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ATLETISMO

Jaume Leiva: "El atleta de élite no vive del atletismo"

Jaume Leiva (Terrassa, 1983) está viviendo su mejor etapa como atleta. Su próximo objetivo: volver a superarse en el Maratón de Sevilla del 17 de febrero

Jaume Leiva: "El atleta de élite no vive del atletismo"

La carrera de Jaume Leiva (nacido en Terrassa en 1983) no conoce grises. Tras muchos altibajos deportivos y personales, el atleta catalán se muestra convencido de sus posibilidades y afronta el próximo Maratón de Sevilla cargado de ilusión. Jaume Leiva repasa en Diario As toda su carrera deportiva y señala qué y quiénes han sido sus mejores y peores compañeros en su viaje hacia el atletismo de élite.

Jaume Leiva, 'el chico de las botas de baloncesto', ¿de dónde viene esto?

(Sonríe) Pues eso viene de pequeño. Con 13 años empecé a jugar al baloncesto y corría carreras populares en Catalunya en verano, en Terrassa. Mi padre me llevaba a correr y me gustaba, no entrenaba ni mucho menos para correr porque jugaba al baloncesto. Lo curioso era que con esa edad era un tirillas y corría con las Reebook de Pump.  ¡Con esa edad ya tenía un 46 de pie!, se veía más la bota que a mí y sorprendía que llegara tan delante. Cuando llegaba siempre decían “mira, ahí viene el de las botas de basket” y así me llamaban en las carreras populares. Así pasaba los veranos, siempre hacía 5 o 6 carreras infantiles y no se me daban mal la verdad, tampoco es que llegara de los primeros pero disfrutaba mucho.

 ¿Cómo fue su infancia? ¿Creció en un entorno deportivo? ¿Se dedicaba alguien de su familia a esto del atletismo?

Totalmente, mi padre era un apasionado al deporte, siempre estaba en el AMPA del colegio dirigiendo el deporte. Mi hermano desde pequeño también jugaba al baloncesto y al balonmano. Yo empecé con lo típico, con cursillos de natación para aprender a nadar a los 3 o 4 años y luego fui probando deportes. A los 10 años empecé con el fútbol pero no era lo mío, tampoco me gustaba mucho. Me dio por el baloncesto porque mi hermano también lo jugaba y se me daba bien. En categoría cadete yo jugaba con el equipo que me correspondía por edad, con el junior y con el sub-23, todo eso en el mismo fin de semana. A veces con los mayores no jugaba pero bueno, cuando me tocaba salir me defendía. Era un chaval bastante técnico y habilidoso. Siempre he tenido el deporte en la cabeza. Siempre estaba en la calle jugando, era el típico niño al que esperaban los amigos para jugar. Era muy creativo, incluso me llegaba a inventar olimpiadas con diferentes deportes para pasar la tarde.

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Marcos Photo

Ha pasado por tanto por muchos deportes, principalmente fútbol, baloncesto, natación y atletismo. ¿Qué hace diferente al atletismo respecto a otros deportes? ¿Por qué apostó por el atletismo?

Fue difícil dar el paso cuando me tocó hacerlo. Tenía 16 años, ese año pasaba de cadete a juvenil en mi equipo de baloncesto. Con esa edad hice una carrera popular en Terrassa con los absolutos y quedé segundo. En esa carrera estaba Bartolomé Serrano, que es el mejor atleta que ha existido en Terrassa. En ese momento estaba retirado por una lesión y al verme me dijo: “creo que tienes cualidades, si quieres te presento mi entrenador, a Domingo López y pruebas”. Decidí probar, total, si no me llega a salir bien, tenía la posibilidad de seguir en baloncesto porque ese año me había llamado la Unió Manresana, lo que era el TDK. Fui a entrenar un día a las pistas de la Mar Bella de Barcelona con el grupo de Domingo López y recuerdo que había cinco chavales de mi edad. Sufrí y pese a ello vi que aquello era lo mío. Sabía que aquello era exigente, desconocía lo que era el atletismo. Quería entrenar con gente y lo decidí ese mismo día. Al mes y medio de iniciar los entrenamientos corrí mi primera carrera como federado, en la Jean Buin, para los niños aquella carrera es lo máximo y quedé segundo. Me vi que podía estar a un buen nivel y eso para un niño de 16 años es como un ‘tonto motivado’. A partir de ahí, empecé a notar que en el atletismo si ganas o pierdes, lo haces tú y tu entrenador. La sensación aunque parezca que no es compartida y empecé a entender que en el atletismo también hay mucho más esfuerzo y exigencia contra uno mismo. Esa creo que es una de mis virtudes desde que empecé, mi capacidad de superación y de querer ir siempre a un poquito más.

