—¿Qué objetivos se ha marcado en esta nueva etapa?
— En líneas generales, trabajar por la igualdad, especialmente en varios ámbitos: la participación de la mujer en el deporte desde los colegios hasta la élite, el colectivo de entrenadoras y juezas, la prevención de la violencia de género y la presencia en los medios.
—¿Cómo está el deporte femenino en España?
— En poco tiempo se han dado muchos pasos, pero debemos seguir avanzando. Formamos parte de un proyecto europeo en el que haremos esa radiografía, con la participación de las Federaciones, el COE y el CSD. Analizaremos en qué situación partimos para identificar qué aspectos son prioritarios.
—En líneas generales, ¿la mujer practica más deporte?
— No, las cifras en general nos dicen que no. Se está haciendo un gran trabajo en la educación física en los colegios, aunque se mantienen los estereotipos. No hay igualdad de oportunidades para dedicarse a las actividades deportivas que quieren. La mujer adulta cada vez es más sensible con la práctica deportiva y prueba de ello es el boom del running.
—Sube el número de licencias.
— Sí, pero muy lentamente. Las mujeres nos están dando muchos éxitos en el deporte de competición. No nos tenemos que quedar ahí. Que haya muchas mujeres ganando medallas no quiere decir que hayamos conseguido la igualdad.
—Sirven para tener referentes.
— Eso es muy importante, en el deporte y en la sociedad. Que las niñas vean a otras y digan: "Puedo ser boxeadora, futbolista o ingeniera". Las pioneras abren camino para las que vienen detrás.
—Otra asignatura pendiente es la presencia de la mujer en los órganos directivos.
— Es otro de nuestros pilares: el liderazgo en las organizaciones deportivas. Sólo tenemos tres presidentas de Federaciones nacionales. Según aumenta el grado del órgano de decisión, perdemos mujeres en el camino. Ya se están tomando medidas desde el CSD: se ha fijado una cuota y para que las Federaciones puedan recibir dinero público deben tener cuatro mujeres en su Junta Directiva o un 40% de representación femenina en sus ejecutivas. Está bien, pero sólo con eso no vamos a conseguir la igualdad.
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—¿Se ayudará también a las deportistas que sean madres?
— El CSD las apoya y ahora saldrá una subvención para favorecer la conciliación hasta que los niños cumplan tres años.
—¿Y a las deportistas paralímpicas?
— Ellas tienen los dos vértices de la desigualdad. El hecho de ser mujer en esta sociedad te puede penalizar y tener una discapacidad, también. Aquí, en el CSD, se ha creado este año la Conferencia Sectorial y presido el grupo de trabajo de igualdad en el deporte, que se bifurca en igualdad de género y de oportunidades, pensando precisamente en la discapacidad. Ese es el caldo de cultivo del que queremos que salgan acciones, medidas… Además, Hacienda da una serie de ventajas fiscales a las empresas privadas para obtener fondos. Uno de los programas es Universo Mujer y este año, por vez primera, ha salido Deporte Inclusivo. Para las empresas es más atractivo que el patrocinio al uso.
—En el Anteproyecto de la Ley del Deporte existía un epígrafe íntegro sobre la mujer…
— Ha habido un cambio de paradigma. En la Ley de 1990 casi no se contemplaba la presencia de la mujer y en este Anteproyecto es prácticamente su faro. La sociedad ha cambiado, simplemente hay que adaptar la Ley a la realidad social. Queremos hacer del deporte un terreno libre de estereotipos de género.
—¿Y la brecha salarial?
— Existe. Está el deporte y, por otro lado, el deporte femenino. En la última lista de Forbes de los deportistas mejor pagados no había ni una sola mujer entre los cien primeros. Y en Río, el 11% de los entrenadores acreditados eran chicas…
—Una línea de actuación serán entrenadoras y árbitras.
— Hay muchos casos de padres que insultan a las árbitras. No se puede permitir en el deporte, donde los niños deben adquirir valores. Las mismas colegiadas te dicen: "Pitar en la élite es fácil y en la base tienes a la grada encima insultándote...".
—¿Y cómo se combate la violencia de género?
— Empieza por la educación en los coles. No insultan a la árbitra por una decisión sino porque es una chica y se creen más que ella. A veces también ocurre por la relación vertical entre la deportista y el entrenador, le ven como su Dios. No sólo se trata de violencia física, también hablamos de desprestigio, acoso, abuso de autoridad… Gestionarlo es complejo.
—Por fin el fútbol femenino tendrá su primer convenio...
— Ojalá esos avances se consoliden y la sociedad los asuma.