con esas mejoras, la carrera de Desirée sigue al alza y el próximo 1 de agosto se enfrentará a su gran oportunidad. Disputará el Campeonato Intercontinental WBC del peso mosca, siendo así la primera española en jugarse un cinturón de esta entidad (paso previo a un Mundial). Se cruzará con la italiana Elisabetta Solinas.

Todo es especial, también el escenario, el Ramón de Carranza. "Para cualquier cadista es un sueño. Tengo muchos recuerdos allí y poder hacer este combate allí es un plus. Es el encuadre perfecto. Muchas veces estoy en la cama y pienso en ese momento. Entra al estadio, ver a mi gente en la grada... se me ponen los pelos de punta", reconoce. La noche perfecta sería acabar con el cinturón, pero Rovira ha aprendido a disfrutar el momento. "No sé lo que pasará. Voy despacio. Todos los días aprendo algo y mejoro en algo. Lo que prometo es que daré el 100%. Pase lo que pase me quedo con el camino. No es el final. Además, si cuando miraba a través del cristal la clase de muay thai me dicen esto... nunca me lo podría haber creído", concluye. Los sueños se cumplen y Desirée Rovira cumplirá uno el 1 de agosto en el Carranza. Espera que no sea el único.