Su carrera fue avanzando y sin duda se convirtió en una carrera casi de homenaje a la superación personal, ¿qué pasó en 2008? ¿Sintió que tocó fondo? 

Es una etapa que viví de una manera muy intensa y negativa. Tuve problemas personales derivados de mi situación económica y me tocó trabajar mucho para salir adelante. Era monitor y coordinador de un gimnasio en Terrassa, trabajaba las ocho horas diarias de cualquier trabajador pero aún así no era suficiente. Tenía que moverme, empecé a trabajar de profesor de psicomotricidad infantil en guarderías y en otro gimnasio. Trabajaba 14 horas al día para salir de los problemas económicos que tenía. Además, tenía que seguir entrenando si quería mantener un nivel exigente de atletismo pero en ese momento se convirtió en secundario, desgraciadamente. Esta situación hizo que el cuerpo explotara, tuve una alopecia universal, es decir, se me cayó todo el pelo del cuerpo. Todo, cejas, pestañas, brazos, cabeza, barba, todo. Lo pasé muy mal, eran muchos nervios, mucho estrés. No quise meter a mi familia en nada. Sabía había tenido un fallo por fiarme de quien no me tenía que haber fiado y se aprovecharon de mí. Quise solucionarlo yo solo. Con todo esto aprendes mucho. Te das cuenta que tienes un entorno que te quiere y que te puedes apoyar en la familia y en los amigos. Fue lo mejor que hice. Fui saliendo poco a poco, me dije que los problemas ahí estarían y que si tienen solución se solucionarían y si no, ya me adaptaría a lo que viniera. Esa virtud de superarme y de adaptarme a los momentos más duros me hizo mejorar. A partir de ahí todo empezó a ir mucho mejor, tuve la valentía de dejar el trabajo que siempre había soñado para ser atleta. Para tomar la decisión recuerdo que me fui a Andorra yo solo, un mes, lo más arriba posible a Pas de la Casa. Allí solo había burros, caballos y vacas y estaba desconectado. Me vino genial para entrenar. Cuando bajé de allí, gané en 2012 el Campeonato de España de medio maratón a un nivel muy bueno y fui internacional por primera vez en el campeonato del mundo en Cabarna, en medio maratón. A partir de ahí, y aunque vi que era capaz de adaptarme a la nueva situación, también empecé a entender que no iba a poder vivir del atletismo. De hecho, Ahora mismo no tengo ni una beca para poder entrenar en un centro de alto rendimiento, yo no puedo entrar al CAR de Sant Cugat a entrenar, ni ir a los servicios médicos. Así están las cosas a nivel federativo. Cuando estás en la élite, tienes que seguir trabajando y me puse por mi cuenta. Me hice entrenador personal, entreno a mi propio grupo que es I run with Leiva. Hasta ahora puedo combinarlo todo y está siendo todo, ahora, tal y como lo había soñado pero tengo claro que profesional del atletismo no soy porque el atletismo no nos da para vivir. Por suerte, podemos vivir del entorno del atletismo.

Tenía problemas económicos graves, trabajaba 14 horas al día y mi cuerpo explotó con una alopecia universal que me hizo perder todo el pelo del cuerpo

Jaume Leiva

Escuchándole, parece claro que su carrera como atleta no admite grises, Debutó en un maratón, en Sevilla, hace ya casi 9 años siendo el 4º atleta nacional y a los pocos meses en Berlín terminó segundo europeo. Tiene campeonatos nacionales, es internacional, también ha sufrido lesiones y problemas que pueden parecer menores, como las gastroentiritis, apendicitis, etc, que no le han dejado rendir al máximo nivel. O blanco o negro. Todo esto ha dado forma a un atípico atleta de élite. 

