Lomachenko trituró a Crolla y volvió a ser 'NoMasChenko'

Anthony Crolla salió con miedo al Staples Center de Los Ángeles y lo pagó. En la cancha angelina le estaba esperando Vasyl Lomachenko, quien ataviado de púrpura y oro, en honor a los Lakers, dio una exhibición. En cuatro asaltos dejó KO al británico, retador oficial, para mantener los Mundiales WBA y WBO del peso ligero y apuntó a su objetivo: "Me gustaría Mikey García... quiero unificar los cuatro cinturones". El guante está lanzado, sólo falta que alguno de los otros campeones (García o Commey) lo tomen. Tras su lesión en el hombro peleó contra Pedraza en diciembre y notó el regreso. En Los Ángeles volvió a ser él mismo, un extraterrestre llamado 'NoMasChenko'.

La pelea sólo tuvo una lectura y Crolla demostró que miedo le atenazó. Lomachenko se dedicó a meter mucho ritmo desde el inicio y el aspirante guardó todo a un golpe, que nunca llegó. De hecho, en el primer asalto sus ataques se pudieron contar con los dedos de una mano. Se dedicó a taparse y aguantar el chaparrón. Error. Lomachenko no necesita que le dejes huecos, él los genera. Varió los planos de golpeo, los planos en el suelo con diagonales imposibles... y pegando muy duro. En el segundo asalto la historia se repitió y en el tercero el ucraniano apretó para poner el final.

Acorraló a Crolla contra las cuerdas y armó una tormenta perfecta. El árbitro se cruzó y paró la pelea, pero para contar. Lomachenko, al no haber rodilla en el suelo, pensó que había ganado (y también varios oficiales), pero el aspirante se había salvado por la campana. En el cuarto acto ni se despegó de las cuerdas. Recibió golpes de todos los colores y cuando sólo se habían pasado 58 segundos de round, un crochet a la sien lo dejó inerte sobre la lona. No hubo más pelea. Lomachenko debía exhibirse y lo hizo para reclamar la posición de mejor libra por libra de la actualidad, aunque él lo que más le importa es unificar toda la división. Quiere ser indiscutido.