Cuando estaba en mi mejor momento, gané el campeonato nacional, la Behobia - San Sebastián, me hice Internacional, competí en un Campeonato del Mundo, luego volví a subir a un podio con Javi Guerra y Landasen en un campeonato de España, hice 2:13 en maratón,... Estaba pletórico y justo ahí, en verano de 2013 me llega la lesión. Estuve unos primeros meses en los que nadie sabía qué pasaba. Primero parecía pubalgia o una sobrecarga pero no, tenía la cadera totalmente rota. Tuvieron que operarme a finales de diciembre de 2013 y lo que parecía que sería una operación más o menos sencilla, se complicó. Tuve problemas en quirófano, me dañaron la raíz de la L5 y eso me dio muchos problemas de enervación muscular lo que derivó a una recuperación mucho más lenta. Cuando ya parecía que iba a recuperarme, a los cinco meses de la operación, la pierna me falló y me caí. Me rompí el platillo tibial, cóndilo femoral y tres metartasos. Me tocaron otros cinco meses más de recuperación. Después de un año y cuando volvía a parecer que me recuperaba, tuve una fractura de estrés en el sacro y al final, casi dos años enteros. Más de 500 días sin poder correr y sí, pasé del blanco al totalmente negro. Fue bastante duro. Al ser entrenador no desconectaba, tenía que ir a los entrenamientos y a las competiciones y fue duro. Aprendí muchísimas cosas, maduré mucho y sobretodo conocí personas que no las hubiera conocido si no hubiera estado lesionado. Me quedo con mucho más con  lo positivo de todo y más ahora. Después de hacer 1:02 en Valencia tuve una charla con un grupo de amigos muy íntimo que me dijeron: “¿no crees que esos casi dos años casi sin correr te han dado dos años de vida deportiva a nivel de desgaste?” Y creo que sí, totalmente. Yo sabía que tenía un nivel para hacer eso pero no sabía que ya llegaría. Estoy muy contento por haber sacado adelante todas esas etapas y de disfrutar ahora de lo que estoy viviendo.

Cuando un atleta de élite está lesionado, ¿realmente deja de competir?

Estar lesionado es competir. Es una competición mental. Te tienes que decir constantemente que no puedes abandonarte. A veces me entraban ganas, y cuando recaía, me preguntaba si valía la pena seguir intentándolo pero por suerte he tenido gente detrás que me ha apoyado muchísimo. De todos, quiero destacar a Juan Carlos Castaño, mi patrocinador principal del Grupo Sur, porque cuando estuve lesionado dijo que quería apostar por mí. Él confió en mi, me acompaña a muchos sitios, incluso vino conmigo a Lanzarote, al Sands Beach. También le tengo que agradecer mucho a Juanan Fernández de Running Solutions que, cuando me denegaron la operación después de llevar meses esperándola por temas de seguro, él se hizo cargo de los costes económicos. Ahí es cuando ves que hay gente buena detrás e igual.  En estos casos notas que cuando más lo necesitas la gente buena está y eso es lo que más fuerza me ha dado. Me he levantado siempre, siempre me he dicho: “va, inténtalo”. Recuerdo que dos médicos, de los mejores que hay en los temas de cadera, me dijeron que no volvería a correr nunca más. Contra eso peleé también, tuve la suerte de contar con buenos fisioterapeutas y recuperadores. Fue duro porque tenía que desplazarme cada día de Terrassa a Barcelona con muletas, lloviendo, con frío o con calor, yendo a la recuperación y sin un trabajo seguro. No estaba como ahora que entreno a muchos deportistas y eso me da una seguridad económica. En ese momento seguí adelante y hasta ahora. Al final con mucha paciencia y trabajo salen los resultados y yo ahora he vuelto y he vuelto a mi mejor nivel.

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Estar lesionado es competir. Es una competición mental. Te tienes que decir constantemente que no puedes abandonarte.

Jaume Leiva

Le entrena toda una institución en esto del atletismo, Domingo López, el entrenador de más de 500 corredores. Le he leído en alguna ocasión decir que sin él, hubiera dejado esto hace tiempo. ¿Qué tiene Domingo que le hace tan especial?

A Domingo López le hace especial lo personal, más allá de sus entrenamientos o sus sistemas. Es una persona que tiene 79 años y que lleva desde los 22 como entrenador, o sea, 50 años ejerciendo. Para mí es mi padre deportivo y cuando lo he necesitado siempre ha estado ahí, en lo bueno, en lo malo. Lo bueno que tiene Domingo, y lo ha demostrado conmigo y con el grupo de chicos que tiene, es que nos cuida mucho. Recuerdo una conversación con él cuando solo llevábamos dos años entrenando juntos en un Campeonato de España de cross que hice mal, me dijo: “mira si tú quieres seguir corriendo y si quieres ser un atleta de élite, piensa que de estos 20 que te han ganado es probable que 18 no lleguen a ser senior a este nivel, tranquilo porque están entrenando mucho más que tú y puede que vayan más cansados y ahora tienen un rendimiento que no podrán mantener”. No falló, de los 20, de la etapa de los nacidos en  1983 y 1984, que recuerde, seguimos Javi Guerra y Arturo Casado, que vaya nombres estoy diciendo. Eran ya intratables para mí en categoría junior. Los demás ya no están. Mi objetivo en ese momento era seguir corriendo por muchos años y llevo ya 20, con Domingo, que por algo será. Pocos conozco que hayan estado toda su vida deportiva con un entrenador. Sé que empecé y acabaré con Domingo, lo tengo muy claro.

Además, usted entrena casi siempre solo. A nivel mental, ¿qué supone ser maratoniano solitario?

Llevo muchos años entrenando solo y ya no me cuesta tanto pero sí que me hubiera gustado tener un grupo. Al menos en tres o cuatro entrenamientos de la semana, me hubiera gustado poderlos hacer con gente más o menos del mismo nivel. Hace mucho a nivel motivacional y creo que se mejora. Lo están demostrando grupos como el de Toni Abadía, Chiqui Pérez, Camilo Santiago, Palacios,… los envidio sanamente. Al final el maratoniano necesita esa soledad, es una prueba muy exigente a nivel mental y siempre he entrenado solo, excepto los fines de semana en los que un día, quedo con el grupo de Domingo. El día a día es muy solitario, también por cuestiones de trabajo y de familia cuesta mucho. Además en Terrassa no hay más atletas de mi nivel. Por suerte entreno ahora a Juanmi Moreno que acaba de hacer 2:21 en Valencia, un atleta amateur de 42 años pero de mucha calidad y con Juan Pedro Mora. Hacemos rodajes en los que ellos pueden aguantar sobre 3:30/3:40 el kilómetro. Por familia y trabajo es difícil. Para mí es lo más duro de un maratoniano o de este deporte. Pero bueno, ahora estoy como un ‘tonto motivado’ y ya no me para nada. Si hace frío, si llueve, … nada. El otro día antes hacía un día de mucho frío y lluvia y podía ir a la cinta pero me negué, aunque los ritmos fueran más lentos quería correr fuera y al final me hice hora y media sobre la lluvia. Cuando la cabeza está fuerte, es difícil que te paren.

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Está teniendo una temporada brillante, venció en la Behobia, hizo su mejor marca en el medio maratón de Valencia lo que le ha valido para escribir su nombre en el olimpo del atletismo español, ha vencido con una suficiencia extraordinaria en Lanzarote, en la San Silvestre de Sant Cugat y tiene en el punto de mira la maratón de Sevilla, ¿cuál ha sido la clave?

He empezado estratosféricamente bien para mí. Creo que el secreto ha sido estar 40 días con la familia en Noruega este pasado verano. Tenemos una furgoneta equipada y nos fuimos. Hicimos 10.000 kilómetros en 40 días de furgoneta. Salí a correr todos los días pero no miraba el tiempo. Tenía que subir montañas y correr, quería combinar la familia y las salidas de esos días. No doblé ningún día, ni mucho menos, eran mis vacaciones pero en la pretemporada. Nunca lo había hecho así, ni tan largo, ni tan cómodo. Llegué aquí con una base que cuando empecé a rodar y me ponía a 3:30 e iba a 130 pulsaciones. Y me dije, “qué maravilla”, me faltaba el ritmo rápido así que le comenté a Domingo López que íbamos a ir a correr a Valencia, porque creía que en un mes y medio podía ganar ritmos. Lo que no me esperaba es que iba a correr tanto. Aquel día todo fluyó, se lo deseo a cualquier deportista, un día en el que todo va. Me la jugué porque iba con Javi y con Carlos Díaz, íbamos a 2:56/57 y las piernas no se cansaban. La segunda parte fue aún más rápida y aquello me dio para decir “tienes el nivel que merecías”. Me lo dijo Bartolomé Serrano, que es uno de mis masajistas: “Jaume créete que tienes la calidad que teníamos nosotros, lo único que te falta es tener el día y ese día lo tuve”. A partir de ahí, lo mismo, en Behobia salí con mucha confianza, con un poco de presión porque sabía que era el favorito y los medios de comunicación te hacen sentir esa presión. Gané bien y corriendo muy fuerte y ahora me lo creo, que quien quiera ganarme, que apriete conmigo. Tengo un nivel de 1:02:29. He entrado en el ranking de los 20 mejores de todos los tiempos en España, que ahí queda, aunque creo que me superarán porque estoy el 20 (ríe). Intentaré superarme a mí mismo también. Cuando la cabeza está fuerte, es difícil que te paren

¿Qué es lo que firma en el maratón de Sevilla?

Primero mejorar mi marca. Creo que es viable. Mi marca es 2:13:41. Tal y como estoy ahora creo que la mejoro, pero un maratón me da mucho respeto. Entreno pensando que han endurecido la mínima a 2:12, y voy a salir a por eso, si todo va bien en la planificación y sigo entrenando como estoy entrenando, la idea es bajar de 2:12. Espero que lo pueda conseguir. Firmo un 2:11:59, ojalá. Sería el maratón perfecto y si hago un 2:13:40, será un buen maratón porque habré mejorado mi marca pero reconozco que tengo que pensar un poco más que en eso. Los entrenamientos están siendo buenos y lo estoy demostrando. Estoy tirando de historial de otros años y me están saliendo ritmos muchos más rápidos que otros años.

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¿Cuál es el camino que se has marcado para llegar a tu sueño olímpico en Tokyo? ¿Lo ve real y factible? ¿Ve el sueño a color o aún en blanco y negro?

Sí, tiene color pero lo veo muy lejos y muy difícil. No solo por tener que competir contra una mínima exigente, que será lo mismo, 2:12 o por ahí irán los tiros. En España hay muy buenos atletas además de tener una muy buena marca, sé que tendré que estar en 2019 muy fino. Aún no quiero ir más allá. Sé que hay unos JJOO en 2020 y que son el sueño que siempre he tenido. Hay atletas muy buenos ahora, Javi Guerra, Camilo Santiago, Ivan Fernández, Iraitz Arrospide, Landasen a lo mejor seguirá, veremos a ver si Toni Abadía le dará por correr o al Chiqui Pérez o Houssame Benabou, es que hay muchos atletas de calidad. Ricardo Rosado por ejemplo, que acaba de hacer 2:13,… Solo son tres plazas y tampoco sabemos cómo habrá que hacerlo. Sí sabemos que hay un mundial en Doha, que es en octubre y que será muy duro. Quizá luego hay que hacer otra maratón en la primavera de 2020 y luego una en los JJOO,... Al no saber cómo están los otros atletas, tampoco me quiero obsesionar con Tokyo. Ahora lo próximo es maratón de Sevilla, a ver cómo va. 

Tiene pinta que el atletismo popular o running goza de una buenísima salud viendo la cantidad de carreras y corredores que hay en ellas pero parece que el atletismo de élite no llega a ser tan seguido pese al nivelazo de los nombres que acaba de decir. Pocos runners domingueros sabrán quién es usted, es una realidad. ¿por qué cree que puede pasar eso?

Es la gran diferencia de las carreras de antes y las carreras de ahora. Ahora hay un running popular bestial y es un negocio. Para unas cosas es positivo, pero creo que los organizadores, igual que ven ese negocio popular, tienen que pensar en los atletas de élite. Hay algunos que sí que nos valoran y nos contratan para ir a correr. Nos ofrecen lo que realmente creemos que valemos, y hay otros que no. Solo les importa el número de participantes y nos dejan un poco de lado. Les da igual. Les da igual si va Toni Abadía o Javi Guerra o Leiva, salvando las diferencias, porque van a tener igualmente 15.000 o 20.000 inscritos. Lo que nosotros cobramos es bastante mínimo, a diferencia de otros deportes. Creo que se debería valorar mucho más el deporte de alto rendimiento. Y fíjate, nosotros hasta incluso tenemos suerte, porque por ejemplo, el atletismo en pista, está cayendo cada vez más. Hay menos sponsors y cuesta mucho sacar los meetings. Ojalá volvamos a aquellos tiempos en los que se valoraba a los atletas de élite. Sin ir más lejos y lo digo sinceramente porque no tengo que esconder nada, yo me fui al medio maratón de Valencia pagándome todos los gastos. Hotel y transporte, haciendo 1:02:29 y sin cobrar absolutamente nada. Qué mínimo, al menos, que el desplazamiento. No es una de las carreras pequeña que les cueste un sacrificio pagarlo. Entiendo que si antes no tenía el nivel, que no me contrataran pero ya que has visto que he hecho un gran resultado, qué menos. Pero bueno, yo no vivo del atletismo puro y duro, vivo del entorno. Tengo la suerte de tener patrocinadores que me apoyan muchísimo. Y tengo suerte de mi trabajo. Hoy sé que me voy a ir a dormir a las 3 de la mañana pasando planificaciones a mis corredores.

Hay un libro sobre running y sobre la vida muy interesante de Murakami que se titula ‘De qué hablo cuando hablo de correr’ donde explica su pasión por la larga distancia, ¿de qué habla Jaume Leiva cuando habla de correr?

Para mí es mi vida. Es mi estilo de vida. No me planteo otra vida sin correr. Correr me ha dado todas las felicidades que me ha dado esta vida. Llevo más de media vida corriendo. Los mejores amigos, mi entorno, es entorno de atletismo. Ya sean pupilos a los que he ido introduciendo en este mundo o porque he tenido la suerte de crear el I run with Leiva que cuenta con más de 120 corredores. Ahí he formado hasta familias. Para mí es mi estilo de vida. Toda mi familia ha corrido. Mi mujer corre, mi madre también se apuntó a alguna carrera en su día, mis suegros, mis cuñados, mi hermano,.. Todo mi entorno está introducido en este deporte. Correr te da la libertad que otros deportes no te da. Es como una droga, si no, no habría 30.000 locos que corren una maratón. Es una droga de las buenas pero, con cuidado, hay que vigilar mucho, no es para todos. Estamos viendo desgracias por no tener un control y es tan fácil como ir a hacerse una prueba de esfuerzo.

Ya por terminar, con 35 años estando a su mejor nivel de siempre, imagino que ya escuchará que cuánto le queda, qué que tiene pensado hacer cuando lo deje, etc. ¿Cuánto le fastidia que se lo pregunten? 

(Risas) Yo no veo el final, claro, todo lo contrario. Cuando empecé después de la lesión sí que me fui planteando que si no bajaba de 1:06 en medio maratón, no sabría hasta qué punto valdría la pena tanto sacrificio por la familia y tal. Pero he ido mejorando después de la lesión, no veo el final aun sabiendo que lo hay. Hay un final en tres o cuatro años, porque también estoy cansado y quiero disfrutar de otras cosas pero mientras el nivel sea bueno y pueda seguir disfrutando y viviendo de esta manera, pues adelante. Sigo mi camino adelante y creo que lo estoy demostrando, más que con los resultados, con lo feliz que estoy siendo llevando ese equilibrio entre familia, amigos, ocio, trabajo y atletismo. Así que ojalá que me dure hasta Tokyo y que me pueda clasificar y si no, tengo como ejemplo a Abel Antón que fue campeón del mundo con 39 años, a Chema Martínez que se retiró a los 40, … grandes fondistas que se retiraron a esas edades, etc. Lo que tengo claro es que nunca voy a dejar el deporte. Cuando acabe esta etapa de atletismo de élite es probable que me pase al triatlón de larga distancia que también me gusta mucho. Quiero seguir disfrutando de la vida con el deporte, no me veo sin él, eso sí que te lo puedo decir.